Sevilla FC

La vuelta de un calcetín

  • Montella ha cambiado en un tiempo récord la imagen del Sevilla, que ya ilusiona a la afición con una final y el sueño de eliminar al United

  • Cordura y verticalidad, las claves

Montella organiza a sus jugadores durante el duelo ante el Manchester United.

Montella organiza a sus jugadores durante el duelo ante el Manchester United. / antonio pizarro

Al César lo que es del César, y a Óscar lo que es de Óscar. Hoy por hoy, después de no pocas críticas al director deportivo por la elección del sustituto de Berizzo, que arreciaron fuerte especialmente tras el señalado 3-5 en el derbi ante el Betis o tras la derrota en Mendizorroza, Vincenzo Montella le ha dado la vuelta al equipo como a un calcetín en un tiempo récord.

En menos de dos meses, el técnico italiano no sólo ha hecho que las sensaciones hayan cambiado, sino que ha logrado enloquecer al sevillismo, que de momento ya tiene en el bolsillo una final de Copa -y con casi toda seguridad la Supercopa de España- y que tras ver a su equipo ante el Manchester United tiene argumentos para soñar con avanzar hasta cuartos de final en la Liga de Campeones, lo que supondría un hito histórico en el actual formato de la antigua Copa de Europa.

El Sevilla completó el pasado miércoles su mejor partido de la actual temporada ante un rival que lo triplica en presupuesto y que es un todopoderoso con título nobiliario, por historia, en Europa. Ante un mago del repliegue y el trabajo defensivo como se cataloga a Mourinho, el cuadro nervionense tuvo fases de auténtico apabullamiento, especialmente durante la primera mitad, en la que sólo la actuación de David de Gea mantuvo de pie al cuadro inglés.

Las derrotas en el derbi y en Mendizorroza hacían presagiar un mal final de la decisión

El misterio está en determinar cómo ha sido posible una metamorfosis tan acusada en tan reducido espacio de tiempo y teniendo en cuenta que el paso de un entrenador a otro ha supuesto un cambio diametralmente opuesto en el modelo y la idea de juego.

Hoy por hoy, tras lo visto sobre la hierba del Sánchez-Pizjuán en una de esas noches mágicas de Nervión, el sevillismo tiene la seguridad de que su equipo saldrá a competir en la casa de un grande, Old Trafford, algo totalmente impensable en diciembre, el peor momento del proyecto Berizzo (es verdad que comandado en esa fase casi en su totalidad por Ernesto Marcucci por su enfermedad).

El sueño de eliminar al Manchester United cobra forma en los corazones de los seguidores nervionenses porque si los de Montella no tienen ventaja en la eliminatoria es por la espectacular actuación de su guardameta. De Gea recibía ayer todo tipo de elogios en la prensa británica. Así, The Sun ilustró un extenso reportaje adobado con estratosféricos elogios aportando un gráfico en el que mostraba tres datos clave: la distancia entre Muriel y el portero (5,5 metros), la velocidad del remate (77 kilómetros por hora) y el tiempo de reacción (0,26 segundos).

Lejos han quedado decepciones como las que la hinchada nervionense tuvo que rumiar en el derbi o en duelos fuera de casa que no dejaron muy bien parado el crédito de Montella: ante el Alavés o el Eibar, si bien este último estuvo condicionado por la alineación tres días antes de jugarse un sitio en la final de Copa en la vuelta de la semifinal ante el Leganés.

Por supuesto, mucho más atrás habían quedado los bochornos sufridos en Moscú, en Mestalla, en el Bernabéu o incluso en Anoeta (que precipitó la destitución de Berizzo), aparte de derrotas con una imagen muy plana del equipo ante el Athletic en San Mamés o contra el Atlético en el Wanda en la Liga.

Apostar por un bloque, marcar en zona y eliminar el pase de seguridad, fundamental

Precisamente en ese escenario se produjo el primer gran aldabonazo de Montella. Los dos partidos disputados ante el Atlético de Simeone en la eliminatoria de cuartos de final de la Copa dispararon el crédito del italiano, que hubo de rubricar el trabajo en un enfrentamiento con el Leganés en el que sentía el peso de la obligación por el hecho de ser un rival teóricamente inferior al Sevilla. Los blancos se metieron en la final y ello sirvió para que las cosas también se pudieran hacer con más fe y confianza en la Liga, a la espera de poder completar en la Champions la machada de eliminar al Manchester United.

Y eso, con el 0-0 de la ida y la imagen ofrecida en las narices de Mourinho es hoy una posibilidad cierta. El resultado obliga al equipo inglés a marcar en Old Trafford, mientras que un gol de los de Montella en tierras británicas puede ser oro puro en un partido de vuelta que se antoja apasionante y que ilustra la dimensión que el crecimiento de este club ha experimentado en los últimos años.

Y en ello también han tenido bastante que ver los aciertos de Montella, los que han logrado que el Sevilla de hoy no tenga nada que ver con el que languidecía con Berizzo. Primero, apostar por un bloque reconocible; segundo y muy importante, marcar en zona frente a las vigilancias individuales que ordenaba el argentino; y tercero, también fundamental, eliminar el pase de seguridad y dar más verticalidad a los ataques. Tras el robo, el balón va rápido hacia los futbolistas de arriba y la orden es finalizar las jugadas, muy al contrario de lo que ocurría antes, cuando recrearse en la posesión permitía a los rivales reorganizarse y recuperar las posiciones perdidas.

Más cosas. Al margen de la recuperación y el cambio espectacular de determinados futbolistas, los sevillistas no podían entender la situación en la que se ha encontrado durante un mes y medio un jugador como Steven N'Zonzi, que llegó a atacar claramente a la línea de flotación del club dejando por inútil a Óscar Arias por no mediar en su conflicto con Berizzo, cuya consecuencia iba a ser su salida inminente del club en el mes de enero. De hecho, incluso el club llegó a darle permiso al futbolista para que viajara a Londres, oficialmente por asuntos personales relacionados con su hijo, lo que el francés habría aprovechado para intentar negociar con algunos clubes ingleses. Hoy, N'Zonzi es un jugador clave en esa metamorfosis, igual que Banega, la nueva dimensión de Muriel y Correa con espacios a los que atacar, el descubrimiento de Jesús Navas como lateral y la nueva cara de Mercado en su verdadero puesto.

En definitiva, cordura futbolística que ha cambiado al Sevilla como a un calcetín y que le ha dado la razón al no pocas veces criticado Óscar Arias. Al César lo que es del César.

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