calle rioja

Un soneto le manda hacer Sevilla

  • Homenaje. Un azulejo reproduce el poema que Aquilino Duque dedicó a las colegialas del Valle cuando coincidía con ellas en el tranvía que le llevaba a las clases de Gimnasia.

UN soneto le mandó hacer Sevilla y al hacerlo no se vio en ningún aprieto. Cuando Antonio Gala leyó el poema Colegiala del Valle, que Aquilino Duque incluyó en su primer libro de poesía La calle de la luna y que desde ayer queda impreso en azulejo en el mismo escenario que evoca, el dramaturgo cordobés le dijo a su autor: sudamericano "porque rimaba intensa con trenzas".

Fue uno de los actos más entrañables de estas jornadas que Sevilla dedica a Aquilino Duque (calle Betis, 6 de enero de 1931). El autor contó la génesis del poema. "Veníamos a hacer la Formación Física, una de las marías, en el descampado de los Salesianos, y en el mismo tranvía, todavía de madrugada, venían las niñas del Valle". A una de aquellas colegialas, oda a la educación diferenciada, va dirigido el poema de este autor políticamente incorrecto, que le saca lirismo a la trigonometría y las conjugaciones.

Hubo en el acto niñas del Valle, como María del Mar Sánchez Estrella, delegada de Cultura y Deportes, "yo era una de las niñas de las trenzas, porque tenías que llevar el pelo recogido", o Cecilia Lora, empresaria agrícola; pero también acudieron niñas de las Irlandesas, como Amidea Navarro, delegada de Casco Antiguo, o de las Esclavas, como la pintora Reyes de la Lastra, colegio que acogió a las del Valle cuando cerró este colegio evocado en el soneto.

Cuando un joven Aquilino Duque llegó a Cambridge, la casera que le acogió le dijo que no sabía qué tipo de padre sería, pero que apuntaba maneras de que en un futuro sería un magnífico abuelo. Como correlato de aquella profecía, después de las intervenciones de José María García Blanco, de la Fundación Cultura Andaluza, del propio Aquilino y de Juan Ignacio Zoido, alcalde de Sevilla, hubo que reponer la megafonía para un regalo inesperado.

El abuelo que nació el día de Reyes de 1931, año de la proclamación de la II República, recibió un regalo inesperado: su nieta Sally Mulvihill, 7 años, hija de un yerno de Filadelfia y de Marina, la mayor de los hijos del poeta, leyó un poema surrealista, casi ramoniano, compuesto al alimón con su hermano William, 12 años, a quien su abuelo señalaba orgulloso por sus méritos recientes. Los nietos del poeta viven en El Escorial, tocan el violín y el piano y William, como miembro de la Capellanía escorialense, apareció "entre Casillas y Esperanza Aguirre", contaba ufano su abuelo, "recibiendo uno de los premios de la Comunidad de Madrid". El nieto de Aquilino ha participado en Alicante en el rodaje de la última película de Ridley Scott con Brad Pitt, Cameron Díaz, Penélope Cruz y Javier Bardem.

Al acto asistieron sus hijos Adriano, que es profesor de Literatura en Filadelfia, y Pedro Pablo, fisioterapeuta en Viena. Faltaron sus hijas Victoria y Araceli, monjas en Madrid. Estaba Sally, la esposa norteamericana del poeta. Como lo vivió en la realidad, nunca le convenció La tesis de Nancy, de Ramón J. Sender, la historia de esa estudiante norteamericana que llega a Sevilla y se cartea con su prima. "Yo lo conocí cuando vine en tercero de carrera desde la Universidad de Pensilvania. Coincidimos en las tertulias literarias de la revista Ínsula".

Al descubrimiento del azulejo acudieron amigos del poeta como Pepe Cala Fontquernie, el arqueólogo Fernando Fernández, el poeta Jacobo Cortines y José Elías, ex director de Parques y Jardines. "Aquilino se parece a un helecho".

Homenaje en plena Feria del Libro. "En 1975, el año que volví a Sevilla desde Roma, me encargaron el pregón de la Feria, había dos paralelas, con sus connotaciones políticas". Recordó la sutileza con la que el director general de la cosa, el arabista Miguel Cruz Hernández, se refirió a que las paralelas son líneas que nunca se juntan, salvo en el infinito.

Todos perdonaron el lapsus en el primer verso: donde dice Va entornando la curva del tranvía, que es lo lógico, debería decir cuna del tranvía, pero no se pierde la rima en los versos que siguen: Tus ojos soñolientos, colegiala. / Lenta, la madrugada desiguala / las claridades... lueve todavía". Al poeta le gustó la intervención del alcalde. "Se nota que ha leído mi libro El mito de Doñana". Zoido jugó con el nombre del primer premio del poeta, un concurso radiofónico de Rafael Santisteban en Radio Sevilla llamado Lo tomas o lo dejas. "Aquilino Duque es así, lo tomas o lo dejas. Y Sevilla ha decidido tomarlo".

Hoy concluyen las jornadas con un paseo literario por la calle Betis (11:30) y una mesa redonda en la Casa de los Poetas y las Letras (20:00).

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