Sevilla

Cómo superar el vacío de la muerte

  • La psicóloga María Die lideró ayer en el Hotel Inglaterra un coloquio sobre el temor a la muerte existente en las sociedades occidentales

"Vivir en los abrazos sólo puede hacerlo quien puede morir en ellos". Ya lo dijo el poeta checo Rainer Maria Rilke, la muerte forma parte de la vida, aunque en diversas culturas suponga un tabú. La doctora en Psicología María Die Trill analizó ayer en el Hotel Inglaterra el temor a la muerte que se experimenta en las sociedades occidentales y cómo la negación social conduce a sentimientos falsos de inmortalidad en una conferencia titulada La muerte: un ingrediente temido pero necesario de la vida.

"En determinadas culturas no se puede hablar de la muerte; es un tabú porque genera dolor", explica la doctora. "Vivimos en la cultura del hacer más que del ser. Sólo se valora lo que uno produce y hace". Die señala que el sistema de creencia ayuda a aceptar esta experiencia, ya que "existe una continuidad después de la muerte y esto nos reconforta más que la experiencia de aniquilación, que nos angustia". Esta conferencia-coloquio forma parte del programa de Acción Social del Grupo Mémora de formación e información sobre la muerte y la vida.

La madrileña María Die, miembro, además, del Consejo Asesor de Grupo Mémora, analizó durante su intervención sobre los trastornos psicopatológicos relacionados con los temores a la muerte. Así, los maniáticos manifiestan su dolor de manera exagerada y "actúan como si no pasara nada" ante la pérdida de un ser querido. En el caso de los que padecen un comportamiento obsesivo, según explica la psicóloga, "se obsesionan tanto por protegerse y conservar su vida que no disfrutan de ella", como le ocurre al personaje interpretado por Jack Nicholson en la película Mejor... imposible.

La pérdida durante la infancia de algún ser querido puede influir en el desarrollo del menor, así como en la manera en la que maneja su vida, según confirma María Die. "Depende de cómo se trate al niño en ese momento, si se le deja o no despedirse o si se le mantiene al margen", explica. "A los niños hay que darles alternativas y aceptar lo que decidan hacer. Puede que hacer un dibujo sea su forma de despedirse".

La psicóloga advierte que los nuevos hábitos de vida están provocando que cada vez uno tenga "menos tiempo para dedicar a la muerte, a los duelos", lo que considera un "error": "La muerte forma parte de la vida y según cómo nos vayamos enfrentando a la muerte de los demás, nos enfrentaremos a nuestro propio final".

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