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irene villa Periodista y víctima de terrorismo

"La ira es un lastre mucho más pesado que una discapacidad"

"La ira es un lastre mucho más pesado que una discapacidad"

"La ira es un lastre mucho más pesado que una discapacidad" / Juan Carlos muñoz

-estudió Periodismo, Psicología y Humanidades, tres disciplinas con pocas salidas, y sin embargo no le ha ido nada mal...

-Gracias a estas tres licenciaturas puedo escribir libros y opinar en los medios. Aunque creo que la clave, además del optimismo, la esperanza y la psicología positiva, es el sentido común, que por desgracia muchas veces es el menos común de los sentidos.

No se trata igual a quien le ponen una bomba que al que se cae en el Metro, aunque el resultado sea el mismo"

-Ha hecho un par de incursiones en la novela, ¿planea seguir explorando ese camino?

-Me encantaría volver a escribir, esta vez algo de miedo, suspense, intriga, pero aún estoy muy lejos de este nuevo proyecto, ya que mi vida está demasiado completa criando y jugando con tres niños pequeños.

-Su marido, Juan Pablo Lauro, es argentino; ¿le ganó la batalla a la hora de poner los nombres de sus tres hijos: Carlos Andrés, Pablo Gael y Eric Adriano?

-Lo de los dos nombres sí es por él, es muy común en Argentina; de hecho, él tiene tres: Juan Pablo Roberto. Pero los elegimos entre ambos, mi tío se llamaba Carlos, mi abuelo Andrés y su padre Carlos. Gael lo escogí porque significa hombre generoso. Pablo nos encantaba a los dos. Eric lo elegí por mi amor a Suecia y lo que ese país supuso en mi larga lucha por andar lo mejor posible. Y Adriano fue a medias, porque se suponía que era una niña que llamaríamos Adriana.

-Practica esquí alpino y esgrima al máximo nivel y es tenista consorte, ¿cómo contribuye el deporte en la formación de una persona?

-El deporte supuso un antes y un después en mi vida. Estar en forma es fundamental para todas las personas, pero en especial para quienes tenemos alguna discapacidad. Amo el esquí y mi sueño es esquiar con mis hijos algún día; la esgrima hace tiempo que no la practico. Queremos inculcarles a nuestros hijos el deporte como una forma y filosofía de vida.

-Siempre se ha dicho que el pecado capital de España es la envidia pero ¿no nota últimamente que la ira y el rencor ganan terreno?

-Me da una pena infinita porque son lastres mucho más pesados e insalvables que una discapacidad. Ese trabajo individual de crecimiento interior, de superar el miedo, la ira, la tristeza, la queja, la envidia, el egoísmo... tendría que ser tarea obligada para todos.

-¿Su eterna sonrisa le duele a alguien?

-No lo sé, ojalá sea contagiosa. El mundo giraría mucho más sano, agradecido y feliz si saliésemos a la calle con la sonrisa puesta.

-El atentado la hizo conocida y luego sus palabras y sus acciones la han hecho famosa. ¿Es más fácil la vida con notoriedad?

-En mi caso es una forma maravillosa porque me dicen cosas muy bonitas.

-¿La han acusado de discriminación positiva por ser víctima del terrorismo?

-Sí, y lo comprendo, porque lamentablemente, aunque el resultado sea el mismo -perder las piernas-, no tratan con tanto cariño al que le han puesto una bomba que al que se ha caído en el Metro, por ejemplo.

-¿La religión le ha servido de terapia?

-Siempre he creído en el potencial humano, en nuestras capacidades para lograr lo que nos proponemos, pero en esta etapa la fe es fundamental, sobre todo desde que soy madre.

-¿Ha soñado alguna vez con ser una persona normal, con aquella niña que era antes del atentado?

-Desde que aceptas lo que te ha pasado, no se mira nunca más hacia atrás.

-¿Cómo celebró el día (20-10-2011) en que ETA anunció el cese de las armas?

-Con una felicidad infinita, porque ése era mi mayor objetivo, que nadie sufriese lo mismo que nosotras.

-¿Le ha pedido perdón alguna vez alguien de ETA?

-Nunca ha ocurrido porque nunca se ha sabido quién fue. Ha prescrito sin culpables y lógicamente éstos no han dado la cara. Están perdonados igualmente.

-En un tema tan sensible como el acercamiento de presos a las cárceles vascas, ¿cuál es su opinión?

-Hace tiempo que dejé de opinar acerca de las políticas penitenciarias. Mi objetivo era que dejasen de matar y es lo que espero que se cumpla para siempre.

-Conocerá a muchas víctimas, ¿a cuántas afecta el síndrome de Estocolmo?

-No he conocido a ninguna que le haya ocurrido, pero sé que existen.

-Los chistes de humor negro la persiguen. ¿Cuente algún chascarrillo que le haga gracia de los vascos?

-Me encantó la película Ocho apellidos vascos. Refleja fenomenal las diferencias entre los españoles y por supuesto que hay que reírse de uno mismo el primero.

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