La abstención más cara
El PSOE cita a Podemos el sábado, a escasos dos días del debate de investidura. Los socialistas envían a los partidos de la oposición su propuesta y una respuesta a las demandas.
El estado de la cuestión, el de la investidura, es el siguiente a sólo cinco días del discurso de Susana Díaz. Dos partidos, el PP e IU, que suman 33 y cinco votos respectivamente, están instalados en el no. Inamovibles. Ciudadanos, con nueve escaños, como mucho, se abstendría, de tal modo que el PSOE necesitaría añadir a estos votos blancos del partido de Albert Rivera los de Podemos, con sus 15 escaños, para sacar adelante la investidura de Susana Díaz por mayoría simple. La primera votación en la que bastará este requisito se producirá el jueves próximo, a escasa horas de que comience la campaña electoral de las elecciones municipales. Pero Podemos y Ciudadanos siguen manteniendo un listón muy alto para su abstención. El PSOE ya ha cerrado una reunión con Podemos para el sábado, a dos días del inicio de la sesión de investidura. Los socialistas le han hecho llegar su respuesta sobre las dos demandas que quedan sin abordar: la reducción de los altos cargos y de confianza para trasvasar un ahorro de 24 millones de euros a los servicios públicos y la firma de convenios con entidades de créditos que, ante los desahucios, propongan soluciones alternativas al desahuciado. Con Ciudadanos hará los mismo. Según el portavoz socialista Mario Jiménez, una vez leídas las propuestas no habrá "excusas" para mantener la parálisis, pero el optimismo en estos días parece ser un endemismo del PSOE en el variado ecosistema parlamentario.
Una vez conseguidas las dimisiones anunciadas de los ex presidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán, Ciudadanos requiere que el PSOE rubrique su decálogo anticorrupción. A partir de entonces, comenzarían a hablar. "Para sentarnos a negociar, la mesa debe estar limpia", dijo ayer la portavoz de Ciudadanos, Irene Rivera, que subrayó: "No basta con (firmar) el decálogo; sólo con eso, la respuesta es no".
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Es decir, Ciudadanos necesita el decálogo, una propuesta que no es de difícil asunción por parte del PSOE porque algunos de sus puntos ya los cumple, pero, a partir de ahí, comenzarían a negociar políticas, aunque sólo para llegar a la abstención. El partido de Albert Rivera en Andalucía cuenta, además, con un problema: su líder no desea ninguna interferencia andaluza que pueda estropearle la campaña de las elecciones generales. De este modo, Ciudadanos sólo negociaría la abstención, por lo que de cara a la investidura también tendría que producirse la de Podemos.
Una fuente que participa en las negociaciones, sin embargo, apuntó otra posibilidad: que el PSOE busque la abstención de IU, sus antiguos socios. Es difícil, poco probable, aunque no imposible, debido a que los de Antonio Maíllo entienden que su partido fue apeado por la propia presidenta del Gobierno sin razón alguna. Sin embargo, IU es el único partido que hasta ahora ha asumido un papel más institucional al negarse a utilizar los votos del PP y de Podemos para presidir la Cámara andaluza. Si el acuerdo hubiese sido público y explicado, IU lo habría aceptado, pero rechazó lo que entendió como una maniobra furtiva.
La postura del PP, que es la del no, parece inamovible. Uno de sus dirigentes explicó a este medio que su partido, "como alternativa de gobierno" que sigue siendo, no va a dejar pasar a Susana Díaz. Ya su líder, Juan Manuel Moreno, insistió el pasado domingo en este periódico en que no habría injerencias de Génova o de Mariano Rajoy en este asunto, y así parecen confirmarlo otras fuentes. "No vamos darle el apoyo a quien después puede quitarnos doscientos ayuntamientos", se indicó en referencia a las municipales de mayo. El PP comienza a manejar una agenda en la que concibe una legislatura andaluza corta, de uno o dos años, por lo que no quieren aparecer ante Ciudadanos como el partido que permitió dejar gobernar durante ese tiempo a Susana Díaz.
Este escenario, que es muy pesimista respecto a la investidura, al menos en las primeras semanas, contrasta con la visión de los socialistas, cuya candidata, Susana Díaz, proclamó la semana pasada que "pronto" será elegida presidenta por el Parlamento. En su favor hay un hecho que durante estos días se está obviando, y es el propio discurso de investidura. Si en ese parlamento incluye concesiones a la oposición, tales como una rebaja de impuestos, medidas antidesahucios o un pacto anticorrupción, la oposición estaría más comprometida para, al menos, abstenerse. Se trata de despojar de excusas a la oposición, en palabras de Mario Jiménez.
Mientras tanto, Podemos solicitó ayer que el Parlamento comience a funcionar al margen de la elección de la presidenta, que es la obligación primordial de la Cámara. Su líder, Teresa Rodríguez, sin embargo, cree que el PSOE va a usar el Parlamento "como rehén" de la investidura, aunque lo cierto es que si no hay presidenta de la Junta en el plazo de dos meses habrá elecciones de nuevo, y para nada valdrán ni las comisiones ni las sesiones de control que hubiera ahora. Podemos ha solicitado que, en el plazo de 20 días, como es preceptivo según el reglamento de la Cámara, se constituyan las comisiones en las que se trabajan las leyes. Se hará, pero la prioridad, sí o sí, seguirá siendo que haya una presidenta elegida.
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