Toros

Román, quien da una gran dimensión, sufre una cornada grave en el pecho

  • El diestro valenciano, con una herida de 20 cms. en la zona axilo-pectoral al entrar a matar, cobra un trofeo de ley

  • Padilla corta una oreja y El Fandi se marcha de vacío

Román, prendido en la suerte suprema, fue empitonado cuando caía a la arena.

Román, prendido en la suerte suprema, fue empitonado cuando caía a la arena. / juan carlos cárdenas / efe

Con un viento molesto para los lidiadores se celebró la primera corrida de toros de la Feria de Fallas en la que Román sufrió una cornada en el pecho en la suerte suprema tras una faena meritoria; siendo premiado con una merecida oreja con la que dio una vuelta al ruedo antes de entrar a la enfermería de la plaza de Valencia para ser operado. Juan José Padilla, al que el público tributó una cariñosa ovación por su despedida de esta plaza en el año de su retirada y que tuvo que matar tres astados por el percance de Román, cortó otra oreja del sexto. Y El Fandi se marchó de vacío.

Román, que voló bien el capote, dio una gran dimensión en una faena marcada por la quietud y la ligazón. Desde los improvisados estatuarios iniciales cuando brindaba al público, hasta la estocada en la que se tiró a morir, el joven torero valenciano se la jugó siempre con un toreo muy de verdad. Con la izquierda impresionó en una tanda en la que toreó a base de cintura. En la estocada fue prendido y cuando caía recibió la cornada en el pecho. Dio una vuelta al ruedo entre las aclamaciones del público con un trofeo ganado a ley.

Padilla, fácil al banderillear, no quiso hacerlo en el sexto. Brindó su primera faena al matador de toros retirado Ricardo de Fabra, quien cumple este año sus Bodas de Oro con el toreo. Con la muleta, el noble toro pedía distancia y el jerezano acortó de inmediato la misma, ahogando su embestida. Lo mejor, una estocada de libro.

El cuarto fue a menos. Padilla, que lo recibió con una larga cambiada de rodillas, brindó al periodista José Luis Benlloch una labor voluntariosa. En esta ocasión mató de estocada y descabello.

Ante el sexto, encastado, con movilidad y sin clase, el Pirata se mostró bullidor. Con recursos y fuegos artificiales como molinetes o desplantes, levantó una plantá que le sirvió para cobrar una oreja que le entregó a la cuadrilla de Román, el titular de ese toro. Todo ello tras una estocada meritoria.

El Fandi consiguió sus mayores ovaciones con las banderillas, especialmente en el cuarto, jugueteando con su potencial físico. Se las vio en primer lugar con un ejemplar manejable al que recibió con dos largas cambiadas en el tercio. Labor un tanto superficial que remató con un pinchazo hondo.

Ante el quinto astado, de escasa fuerza y con la cara alta, El Fandi, sin posibilidad de lucimiento, se empleó, sufriendo un pitonazo en la mano izquierda. Mató de estocada.

Román, que el año pasado se convirtió en una revelación, pagó con una seria cornada en el pecho -se prevé casi un mes de convalecencia- su triunfo en una tarde en la que Padilla se despidió de la afición valenciana sumando un trofeo en el año de su retirada.

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