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El laberinto de siempre

  • Al Barça le disgusta la fecha de la final del 21 de abril y puede proponer el miércoles 9 de mayo, día de los partidos aplazados

  • Madrid, Atlético, Betis y Villarreal, los otros afectados

Imagen del mosaico que mostraron los más de 30.000 sevillistas en el Camp Nou con la palabra 'respeto' y el anagrama 'SFC', en la final de 2010 que ganó al Atlético.

Imagen del mosaico que mostraron los más de 30.000 sevillistas en el Camp Nou con la palabra 'respeto' y el anagrama 'SFC', en la final de 2010 que ganó al Atlético. / sfc

Nueva final de la Copa del Rey para el Sevilla, la cuarta en este siglo, y nuevo laberinto que demuestra las graves carencias organizativas del fútbol español. La Real Federación Española de Fútbol (RFEF), organizadora del torneo junto con la Liga de Fútbol Profesional (LaLiga) acordó con ésta que la fecha para la final sería el sábado 21 de abril, coincidiendo con la jornada 34. Los partidos de los equipos afectados debían quedar trasladados y en la web de la LFP ya consta que el Sevilla-Real Madrid y el Barcelona-Villarreal (no así el Atlético-Betis), correspondientes a esa jornada, se jugarán el miércoles 9 de mayo, única fecha libre de aquí a que termine el curso futbolístico. El problema, al margen del habitual cruce de intereses para la elección de la sede, es que el Barcelona, como también el Sevilla, podría jugar la ida de las semifinales de la Champions cuatro días después, el 25 de abril. Y eso no gusta en el Camp Nou. El lunes habrá una reunión de la deben salir la fecha, los partidos aplazados y la sede definitiva de la final.

El laberinto está servido y hay muchos intereses cruzados. Lo más lógico ya a estas alturas, tras el entuerto de situar la final de la Copa en medio de una jornada de Liga, es que la final sea en el Wanda Metropolitano, como quedó más o menos consensuado por RFEF y LaLiga, el 21 de abril. Pero el Barcelona puede presionar para trasladar la fecha al miércoles 9 de mayo. También tendría su lógica, puesto que no habría que aplazar los partidos de la jornada 34 a esa fecha, que serían nada menos que tres: el Real Madrid-Sevilla, el Barcelona-Villarreal y, por esas casualidades que castigan el desorden, el Atlético-Betis. De una tacada, pueden verse afectados por este puzle los rivales más encarnizados de los dos finalistas, así como el Atlético, anfitrión que ofreció su nuevo estadio para la final y que, por tanto, no podría jugar ni el viernes ni el domingo. Y tampoco el lunes en el caso de que alcanzara las semifinales de la UEFA Europa League, que se disputan el 26 de abril.

Pero el Sevilla desea evitar que la final sea el 9 de mayo en caso de que el Barcelona haga valer sus intereses, puesto que no quiere exponer a sus aficionados al sacrificio extra de tener que realizar un desplazamiento en miércoles.

Para defender su postura, el club de Nervión puede recordar en la próxima reunión del lunes que este siglo ya sufrió dos fuertes agravios en dos finales precedentes. El 19 de mayo de 2010 venció por 0-2 al Atlético, un miércoles en el Camp Nou. Las protestas de Del Nido por la elección de la sede, apenas un mes antes, cayeron en saco roto y más de 30.000 sevillistas tuvieron que desplazarse entre semana atravesando toda la Península Ibérica. Unos 300 autobuses subvencionados por el club trasladaron a los heroicos aficionados que optaron por esa vía para recorrer 996 kilómetros. Las solicitudes de ubicar la final en una ciudad equidistante, Valencia por ejemplo, no fueron atendidas. El Sevilla protestó con un gran mosaico. Se leía "Respeto SFC".

Tampoco hizo nada la RFEF ni la LFP por mover la fecha de la final de 2016, fijada el sábado 22 de mayo pese a que el Sevilla se había clasificado para la final de la Liga Europa, que jugó y ganó el miércoles 18 de mayo. En este caso, al menos, lo hizo en Madrid, en el Vicente Calderón, tras un desplazamiento más confortable.

La otra final, ante el Getafe (1-0), la jugó el Sevilla rodeado de toda su gente el 23 de junio de 2007 en un abarrotado Bernabéu. No era año de Mundial y el partido fue la guinda de la temporada.

Más lógico habría sido situar la actual final el sábado 19 de mayo, fecha fijada para la jornada 38, como colofón a la temporada, y que el miércoles 9 de mayo hubiese quedado fijado para una jornada de Liga. O que el Santiago Bernabéu estuviese a disposición de la RFEF como todos los recintos, si ésta pidiese a todos los participantes en la Copa que cediesen su estadio para contar con todo el abanico de opciones antes de empezar el torneo. Pero el Bernabéu, cuyo anfitrión debe aplazar el partido y jugarlo fuera, no está disponible... ya se sabe. El laberinto de siempre.

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