Módulo 16: etarras
Una carta de Txema Matanzas, trasladado a Salamanca, detalla el día a día de los reclusos de ETA en la prisión de Huelva
A pesar del férreo control que Instituciones Penitenciarias mantiene sobre la actividad diaria y las comunicaciones exteriores y en el interior de los reclusos de ETA, el abogado José María Matanzas Gorostiaga, Txema Matanzas, en prisión por pertenecer al aparato ideológico de la banda terrorista, airea en una carta el minuto a minuto en el módulo 16 de la cárcel de Huelva, donde se encuentran cumpliendo condena en estos momentos 14 etarras (once hombres y tres mujeres). Matanzas, trasladado ahora a la cárcel de Topas (Salamanca), detalla horarios, características de las instalaciones y habla de las relaciones que los presos de la banda mantienen con los funcionarios del módulo.
No mantienen relaciones los demás presos, salen a patios exclusivos y están sometidos a recuento dos veces al día. Matanzas califica de "rígido" el sistema. "Una pequeña jaula de oro -según su descripción- muy bien para estar un par de años, pero imagino que con consecuencias inapelables a largo plazo", explica en el documento, publicado en internet.
A diferencia de los presos comunes, los ocupantes del módulo 16 hacen las tres comidas en solitario en sus celdas y tienen dos salidas a patio. "Nuestro espacio vital es el pasillo que va desde la celda al patio de la mañana", de alrededor de diez metros, "porque el de la tarde está pegado a la celda".
Por la mañana, disponen de una sala de estar con televisión y una mesa de ping-pong, un gimnasio de 6x8 metros -con bicicleta, tabla de abdominales y espaldera- al que acceden dos veces por semana y de uno en uno, además del patio (6x16 metros), con forma de frontón, donde se les facilitan las palas para jugar). También pueden acceder a ordenadores dos o tres veces por semana (sin conexión a internet) o solicitar, a través de catálogo, dos libros a la semana.
En cuanto a las relaciones con los guardias, Matanzas escribe que "todo está protocolizado", por lo que "no hay apenas" favores especiales al no tener los funcionarios margen de actuación. "Los que no nos pueden ver, no lo disimulan", dice el etarra.
El abogado critica los retrasos en el correo que, según precisa, es de cuatro a siete días en el caso de cartas en castellano, y entre 20 y 35 días cuando los escritos están en euskera. Por contra, valora de forma positiva los servicios médicos, la alimentación, la limpieza de las instalaciones y pone algunas pegas a las compras que encargan a los trabajadores que se conocen como demanderos (que se realizan en establecimientos concertados en el exterior). "Se puede pedir casi de todo", pero "no es barato".
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