reliquias de la provincia

Dos vueltas para resucitar

  • Coloraos y celestes celebran en Castilleja de la Cuesta la Pascua Florida con una peculiar romería urbana que tiene su origen en el siglo XVI y en la que mucho ha influido la estética del Rocío de Triana

Cristo resucita en Castilleja de la Cuesta. Lo dejó así de claro hace años Antonio Burgos en uno de sus célebres escritos. Y lo confirman cada Domingo de Pascua los vecinos de esta localidad del Aljarafe, la comarca que, sin duda, vive con mayor intensidad la jornada más importante para los cristianos. Este día festivo se divide -por decirlo de alguna manera- en dos partes. Hoy nos vamos a centrar en la primera de ellas, la que se desarrolla durante la mañana, cuando tienen lugar las famosas vueltas protagonizadas por la Hermandad de la Plaza y la de la Calle Real. Los coloraos y los celestes.

Como ocurre en otras muchas localidades de la provincia, pertenecer a una u otra corporación resulta determinante. Va mucho más allá de una simple elección. Es una cuestión antropológica. Condicionada desde la cuna. Una dualidad que ha sido analizada por destacados expertos en la materia, como el catedrático emérito Isidoro Moreno. Cada una de ellas realiza su estación de penitencia los días previos. La Calle Real, con el Señor del Gran Poder y la Virgen de los Dolores en la Madrugada del Viernes Santo; y la Plaza, con el Cristo de los Remedios y la Virgen de la Soledad, en la tarde de esta luctuosa jornada. Pues bien, ambas culminan la semana de Pasión y Muerte con actos similares en la Pascua Florida. Es el domingo más importante de Castilleja, donde se puede disfrutar de una y otra corporación en un ambiente festivo y que constituye la primera romería -urbana- de cuantas se celebran en este periodo de gloria.

Ahondemos ahora en los orígenes de tan peculiar celebración. Según los datos aportados por ambas hermandades, los inicios se remontan al siglo XVI. En la corporación de la Plaza se relaciona con las dos cofradías existentes en la Parroquia de Santiago: la Vera-Cruz, que celebraba misa con exposición del Santísimo al alba de la Resurrección, y la Soledad, que organizaba una procesión eucarística en la tarde de este día en la que participaba también la imagen de la Virgen de la Soledad, con atributos de gloria, como detalla un escrito de 1582.

La fusión entre ambas hermandades se produjo en 1795. Medio siglo después, ya en plena centuria decimonónica, empieza a emplearse el término "vuelta" para referirse al bando que tenía lugar por la mañana para anunciar la procesión vespertina. También en este siglo surge un pleito con la Hermandad de la Calle Real sobre qué vuelta habría de celebrarse primero. En la década de los 20 del pasado siglo deja de salir la custodia con el Santísimo en la tarde del Domingo de Resurrección. Sólo lo haría a partir de entonces el icono mariano, que en esta jornada cambia su indumentaria y paso de palio por la estética propia de las imágenes letíficas. Se mantiene, eso sí, la procesión por los alrededores de la Plaza de Santiago con Jesús Sacramentado bajo palio a primera hora de la mañana, como recuerdo del origen de la fiesta.

Vítores y aclamaciones al simpecado inmaculista de la Calle Real. Vítores y aclamaciones al simpecado inmaculista de la Calle Real.

Vítores y aclamaciones al simpecado inmaculista de la Calle Real. / antonio rodríguez navarro

En la Calle Real la primera documentación relativa a la Pascua aparece en 1538, cuando se habla de una "misa cantada". En 1643 se encargó una imagen de Cristo Resucitado al escultor Sebastián Leal. Poco después se dona un ostensorio para portar al Santísimo, por lo que se deduce que los cultos en poco diferían de los celebrados en la corporación de los coloraos. Una rica custodia en madera dorada dejó de salir en la Resurrección de 1926. También aquí la vuelta sirvió, en un principio, como bando anunciador de la salida que realiza cada año la Inmaculada Concepción por las calles de Castilleja.

Hasta aquí el origen. Sin embargo, un hecho en la religiosidad popular andaluza -ajeno a este municipio- fue el responsable del cambio producido en las vueltas del Domingo de Resurrección y de la fama que han adquirido en las últimas décadas, hasta el punto de que esta celebración fuera declarada en 1999 Fiesta de Interés Turístico Nacional. La responsable de la transformación hay que buscarla en el antiguo arrabal sevillano: la Hermandad del Rocío de Triana.

Como bien se sabe, esta corporación se fundó en 1813 y un año después hizo su primera peregrinación a la aldea almonteña. Su paso por Castilleja de la Cuesta dejó una huella plasmada desde entonces en el día de mayor júbilo cristiano. Prueba de ello, según refieren en la hermandad de los celestes (o de los chorreones) es el hecho de llevar el simpecado de la Inmaculada a caballo, émulo de lo que hicieron los rocieros de Triana por primera vez en 1855 (hasta que en 1867 se estrenó la antigua carreta).

La influencia rociera en esta fiesta sería definitiva a partir de la década de los 60 del pasado siglo. Según la documentación aportada por la Hermandad de la Plaza, en esta época se "abandona" el carácter ceremonioso de la vuelta "para dar paso a una celebración más festiva y folclórica". Se hacen imprescindibles para disfrutarla el traje de flamenca, los cantes y bailes por sevillanas, la comida y la bebida. Una romería urbana que guarda bastante similitud a la que tiene lugar en Cantillana el penúltimo domingo de septiembre con la subida de la Asunción Gloriosa a su altar mayor. El estilo rociero quedaría más que patente en la vuelta de los santiaguistas con el estreno, en 1989, de una carreta al estilo de las que usan las mayoría de los simpecados en la peregrinación de Pentecostés y que toman como modelo la que empleó, por primera vez, a finales del siglo XIX, la Hermandad de Triana.

La comitiva santiaguista se apondera de la Plaza el Domingo de Pascua. La comitiva santiaguista se apondera de la Plaza el Domingo de Pascua.

La comitiva santiaguista se apondera de la Plaza el Domingo de Pascua. / francisco javier contreras

Las vueltas están presididas por los simpecados respectivos. Uno, el de los celestes, llevado a caballo. Los equinos que portan insignias en la vuelta de la Calle Real lo hacen enjaezados con petos bordados que cubren el pecho del animal. Y el otro, el de los coloraos, portado en la referida carreta de plata. La primera en salir es la de la Plaza. Lo hace a las 10:00 y entra en su parroquia de Santiago a las 13:00. La de la Calle Real comienza su recorrido a las 12:00, tras el rezo del Ángelus, y entra en la parroquia inmaculista a las 15:00. Curiosa resulta la llegada de los chorreones a la Plaza, una vez que los coloraos han entrado en su templo. Un reguero de papelillos rojos y celestes inunda las calles de esta localidad, a la espera de que por la tarde la Inmaculada y la Soledad las recorran. Es el domingo de Castilleja de la Cuesta. Donde se resucita con dos vueltas.

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