Una nueva protesta de la plantilla de Navantia en Puerto Real (Cádiz) finalizó ayer con graves desperfectos en el sistema eléctrico que regula el carril reversible del puente Carranza. El corte de tráfico de los trabajadores en la N-443 duró media hora, pero el puente no quedó abierto al tráfico hasta casi la noche de ayer. El resultado, cerca de 18 kilómetros de atasco en ambos sentidos a las cuatro de la tarde.

La acción de los trabajadores se inició como otras tantas. Una asamblea a las 10:30 en el interior de la factoría se alargaba casi una hora. La reunión concluyó con la decisión de "volver a salir intentando reivindicar carga de trabajo para el astillero, más en un día donde las noticias siguen siendo pesimistas para esta provincia, a la cabeza de Europa en desempleo. Por eso estamos aquí, porque recuperar los astilleros es recuperar la economía gaditana", dijo el presidente del comité de empresa, Ramón Linares.

La plantilla acordó la creación de una "caja de resistencia que nos ayude ante cualquier imprevisto al no saber cuándo va a acabar esta lucha. El ánimo de la plantilla, cuanto más tiempo pasa, es de más pesimismo", admitió Linares.

Poco después de iniciarse el corte de carretera, varias unidades de la Policía antidisturbios llegaron al puente Carranza. En ese momento comenzó el enfrentamiento entre agentes y trabajadores. El resultado, aparte de lo visible sobre la calzada y en el pórtico de señalización en la entrada del puente (piedras, neumáticos y pintura), fue que ardieron varias arquetas con el sistema de cableado que resultó definitivamente inutilizado.

El subdelegado del Gobierno en Cádiz, Javier de Torre (PP), no dudó en calificar lo sucedido en el puente Carranza como "actos vandálicos". De Torre informó de que "los daños aún no se han cuantificado, pero serán elevados".