calle rioja

Llamando a las puertas del cielo

  • Misterios. Una sevillana volvió desde Austin, Texas, para ver a la Divina Pastora de Amparo y dos rumanos limpiaban la iglesia en la que todos los domingos hay misa del rito ortodoxo

EL trayecto que une en diagonal Feria con José Gestoso atravesando la plaza del Pozo Santo es una misma calle con tres nombres distintos: Aposentadores, Amparo y Misericordia. Un tramo alejado de los centros estratégicos, pero cargado de misterio. Como muestra, dos botones con apenas doce horas de diferencia.

El domingo 21 habían ataviado a la Virgen de Pastora pero no salió por la lluvia. El mensaje del otoño no podía ser más explícito. Estaba rebosante de gente la capilla de la Primitiva y Real Hermandad de la Divina Pastora y Santa Marina. Fuera, guirnaldas blanquiazules. Una bandera de España en un balcón con la leyenda Puerta del Cielo, frente a la casa donde un cartel recuerda que estuvo la redacción de la revista Grecia, "bandera del Ultraísmo". Llamando a las puertas del cielo, con ecos de Bob Dylan.

Estandartes carmesíes con diferentes mensajes: Reina Asunta Cielo, Espejo de Justicia, Alegría de los Justos, Pura Limpia. La luz del domingo se iba en el crepúsculo y una señora salía de la capilla aprovechando la tregua. Caminábamos en la misma dirección y en un minuto nos contó la novela de su vida.

Se llama Cecilia y nació en Constantina, en la Sierra Norte, donde su padre, el doctor Muñoz Hidalgo, ejerció la medicina durante casi cuatro décadas. Cecilia se enamoró de un soldado de la base de Morón que hablaba un correctísimo español por ser descendiente de mexicanos. Ahora lleva el apellido Ávila de aquel soldado. Cecilia se miró al espejo en su casa de Austin (Texas) y pensó que no debería retrasar por más tiempo el regreso a su patria chica. Dicho y hecho, texana sevillana. Oyó los cohetes de la Pastora y salió a la calle.

Todos los domingos hay misa por el rito ortodoxo en la iglesia próxima al Pozo Santo y a la residencia de San Juan de Dios. En la fachada, sendas imágenes en cerámica de Nuestra Señora del Mar y una Virgen de Guadalupe que es patrona de Úbeda. Dentro, dos feligreses nada convencionales. Uno ordena los objetos del altar; el otro barre con una escoba el suelo del templo. Los dos son rumanos. Nicolai es de Constanza, a orillas del mar Negro, y llegó a Sevilla en 2006. Juan es sacerdote ortodoxo y nació en Sighisoara, la misma localidad de Transilvania donde nació el conde Drácula.

Una sevillana que se fue a Texas y unos rumanos que se afincaron en Sevilla. Ciudad de vaivenes entre dos capillas de la calle con tres nombres donde el paseante busca amparo y misericordia. En el interior de la iglesia de los rumanos hay sendas imágenes de San Nicolás y de Iosif, un patriarca de ascendencia croata que ejerció su ministerio en Timisoara, la ciudad donde recuerda Nicolai que empezó la resistencia contra la dictadura de Ceausescu. Los dos rumanos recuerdan el épico triunfo sin goles del Steaua de Bucarest frente al Barcelona de Terry Venables en Nervión en mayo de 1986. "El héroe fue Duckadam", recuerda Nicolai al portero con un sentimiento agridulce, como si aquel triunfo en la tanda de penaltis no fuera balsámico cuando entonces "en mi país no podías salir al extranjero, levantar la cabeza ni siquiera preguntar".

La capilla de la calle Amparo esquina con Viriato abre de siete a nueve. Por las mañanas permanece cerrada. A esa hora en la que puede verse por Feria a Benito Moreno y José Manuel Padilla paseando como Boscán y Andrea Navagiero por los jardines del Generalife. Con una parsimonia y complicidad que recuerdan los paseos que se regalaban por Matacanónigos Ramón Carande y Julio Caro Baroja cuando el sobrino de don Pío venía a visitar a su amigo y a contarse historias de brujas y de diezmos.

La calle seguía engalanada a la altura del bar La Viña y de Hita del Castillo, callejón de requiebros. Javier y Félix, de la misma promoción del Seminario, son ahora párrocos respectivos en Constantina y Valencina de la Concepción. Pastores de la Sierra Norte y del Aljarafe que paseaban por la calle Sierpes por la que más de una vez han caminado acompañando a las hermandades en las que prestan servicios espirituales o cofradieros.

Se dobla el mapa del otoño y sale Sevilla en primavera. De septiembre a los idus de marzo. Suaves contrapuntos de la doble cara del rigor, invierno y verano.

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