Álvaro Zarzoso es un joven economista sevillano que trabaja en la Oficina Económica y Comercial de la embajada española en Seúl desde principios de enero. El caso de Corea del Sur es peculiar, porque llegó a ser el segundo país más afectado por el coronavirus, pero nunca alcanzó la tasa de mortalidad de China ni de Irán. Ni la de Italia. Con 7.800 casos detectados, se han contabilizado 66 fallecimientos hasta ahora, pero muy concentradas en dos provincias: Daegu y Gyeongsung del norte.

Una de las novedades que ha introducido el Gobierno coreano es la realización de análisis del virus a población sin síntomas, lo que le ha permitido tener una mejor visión de la territorialización de la enfermedad. Además, la administración están en contacto con todos los ciudadanos, a través de una mensajería especial de teléfonos móviles. "Todos los días -explica Álvaro- nos llega información sobre los nuevos casos, y si éstos están en nuestras cercanías. Me dicen, por ejemplo, que en mi barrio hay dos personas infectadas nuevas, y que han estado en tal pizzería, en el gimnasio, si fueron al cine y cuándo llegaron a su casa. Se trata de que evitemos estos contactos".

Objetivo: no detener la economía del país

A diferencia de lo sucedido en Italia, la actividad económica apenas ha decaído en la calle, los comercios están abiertos, los gimnasios y los restaurantes, hay menos público, pero el Gobierno se ha cuidado de golpear a la economía de ese modo. Esos sí, tal como explica Zarzoso, en todos los lugares hay gel desinfectante y todos los coreanos llevan máscaras. El Ejecutivo de Corea del Sur prohibió la exportación de mascarillas a China, tanto a empresas como a particulares, y ha marcado un día a la semana a cada ciudadano, en función de la fecha de su nacimiento, para que pueda ir a las farmacias a comprar máscaras y gel. "Lo que más valoro es la transparencia del Gobierno y el sentido ciudadano de los coreanos, en Seúl se está viviendo esto con mucha tranquilidad", apunta. 

El economista explica que el Banco de Corea prevé un decrecimiento económico del 2,3% al 2,1%, aunque algunas agencias de calificación lo bajan al 1,5% del PIB. Aun así, el comportamiento de este gigante asiático es sorprendente. El desempleo, aunque se espera que aumente, ha bajado en el último mes y las exportaciones se han incrementado. Ello se debe, según Zarzoso, a que Corea es uno de los grandes exportadores de semiconductores y estos componentes tienen un patrón muy peculiar de ventas.

El Gobierno trata de evitar el impacto en la economía, que podría ser doble, ya que China es uno de los grandes aliados comerciales, tanto en exportaciones como en importaciones. Seúl ha mantenido los tipos de interés, al 1,25%, pero ha anunciado que tiene margen para bajarlo si hiciese falta y ha inyectado 25.000 millones de euros en inversiones para sanidad, apoyo a las familias, préstamos blandos y ayudas al consumo. Se trata de no paralizar el país, aunque el efecto en el mercado bursátil ha sido tremendo. No obstante, las bolsas están mejorando en los últimos días.

El Gobierno sí pospuso el inicio del curso escolar y universitario, prohibió todo tipo de congresos y las concentraciones populosas, en especial las religiosas, ya que uno de los focos estaba asociado a un grupo de fe cristiana.