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DERBI Sánchez Martínez, árbitro del Betis-Sevilla

Los invisibles. Javier Andrada, biólogo y fotógrafo de la naturaleza

"Podías estar un año entero siguiendo al camaleón o a la ranita de San Antón"

  • Experto en camaleones, sin segundas, ha convertido en un ritual viajar a las Galápagos, donde este biólogo hace antropología de la imagen. Desde allí votará por correo.

PIONERO en la fotografía de anfibios y reptiles, captó a un camaleón de Rota en una imagen que dio la vuelta al mundo y dedicó su tesis al cernícalo primilla de la Catedral de Sevilla. Javier Andrada (Sabadell, Barcelona, 1949) se centra ahora en el ser humano, pero en las islas Galápagos.

-¿Biólogo o fotógrafo?

-He trabajado mucho con la fotografía, pero lo que orienta mi vocación es la biología. Cuando hago esa carrera dejo de ser un estudiante regular. Antes había hecho mis pinitos en Arquitectura.

-¿No le interesaron los edificios?

-No es eso. Uno de mis primeros trabajos para la Junta fue la exposición 30 años de Arquitectura que coordinó Pérez Escolano.

-¿Fue alumno en Biología de Losada Villasante y de Cerdá?

-De Losada sí. Yo era de los de bota, biólogos de campo, no de los de bata, los de laboratorio que estaban con Cerdá en Genética.

-¿Qué le lleva a las Galápagos?

-En la mili leí un libro sobre ese archipiélago del austriaco Eibl-Eibesfeldt. Es decisiva mi amistad con Pedro A. Cantero. Lo conocí cuando colaboramos en un trabajo sobre Arquitectura del Agua para la Diputación, después hicimos series sobre casinos, comercios tradicionales. Pedro es profesor de la Olavide, Universidad que tenía un convenio con el Gobierno de Ecuador para un trabajo sobre turismo comunitario.

-¿En qué fase se incorpora?

-Cuando Dori Solís, profesora de la Universidad de Cuenca, en Ecuador, a la que luego nombraron ministra, le propone a Pedro un libro sobre la cultura del maíz. Nos fuimos una semana de Feria a ese país a coordinar el trabajo y cuando volvimos para hacer la corrección de pruebas viajamos a un par de islas de las Galápagos.

-¿Dónde entra en contacto con la Naturaleza?

-En la estación biológica de Doñana. Estaba entonces José Antonio Valverde y luego entró Castroviejo. Entonces había muy pocos fotógrafos de naturaleza y de anfibios y reptiles creo que ninguno. Colaboré en una serie de revistas como Periplo o Fauna Ibérica, la que hacía Félix Rodríguez de la Fuente, e hice la primera guía de la Península de anfibios y reptiles, un libro que está agotado.

-¿Qué anfibios y reptiles predominan en Sevilla?

-Los que en todos sitios. La salamanquesa, la culebra. Tú trazas una línea a lo largo de la costa andaluza y otra desde Galicia al Pirineo y ves el mismo tipo de anfibios y reptiles. Lo demás son variaciones y subespecies con influencias africana o europea. Era un trabajo muy metódico. Un año entero siguiendo al camaleón o a la ranita de San Antón.

-Población en las Galápagos. ¿Se acaba el mito salvaje?

-Creen que allí no vive nadie, piensan en paisajes volcánicos, fauna exótica. Hay cuatro islas habitadas. En dos de ellas, Isabela y Floreana, la más pequeña, vamos a hacer un proyecto de regeneración por un convenio con la Fundación Charles Darwin.

-¿Qué le aporta el biólogo al fotógrafo?

-Me gustaba mucho el Dibujo, lo dejé cuando empecé a hacer fotografía y ahora lo he recuperado. Pinté unas láminas botánicas de árboles de Sevilla.

-En la expedición del gaditano Celestino Mutis a Nueva Granada (Colombia) iban un grupo de dibujantes quiteños...

-En uno de nuestros viajes, nos invitó a comer el embajador español. La Embajada de Ecuador está decorada con láminas de Mutis.

-¿Cómo reaccionan a la cámara?

-La primera vez que fui a Marruecos, hice muchas fotos ante una sociedad tan distinta y que tenemos al lado. Me dio la sensación de que les estaba robando algo.

-¿Cómo se llega a esas islas?

-Hay dos aeropuertos, en Santa Cruz y San Cristóbal. A Floreana sólo se puede ir en una lancha que le llaman fibra. En la bahía de Posofí, en la época de los ballenerosponían un barril para que la gente dejara cartas o mensajes. Lo usan los turistas para enviar sus postales. Yo me mandé una vez una postal a mí mismo y la recibí en mi casa de Sevilla mes y medio después. Igual hay que volver a utilizarlo, porque estaremos allí hasta final de noviembre y habrá que votar por correo.

-El tiempo de la naturaleza no es el del hombre...

-Para hacer la foto del camaleón tuve que esperar mucho tiempo. ¿Sabe cómo caza? El camaleón tiene una lengua más larga que su cuerpo. Acecha en los árboles, va muy despacio y atrapa al insecto.

-¿Le interesa la población local?

-Hubo una época en la que hacía fotos de tipos de la Alameda y la calle Feria. Ahora no suelo llevar la cámara por la ciudad.

-¿Su trabajo es su afición?

-Tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Por mucho que quieras y que te guste, el trabajo siempre es trabajo. Me dicen: ¿te pagan el viaje, la estancia y por hacer fotos allí? Claro, es mi trabajo.

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