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Carlos Colón

Los mariachis tocan 'Degüello'

EN lo que sucedió el pasado sábado en San Sebastián está la clave de la cuestión vasca: el nacionalismo radical que por acción o por omisión apoya a ETA no es minoritario, no está aislado, no decrece; por el contrario, cada vez infecta más a las fuerzas nacionalistas supuestamente moderadas. Como ustedes saben, más de 3.000 personas se manifestaron en San Sebastián el sábado contra el "linchamiento político y mediático" que, según Agustín Rodríguez, candidato de ANV al Ayuntamiento de San Sebastián, está sufriendo el asesino De Juana Chaos (no por haber cumplido la condena se es menos asesino: a diferencia de la pena legal, la culpa moral no tiene término ni se extingue) y para denunciar "el estado de excepción" con el que el "autoritarismo retrógrado" de los partidos gobernantes sigue asfixiando la autodeterminación del pueblo vasco. Para que no quedaran dudas de que detrás de ellos están las pistolas, corearon lemas como "Independencia", "Presos a la calle", "El único camino es la lucha" o "No habrá paz sin amnistía"; y en el fin de fiesta cantaron el Himno del soldado vasco.

Aunque tildaron al PNV, utilizando la habitual batería dialéctica de los totalitarios, de "siervo de España" y "español" (insulto para ellos tal vez más grave que el de "fascista" que dirigieron al PSOE), parece cada vez más claro que ambos reman en la misma dirección, aunque afortunadamente unos lo hagan a tiros y los peneuvistas dentro del marco democrático y constitucional. Al menos, de momento, porque la consulta convocada para el próximo 25 de octubre supone un desafío a dicho marco y al Estado. Aunque este desafío les sabe a poco a los radicales anticonstitucionales y antiespañoles que en este país se pueden manifestar con la libertad que niegan a quienes no piensan como ellos.

El ínclito Agustín Rodríguez (ANV) expresó en su discurso lo que opinan los radicales: "Dicen que no es un referéndum, que no es vinculante y que es respetuosa con la Constitución. ¿Entonces para qué tal consulta, para qué tanto ruido?... Seguimos sin saber qué va a pasar cuando el Tribunal Constitucional impida su celebración (…) y qué van a hacer entonces los mariachis del PNV". Más bien los mariachis son ellos. Y lo que tocan -como en el Río Bravo de Hawks, que está a punto de cumplir 50 años- es Degüello, la canción que indicaba a las tropas mexicanas un ataque sin prisioneros. Más que a los mariachis el PNV se parece a los ciudadanos de Río Bravo que, por acción u omisión, ayudaban a los forajidos dejando solo al sheriff, únicamente ayudado por un borracho y un anciano lisiado (repartan ustedes estos papeles del euskal-western).

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