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Un refrescante estreno

  • El Sevilla de la revolución alza el telón en el Sánchez-Pizjuán ante el referente de la Liga de los terrestres, el aguerrido Atlético Sustanciales bajas en el intempestivo debut nocturno

Como tardío broche al puente de todos los puentes, la Liga alza el telón en el Ramón Sánchez-Pizjuán con un muy refrescante Sevilla-Atlético de Madrid, un clásico de altísimo voltaje. Y es refrescante este esperado estreno no por la intempestiva hora a la que la LFP y los mandamases televisivos obligarán a los ilusionados abonados sevillistas a reencontrarse con su equipo. Ni es refrescante por ese otro estreno de los botellines gigantes de Cruzcampo en el banquillo. Lo es, amén de estos matices circunstanciales, porque se presenta ante su gente el Sevilla de la revolución, tras el mayor giro que han realizado los rectores nervionenses desde que José María del Nido, con Monchi siempre en la faena técnica, se pusiera al frente hace ya más de una década.

Ni siquiera el habitual calor del agosto sevillano justifica que un partido empiece un domingo y termine un lunes, pero así están las cosas en este mercantilizado mundo en el que todo se justifica por el valor del dinero. Al margen de esta nueva sinrazón de los burócratas que están exprimiendo nuestro fútbol hasta dejarlo más enclenque que los galgos de Don Quijote, y que tendrá su positiva respuesta en la sufrida afición con unas jugosas audiencias al confort del sofá y el aire acondicionado, lo cierto es que se presenta un partido para no perdérselo, sea a la hora que sea. Y ante esta realidad no hay objeción de conciencia posible. Puede más todo lo que conlleva un clásico de esta depauperada Liga que en los últimos años ha cobrado nuevos alicientes, entre ellos las ganas de revancha de los sevillistas después de todo lo que dejó en el camino el último doble encuentro liguero y copero con los atléticos.

Al margen de estas lógicas ganas de venganza, al calor de una recrudecida animadversión entre sus dos pasionales aficiones, el Sevilla tiene el prurito de plasmar ante los suyos y en una cita oficial de verdad todo lo que ha apuntado hasta ahora, que es muchísimo. Con la incógnita de si Unai Emery dispondrá de partida del último en sumarse a esta gran revolución, Vicente Iborra, hay muchísimas ganas de ver la respuesta ante el aguerrido, rocoso y bien cuajado Atlético de Simeone el equipo que ha salido de esa revolución que prometió Del Nido y que ha ejecutado Monchi. El aficionado quiere saber si jugará Carlos Bacca o Gameiro; también si Rakitic se ubicará en la mediapunta o le dejará expedito ese terreno a Marko Marin; si Kondogbia ha dado un paso más en su crecimiento y ha vuelto de verdad; si Vitolo y Jairo no sienten el salto a Primera después de apuntar tanto bueno; si se ha acoplado la nueva pareja argentina de centrales, Fazio y Pareja; si Coke y Alberto Moreno van a seguir percutiendo para darle más profundidad al Sevilla de Emery. Si el guipuzcoano, en último término, ha logrado darle a ese renovadísimo grupo que Del Nido y Monchi han puesto en sus manos la identidad de un bloque fuerte, joven, distinto, versátil, dinámico y moderno.

El vasco tendrá una dura prueba para empezar ante el favorito Atlético, el referente de la Liga de los terrestres. Ante este equipo hecho que marca el listón al que puede aspirar el Sevilla el técnico se ha encontrado con varias ausencias de peso: Reyes, Carriço, Cala, Fernando Navarro y hasta Cristóforo. ¿Se notarán?

La energía que desprende este nuevo Sevilla puede hacer olvidar las bajas como ha hecho olvidar el adiós de mitos como Jesús Navas y Palop, o de Negredo, Medel, Luis Alberto, Campaña o Luna, que ayer debutó en la Premier con gol y victoria. El fútbol corre sin mirar atrás y la ilusión ha desbancado a la nostalgia, al ritmo de los desmarques, las triangulaciones y los goles de los nuevos candidatos a héroes. Hay un nuevo Sevilla, un joven y refrescante Sevilla que se ha arrancado el ajado oropel de remotos tiempos gloriosos para mirar sólo al frente. Y se estrena esta noche, a las once.

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