Vivir en Sevilla

Fotografías libres de prejuicios

  • La ONG Solidarios realiza un taller de inclusión social para personas sin hogar y vecinos de la Macarena

Los compañeros del taller, durante el jueves pasado, cuando les tocó retratarse los unos a los otros.

Los compañeros del taller, durante el jueves pasado, cuando les tocó retratarse los unos a los otros. / m. j. lópez

Una vez le preguntaron a Cartier-Bresson, uno de los padres del fotorreportaje, sobre su profesión y la manera de entenderla, a lo que el francés respondió tajante: "No me interesa la fotografía, sino la vida". Tal vez, muchos todavía le den vueltas a aquella frase y no comprendan lo que el fotógrafo quiso transmitir con ella, pero Cartier-Bresson dio con la clave.

Actualmente disponemos de dispositivos que nos permiten inmortalizar lo que sucede a nuestro alrededor, pero ignoramos la verdadera esencia de la fotografía. Este arte es, además de una forma de expresión, una herramienta para descubrir la vida. Para descubrirla en comunidad, compartirla y, a través de ella, sentir que se pertenece al mundo sin importar el contexto de cada uno. Así lo demuestra la ONG Solidarios que, entre sus muchas actividades, realizan un taller de fotografía entre vecinos y personas sin hogar del barrio de la Macarena y sus aledaños.

Con el Hogar Virgen de los Reyes como punto de encuentro, cada jueves, de 16:00 a 19:00, la ONG concentra a unas 15 personas de diversas procedencias. Vecinos del barrio, personas sin hogar y voluntarios de la asociación. Nadie pregunta la procedencia, todos se sientan alrededor de una mesa a escuchar las explicaciones de Lolo Vasco, el fotógrafo encargado de impartir el taller. A simple vista no se sabe cuáles son las circunstancias de cada uno y poco importa para ellos. Allí son compañeros con una afición en común. Vasco no incide en la técnica, que a fin de cuentas es lo de menos, a él lo que le interesa es la fotografía como modo de expresión y como creadora de nuevos contextos. Mientras explica la actividad a realizar ese día, busca fomentar la participación y generar debate. Están trabajando para realizar una revista cuando finalice el taller y es muy importante contar con la opinión de todos. "La idea de la revista surgió un poco sobre la marcha. Queríamos retratar el barrio y se nos ocurrió que hacer una revista era una forma bonita de almacenar todas las instantáneas", asegura una vecina que no se pierde el taller ni un solo jueves.

Una vez explicada la actividad y con un tema a inmortalizar, salen a la calle en parejas dispuestos a disparar. Aunque hoy es diferente, hoy los protagonistas de las fotografías son ellos mismos, ya que van a incluir en su revista un apartado en el que aparezcan todos los participantes con una reseña sobre sus gustos y aficiones. Pero cuando salen a la calle disfrutan como niños. Es su forma de hacer piña, de crear vínculos y de aprender experiencias nuevas porque para ellos "la fotografía no es sólo lo que se ve, sino lo que se conoce y te cuentan". Algunos han conocido a los taxistas que paran en el Hospital Macarena, quienes, además de ser retratados, fueron unos perfectos compañeros de charla. Otros han ido a un puesto de churros del barrio y han sentido la curiosidad que despierta en los demás verlos disparar con una cámara.

Llegaron al taller movidos por su amor a la fotografía y todos salen de él con el mismo pensamiento; son y se sienten iguales, sin hacer distinción de clases, forman parte de una comunidad y todos tienen la capacidad de aprender y mostrar algo desconocido al otro. Unos se sienten parte de la sociedad, otros aprenden a dejar a un lado los prejuicios; como una de las compañeras que, sin hogar ni familia, por primera vez siente que pertenece a algo; o una de las más jóvenes del grupo, que, además de "haber conocido a gente maravillosa, es la primera vez que hace una actividad libre de prejuicios".

Aunque este taller, que finaliza en febrero, es sólo la punta del iceberg. Desde Solidarios han enfocado el año en torno al ocio, con salidas al cine y al teatro y más talleres participativos, en los que la normalización de la situación de las personas sin hogar es clave. Para sentirse parte de la sociedad hay que formar parte de ella y no aislar a aquellos cuya situación los haga diferenciarse del resto. "Trabajar con personas y no para personas", como apunta Marisa Vázquez, delegada en Sevilla y coordinadora de delegaciones de Solidarios, es el punto de partida hacia una sociedad incluyente que repudie los individualismos.

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