Crítica de Música

Murillo, Boccherini y el Pisuerga

Hasta que este próximo jueves el grupo Jeu d'Harmonie aborde la música de Juan Gutiérrez de Padilla, seguimos sin que en este ciclo murillesco podamos apenas escuchar músicas coetáneas del pintor sevillano. Sin lugar a dudas el programa más traído por los pelos fue el de anoche, con obras compuestas un siglo después de la muerte de Murillo. Pero, aprovechando que el Pisuerga pasa por Sevilla, el hecho de que el infante don Luis tuviese en su colección algunos cuadros de Murillo a la vez que daba trabajo a Boccherini sirve para colocar este concierto con un enorme calzador.

La verdad es que cuestiones históricas al margen, el concierto tenía el interés de conocer el reciente trabajo realizado por Ruibérriz y el Cuarteto Goya sobre una interesante colección de obras de cámara que atesoran momentos de gran brillantez y de fuerte atractivo para el oyente.

Con instrumentos históricos y una interpretación especializada, el Goya se presentó con un sonido muy matizado, punzante pero no estridente, fundamentado en una articulación que evita la excesiva laxitud y que recurre a arcos cortos y ataques bien definidos en su energía. El trabajo sobre el fraseo fue muy minucioso en dinámicas y acentos, con un sonido global muy empastado, salvo en momentos de afinación irregular en el chelo. Ruibérriz, con un sonido delicado y cristalino, puso la nota poética.

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