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Salud

Tres maneras de crear una familia

  • La clínica IVI Sevilla realiza 2.000 tratamientos de reproducción asistida al año, una salida para parejas mayores de 35 años, homoparentales y mujeres solteras por elección.

Tras tres años y medio sometida a tratamientos de fecundación in vitro, y siete años previos intentándolo de manera natural, Isabel Rodríguez consiguió quedarse embarazada de su hija Irene. Ella y su marido son el claro ejemplo de la perseverancia, ya que tras su primer hijo, se sometió a otros siete tratamientos más hasta quedarse de nuevo embarazada de mellizas. Aunque reconoce que a día de hoy se siente plenamente realizada, hasta llegar a este punto Isabel Rodríguez ha sufrido varios abortos, además de problemas de salud, como la extirpación de una trompa de falopio, y emocionales: "Es un proceso muy duro, en el que se te caen muchas lágrimas. Incluso, te sientes frustrada como mujer por no poder gestar".

Como ella, unas 2.000 mujeres se someten cada año a tratamientos de reproducción asistida en la clínica IVI Sevilla, siendo la técnica de fecundación in vitro la más frecuente, según explicó ayer el director del centro hispalense, Manuel Fernández, en un encuentro con padres con motivo del Día Internacional de la Familia, que se celebra hoy, 15 de mayo. "El proceso es muy lento y se necesita mucha paciencia. Hay que tomárselo como una carrera de fondo. La perseverancia es la clave del éxito", apunta este ginecólogo. Al mismo tiempo, éste reconoce que, además de paciencia, se necesita dinero. En el ámbito privado, según Fernández, "el precio de los tratamientos oscilan entre los mil y los seis euros por intento".

En IVI, las mujeres mayores de 40 años representan un tercio de las pacientes que se someten a este tipo de tratamientos. "Lo ideal es que una mujer que desea ser madre es que se quede embarazada antes de los 35 años, a partir de esta edad la fertilidad es menor", apunta Fernández. "Cada vez las mujeres retrasan más el momento de ser madres, principalmente por su incorporación al mercado laboral y por la búsqueda de una estabilidad económica. Y la crisis actual está agravando esta situación". Según el ginecólogo, la población no es consciente de que, "dentro de unos años, España tendrá un grave problema de fertilidad cuando mujeres de 40 y 42 años deseen ser madres y no puedan de forma natural".

A sus 35 años, y "cansada de buscar al hombre perfecto", Eva María Bernal decidió formar su propia familia monoparental. "Había tenido varias relaciones, pero llegó el día en el que me di cuenta de que no podía seguir presionando a mis parejas para ser padres, algo que ellos no querían y yo consideraba importante". Tras año y medio, Eva Mª Bernal -autora del libro Mi maternidad asistida- tuvo a su primer hijo gracias a la técnica de fecundación in vitro. "Es cierto que a veces echas en falta el apoyo cercano y afectivo de una pareja, pero sólo eso. Cuento con una importante red de apoyo gracias a amigos y familiares", apunta esta madre que hoy asesora a otras mujeres en su misma situación a través de la asociación Mujeres Solteras por Elección. A los cinco meses de dar a luz, Bernal decidió repetir la experiencia y acudió al mismo donante de esperma. En este caso, la fecundación no resultó sencilla, recurriendo a la donación de óvulos primero y a la donación de embriones después: "Las personas que recurrimos a la reproducción asistida vemos a nuestros hijos como un milagro".

En esta línea, el doctor Manuel Fernández reconoce que en los últimos años se ha producido un aumento de la donación de óvulos, "un tema que muchos consideran un tabú". Según el director del centro IVI en Sevilla, España cuenta en este campo con "una de las leyes más progresistas" y "existen mujeres de otros países que acuden a España a someterse a un tratamiento con óvulos donados".

La mayoría de las mujeres que deciden donar sus óvulos de forma anónima son "universitarias, y muchas tienen estudios relacionados con la salud": "No podemos decir que este aumento se deba a la crisis, ya que, según un estudio realizado, el principal motivo que mueve a estas jóvenes es altruista, aunque sí es cierto que el Estado les da unos 900 euros como compensación".

Durante este encuentro, también se habló de las familias homoparentales. "Se trata del tipo de familia menos reconocida y aceptada, ya que nos movemos en un ámbito heterosexistas", apunta Marta Díez, del departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Sevilla. "Vivimos en una sociedad llena de perjuicios. Lo primero que se piensa de una familia formada por dos mujeres o dos hombres es que es insana, inestable, que viven de forma aislada, que sus hijos crecen mal, que sufren rechazo social, que también acabarán siendo homosexuales y, la más sangrienta de todas, que tienen más probabilidades de sufrir abusos sexuales". Para Díez, "no existen evidencias científicas que indiquen que la evolución de los menores dependan de la orientación sexual de los progenitores", y añade que, según sus análisis y estudios, "estos niños se mueven en valores de igualdad, libertad y tolerancia".

Manuel López y su marido son hoy padres de cuatro hijos, tres de ellos gracias a la gestación subrogada y uno por adopción. En 1996, la pareja empezó su particular odisea. Tras ocho años intentando adoptar a un menor y una guerra en los juzgados, viajaron a Los Ángeles (Estados Unidos) para investigar sobre la gestación subrogada, técnica prohibida en España. "Queríamos ser padres pero no a toda costa. Aunque somos una pareja de mente abierta, tenemos sentido de la ética, no todo vale y antes de dar el paso teníamos que informarnos muy bien", apunta Manuel López. Cinco años después de su primer viaje, nacieron sus hijas Julia y Lucía; y más tarde Manuel. No obstante, las leyes españolas prohibieron a esta pareja inscribir a las menores en el registro civil como hijas de dos hombres hasta octubre de 2010. Y, a pesar, del "largo y doloroso" proceso, en 2012 la pareja adoptó su cuarto hijo, Juan. Distintas familias pero todas coinciden: paciencia, perseverancia y dinero.

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