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Que el sueño esté vivo

  • Ser el subcampeón de Copa es un 'título' que hay que honrarlo sea cual sea el rival

  • Mantener la ilusión de otra final requiere seriedad desde ya

El Sevilla entrena antes del partido de Copa.

El Sevilla entrena antes del partido de Copa. / Juan Carlos Muñoz

Lo peor que puede pasarle a un equipo a nivel competitivo es perder la ilusión en una competición, engolosinarse con otras cuestiones y, sí, pelearlo como todos los años, pero no tomarse en serio cada partido sea el que sea el rival. El Sevilla pisa hoy el campo de un equipo de Tercera División. Es un campo de césped artificial, el entrenador va a alinear a jugadores no titulares y futbolistas del filial.... Todo eso está muy bien, pero lo que nadie deberá olvidar esta noche en la isla de Formentera es que el Sevilla es el actual subcampeón de la Copa del Rey, un torneo en el que ha disputado tres finales en la última década y que históricamente le mete las mariposas en el estómago cuando empieza a asomar abril a todos sus aficionados.

El paso de los meses será el que marque qué va a dar de sí para el Sevilla el ejercicio según qué temporada, pero mal acostumbrado como está el sevillismo a festejar títulos, que el equipo de Sampaoli siga adelante en la Champions a partir del próximo miércoles en Lyon puede decirse que reduce a la Copa sus opciones de llegar a una final.

Fuente: Eleboración propia. Fuente: Eleboración propia.

Fuente: Eleboración propia. / Dpto. de Infografía.

Viene todo esto porque quizá, entre lo de la semana que viene en el Olympique Parc, las rotaciones, la desgraciada tragedia del avión de Chapecoense, la visita de Bacca y los rumores sobre el fichaje de un delantero en enero, nadie o casi nadie habló ayer del duelo en sí, del partido que abre el camino copero, del rival, de las ganas que tendrá, de que en el Formentera hay sevillistas de corazón y escudo tatuado, como su máximo goleador, el coriano José Antonio, cuyo padre, Curro, alternó con Sanjosé y Juan José el lateral izquierdo entre finales de los setenta y principios de los ochenta.

En la isla la visita del equipo nervionense se ha convertido en el acontecimiento del año y es lógico que Sampaoli incluya en el once a jugadores que no son de su guerra diaria, pero muchas veces más que en los nombres el tomarse con seriedad un partido de fútbol está en la preparación, en la mentalización durante los días previos...

Si el Sevilla sale esta noche como si en vez de un partido de fútbol acudiese a una fiesta ibicenca, los problemas lo irán enredando y no será la primera vez que la ilusión de un equipo modesto se meriende la desidia del grande. El riesgo está ahí y en estas ocasiones se pueden dar circunstancias que no dependen de la diferencia de calidad entre los jugadores de un equipo y otro -hasta con los del filial sevillista habría dos categorías de distancia-, sino de la actitud con que cada futbolista encare cada duelo y cada balón disputado. La obligación de los jugadores que escoja Sampaoli -y del propio entrenador- será minimizar los riesgos y que los noventa minutos se desarrollen en la línea trazada de antemano, a la que nunca podría llegar un equipo de Tercera División.

Sampaoli, pensando en el cargado y decisivo calendario que tiene que afrontar en diciembre antes del parón navideño, deja en tierra a varios de sus titulares, jugadores algunos de ellos que marcan el estilo de este Sevilla y sin el que puede llegar a ser una incógnita su manera de proceder. Hablamos de un N'Zonzi que, por no perderse, no se ha perdido ni el amistoso ante Boca Júniors y que encontró en el día de hoy el ideal para dar descanso a su musculatura.

Ser subcampeón de Copa es un título que hay que honrarlo. La cita no tiene el fuste que pueda aparecer cuando el Sevilla vaya avanzando eliminatorias, pero todas y cada una de ellas merecen y requieren un respeto. Es la única fórmula posible para que el sueño de otra final, de otro título... lata bien vivo en el equipo y en la afición.

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