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Sevilla

Un sevillano se viste de oro en ultraligeros

  • El piloto Manuel Torne Girón, gruista que se ha quedado en el paro, triunfa a lo grande en el Campeonato del Mundo

Su sueño era volar y ni las secuelas que hace nueve años dejó en su hombro el accidente que tuvo en un ala delta han acabado con él. Manuel Torne Girón tiene 47 años y hace apenas unos días que conquistó el cielo de la República Checa trayéndose a Sevilla la medalla de oro del Campeonato del Mundo de Ultraligeros celebrado en la ciudad de Jihlaja. Kami, como lo conocen en el mundo aeronáutico, ejercía de copiloto del valenciano Pedro Nogueroles, con quien representaba a la Selección Española en la categoría Tres Ejes Biplaza.

Hace ya casi un cuarto de siglo que el sevillano experimentó por primera vez "ese respeto" que no ha perdido en todas las horas de vuelo que siguieron a la primera, allá por 1985. "Siempre he sido muy aficionado a los deportes de riesgo - probó con motocross, alpinismo y escalada-, pero desde pequeño lo que quería era volar". Este tiempo ha compaginado su pasión con su trabajo de gruista en la construcción, aunque hace un año que está desempleado y ahora quiere probar suerte como camionero.

Él, que siempre había pensado que lo de volar era algo "exclusivo para los ricos", comprobó que se equivocaba cuando vio por primera vez Sevilla desde un ala delta. "Lo que más sentí fue miedo", confiesa, "pero también una alegría muy grande por cumplir al fin mi sueño". Desde entonces no ha dejado de volar y en la última década ha participado en casi todos los encuentros internacionales. Su estreno en la competición fue en Hungría -quedó el decimonoveno- y en 2008 se proclamó subcampeón de Europa en vuelo con paramotor.

Aunque él ya piensa en jubilarse -asegura que de este año no pasa-, explica que en los campeonatos internacionales la mayoría de edad ronda los 40 años. "En este deporte no se requiere mucho esfuerzo físico y es más importante la experiencia, el temple y la capacidad de controlar los nervios, algo que sólo dan los años". Las pruebas de navegación de este tipo de campeonatos son a la "antigua usanza", estando prohibido cualquier tecnología.

Su pasión la han heredado sus hijos, a los que les "encanta" volar con él y quienes pronto empezarán a probar suerte con el paramotor. Dice que a pesar de estar lejos de despertar tanto interés como otros, este deporte goza de "bastante afición" en Sevilla y que "engancha". Asegura que el miedo "quedó atrás hace años pero no las ganas tremendas y la ilusión por volar".

Con la intención de llegar en plena forma a cada competición, procura volar "lo máximo posible" durante todo el año y cuenta con el apoyo de la Federación Andaluza de los Deportes Aéreos, que organiza distintos encuentros. El próximo objetivo: conquistar la cita europea en Inglaterra en 2010.

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