El internet de los objetos agrícolas
la opinión invitada
Los agricultores deben ser conscientes del valor de sus datos y sacarles beneficio
Hace dos años, la Comisión Europea lanzó la llamada Alianza para la Innovación del Internet de los Objetos (IoT) para apoyar la creación de un ecosistema europeo del IoT innovador impulsado por las empresas. La Cátedra Coexphal-UAL de Horticultura, Estudios Cooperativos y Desarrollo Sostenible, nació por la misma época en la Universidad de Almería (UAL) con el objetivo de encontrar oportunidades y nuevas formas de abordar los retos a los que se enfrentan los socios de Coexphal (Asociación de Organizaciones de Productores de Frutas y Hortalizas de Almería). Otra convicción de la cátedra Coexphal-UAL es que también tenemos algo que aportar: nuestro modelo agrícola social, organizacional y productivo basado en explotaciones agrícolas familiares, cooperativas y pymes, unido a una constante innovación y un compromiso cada vez más profundo con la sostenibilidad, calidad y competitividad. En los últimos años hemos desarrollado varios proyectos europeos y nos hemos implicado en iniciativas sobre estrategias europeas en agricultura y plataformas de innovación (EIP-Agri).
Nuestra entrada en el internet de los alimentos y las explotaciones agrarias (IoF2020) www.iof2020.eu/iof/iof2020 es un ejemplo. La cooperación entre la Cátedra Coexphal-UAL, el grupo de la UAL encabezado por el profesor Manuel Berenguel y Coexphal, ha hecho posible no sólo nuestra participación en este proyecto de vanguardia, sino que además se ha conseguido el liderazgo de los ensayos sobre hortalizas para la UAL, lo que representa más del 20% del proyecto global (4 de los 19 casos que forman el núcleo de IoF2020).
¿Por qué el IoT es tan crucial para nuestro sector hortícola? Primero, debemos dejar claro que no hay solución "mágica" en el IoT, tampoco es exclusivo de la agricultura. El IoF2020 es un proyecto piloto dentro del amplio abanico de iniciativas para fomentar la adopción del IoT en Europa, como ocurre para las ciudades inteligentes, el transporte, las condiciones de vida del envejecimiento, etc.
El IoT es la próxima gran ola de innovación económica y social que aporta internet. El número de conexiones de IoT dentro de la UE aumentará de 1,8 millones en 2013 a casi 6 billones en 2020, con un valor de mercado superior al trillón de euros. Se espera que este crecimiento en conectividad traiga grandes beneficios económicos y provocará una reestructuración significativa de la industria.
Esto puede materializarse a través de nuevos servicios de IoT o aplicaciones innovadoras, mejora en la recopilación, procesamiento y análisis de datos y tecnologías de automatización, orquestadas de modo que permitan una mayor eficiencia en los procesos, la reducción del consumo de recursos y de energía o la mejora en la comprensión de las necesidades de los clientes, entre otros.
Una piedra angular central de este cambio de paradigma es el valor añadido de la información y datos y de las redes inteligentes de objetos conectados que se pueden crear a partir de tales datos. Por ejemplo, con la producción de tomates, los agricultores también producen una abundante cantidad de datos donde los datos en sí y por sí mismo pueden ser tan valiosos como el tomate que se produce. Esto plantea una cuestión importante aún no mencionada y que alude específicamente a mi papel en IoF2020, las aplicaciones de IofT y big data y los modelos de negocio innovadores, en particular para los pequeños agricultores familiares y sus cooperativas. ¿Quién es el propietario de los datos? ¿Quién tiene acceso y control de los datos y cuándo? Es evidente que la falta de recursos y/o de la capacidad de procesar e interpretar los datos puede poner a las pequeñas entidades en desventaja y potencialmente exponerlas a una mayor volatilidad del mercado y del proceso. Además, ya conocemos ejemplos de agricultores seducidos por aplicaciones llamativas y sensores de bajo coste a la vez que sus datos se venden por contrato a empresas ubicadas donde tiene lugar la mayor competencia.
Los agricultores deben ser conscientes del valor de sus datos y conocer los modelos de negocio disponibles para realizar y extraer este valor en su propio beneficio. Por ejemplo, en el grupo EIP (Asociación Europea para la Innovación) sobre Benchmarking para mejorar la productividad y sostenibilidad de la agricultura, en el que la Cátedra Coexphal-UAL participa, se han identificado cinco formas de extraer valor a partir de datos de agricultores: datos básicos sobre ventas, innovación de productos (por ejemplo, robots agrícolas), commodity swap (intercambio de materias primas) de datos por datos (por ejemplo, entre agricultores y procesadores de alimentos), la integración de la cadena de valor (por ejemplo, Fieldscript de Monsanto para la agricultura prescriptiva) y la creación de valor neto (plataformas/nubes para acumular datos). El último caso corresponde a un ejemplo que se está probando en la UAL, en un ensayo de hortalizas del proyecto IoF2020.
Esta es una oportunidad para Almería y para Andalucía. Nuestras empresas tienen que hacer un esfuerzo por tomar el liderazgo en el IoT, lo que les permitiría gestionar un ecosistema que incluye a los agricultores, las pymes, investigadores, emprendedores e innovadores, con conexiones tanto aquí como en Europa.
La cátedra Coexphal-UAL intentará hacer todo lo posible para que este cambio de paradigma beneficie a nuestro modelo agrícola, a través del uso informado e innovador del IoT y big data, y proporcione a nuestros agricultores una cadena/red de valores más transparente y eficiente. La recién iniciada plataforma RIS3 de la Junta de Andalucía sobre trazabilidad y big data, en la que también estamos involucrados, está directamente relacionada con nuestro trabajo de IoF2020 sobre trazabilidad y esperamos encontrar en el futuro más oportunidades.
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