Sevilla

La generación de Rufino

  • Autor de 'El manuscrito de Inés', nace en Nerva en 1935, cosecha literaria a la que pertenecen Anson, Umbral, Julio Manuel de la Rosa o el menor de los Goytisolo.

ANDRÉS Sorel cogió ayer el AVE en Santa Justa para viajar a Madrid, donde se encerrará preparando su próxima novela después de Las guerras de Artemisa. Me sorprendió leyendo el fragmento de Confieso que he vivido de Pablo Neruda con el que Miguel Ángel Nieto inicia la biografía de Bobby Deglané, chileno como el poeta. Sorel iba por Kansas City con Ana Pérez Humanes, su compañera desde hace 34 años.

Casualidades de la vida. Uno andaba con un libro que lleva la firma de Andrés Sorel, una obra magna con mil trescientos personajes. La Fundación Germán Sánchez Ruipérez editó en 1988 un espléndido Diccionario de Autores que subtituló Quién es quién en las Letras Españolas. El propio Sorel, como secretario de la Asociación Colegial de Escritores de España, se encargó de remitir fichas a los colegiados, de llamar por teléfono a los más renuentes, para cerrar los ficheros definitivos el 15 de julio de 1988.

Andaba yo buscando la generación de Rufino González, que no viene en ese diccionario porque acaba de estrenarse como autor con la novela El manuscrito de Inés (Círculo Rojo). Rufino es de Nerva, un pueblo con nombre de emperador romano y de pasodoble taurino. Una música que sonaba como tono en los móviles de las mujeres de Nerva que fueron a la presentación en la librería Beta.

En el Diccionario de Autores hay nada menos que 16 escritores cuyo primer apellido es González, el mismo de este novel septuagenario bautizado Rufino, como la canción que Carmen Santonja le compuso hace un cuarto de siglo a Luz Casal.

¿Qué tienen en común Luis María Anson, Francisco Umbral, Luis Goytisolo, Raúl Guerra Garrido y Julio Manuel de la Rosa? Que los cinco son de la generación de Rufino González. Todos ellos nacieron en 1935, el año que el Betis ganó la Liga de O'Connell, aunque cuando Rufino llegó a Sevilla para curarse la poliomielitis, en 1947, el equipo estaba en Tercera.

En el catálogo de Sorel hay nada menos que 32 escritores nacidos el mismo año que Rufino González: hay un premio Cervantes (Umbral), un premio Nadal (Guerra Garrido: Lectura insólita de El Capital), un Biblioteca Breve (Luis Goytisolo: Las afueras), un académico de la Lengua (Anson), dos Adonais (Ángel García López y Jesús Hilario Tundidor). Fue un año pródigo para las letras sevillanas: en el penúltimo año de la República nacieron Fernando Álvarez Palacios, Enrique Soria Medina, Leopoldo Azancot, sevillano de cuna, el citado Julio Manuel de la Rosa y Carmen Ramírez, quizás la más actual por figurar en el Diccionario como autora de La Navidad en Andalucía, Campanilleros y Villancicos de Andalucía (tres tomos), Teatro leído de Navidad (editada por la Asociación de Belenistas de Sevilla).

Como Javier Marías, Rufino González adopta en su primera novela el femenino singular. Una vuelta de tuerca en la que tendría la comprensión de escritoras de su quinta, como Iris M. Zavala, la que más sabe de boleros del mundo, o Lilian Goligorsky, bonaerense, que en 1982, el año del Nobel de García Márquez, ganó el primer premio de narración erótica de la revista Playboy.

Narración y erotismo hay en El manuscrito de Inés, ambientada en Extremadura. Un guiño del autor a su buen amigo Jesús Domínguez Gómez, trianero que fue obispo de Coria-Cáceres, diócesis de la que fueron titulares los futuros cardenales Spínola y Segura antes de llegar a la de Sevilla. Rufino González no viene en el libro de Andrés Sorel porque mientras sus compañeros de generación escribían él hacía cosas más interesantes como fundar el Club Yeyé en el patio San Laureano, llenar Sevilla de cines de verano o traer a Eltohn John al campo del Betis. Hoy regenta en el Arenal el restaurante El Buzo.

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