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Que el rival se desordene solo

  • Hasta el minuto 68 no fue capaz el equipo de Sampaoli de darle a un ataque posicional la velocidad necesaria para convertirlo en ocasión.

  • N'Zonzi cambió el chip y Jovetic abrió espacios.

Una jugada del partido en el Sánchez Pizjuán.

Una jugada del partido en el Sánchez Pizjuán. / Antonio Pizarro

En la alta competición que se juega en las primeras ligas de Europa no basta con tener más calidad que el rival y disponer de futbolistas mejor pagados. Sin la capacidad para desordenar al adversario ese jugador de más calidad tendrá menos situaciones de uno contra uno para demostrar que tiene más argumentos técnicos que el que trata de frenarlo. Por ello todos los entrenadores de este nivel estudian y estudian, trabajan y trabajan... para tratar de desordenar al enemigo que, como ayer el Sporting, trata de anular esa supuesta mayor creatividad desde una defensa de posición.

Atraer la presión del rival para desnudarlo atrás, bascular de un lado a otro, generar por dentro para acabar por fuera o al revés, generar por un lado para finalizar por el otro más libre de espacios, atacar la dirección de la presión del rival para cogerlo a contrapié (esto es más sofisticado y requiere entrenamiento)... hay incluso entrenadores que provocan la pérdida propia para recuperar con velocidad y pillar al rival saliendo aunque Lillo y Sampaoli juraran en arameo si se enteraran. Sin ir más lejos, Caparrós hace 15 años sacaba de centro echando el balón a una banda lo más pegado posible al córner para presionar la salida.

Que el rival se desordene solo Que el rival se desordene solo

Que el rival se desordene solo

El Sevilla de N'Zonzi y Nasri provocó el tedio más absoluto durante una primera mitad en la que tocó y tocó como acostumbra a un ritmo parsimonioso sin el más mínimo intento por desordenar a su rival, como esperando a que éste se desordenara él solito. E incluso así logró sus mejores internadas, pues de esta forma llegaría, en un córner a favor del Sporting, la ocasión de Vitolo y otras galopadas en transiciones antes de que los cambios hicieran variar el chip a N'Zonzi, el futbolista que más metamorfosis sufrió y el que generó casi todas las acciones de peligro, por fin, en ataque posicional.

Defensa

El sistema defensivo no estuvo cómodo con las diagonales de Burgui y la fuerza de Carmona. Sampaoli metió a Kranevitter para compensar el 4-1-4-1 de Rubi con tres medios de presión por dentro, pero siguieron desguarnecidos los costados por las subidas de Mariano y Sarabia y, al final, la inferioridad numérica en esa zona era patente a poco que el Sporting se estirara un poquito. El Sevilla echó de menos a Rami, aunque Pareja mantuvo el tipo.

Ataque

Desesperadamente estático en la primera mitad, con seis jugadores en horizontal y sólo los centrales, más Kranevitter y N'Zonzi por detrás. La única vía era la de la conducción (de Sarabia y de Correa) y alguna carrera de Ben Yedder. Al inicio de la segunda mitad, el ambiente lo empezaron a caldear transiciones a resultas de estrategias ofensivas del Sporting, es decir, un desorden no buscado directamente. Pero la dinámica la cambió N'Znozi al dar un paso adelante y mover la pelota al primer toque con más rapidez dando menos opción al repliegue. Una apertura suya a Mariano fue la primera ocasión en ataque posicional (Minuto 68): cabezazo de Vitolo. Entonces hubo circulación rápida y el rival se empezó a sentir desbordado.

Virtudes

Los cambios esta vez mejoraron.

Talón de aquiles

No hace aflorar la mayor calidad.

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