El campo sevillano se ha visto seriamente perjudicado por el temporal de lluvia de este invierno y por el continuo desembalse de pantanos. Tras años marcados por la sequía el agua caída ha traído más consecuencias nefastas que beneficios a los cultivos propios de la provincia. Asaja-Sevilla cifra ya en 130 millones de euros las pérdidas por las inundaciones de los últimos meses.

Los cultivos más perjudicados son los de invierno: cítricos, frutales, patatas, olivar de molino y remolacha, cuyas recolecciones se han visto seriamente dañadas. La cosecha se ha perdido por completo en el caso de la naranja y en el de la patata sólo ha podido salvarse un 30% de la producción. Los agricultores con cultivos de frutales tendrán que asumir cuantiosas pérdidas, ya que su mantenimiento es uno de los más caros. En esta situación se encuentran varias explotaciones agrarias de melocotón de Tocina, donde el propio Ayuntamiento ha alertado de los graves perjuicios que el desbordamiento del Guadalquivir ha causado en estos campos.

Por ahora, los únicos cultivos que se salvarán de los daños del temporal son los que se llaman de "primavera", ya que su siembra se puede retrasar hasta mayo. Es el caso del algodón, el maíz, el girasol y el arroz. El único problema que presentan actualmente estos cultivos es que las tierras de siembra están totalmente anegadas, por lo que han de sucederse bastantes días de sol para que los terrenos se sequen.

Asaja-Sevilla también valoró los daños ocasionados en la ganadería, donde han muerto numerosas reses como consecuencia de la extrema humedad y de que muchos animales hayan fallecido durante las inundaciones.

La patronal agraria criticó a la Junta por su "frialdad", ya que según expuso en un comunicado, "su alianza con el ecologismo más radical y con los postulados de la nueva cultura del agua ha rechazo la construcción de nuevos embalses, lo que ha provocado que con el temporal de lluvia los pantanos existentes desembalsen agua y aneguen los campos".