El bloqueo de los conciertos del SAS con las privadas causó la última crisis de ceses
Las destituciones del viceconsejero de Salud y el gerente del SAS están relacionadas con la incapacidad para reducir 45.000 intervenciones quirúrgicas que están fuera de plazo legal
Muchos en el SAS entienden que los ceses son el "cortafuego" para impedir la dimisión de la consejera Catalina García
Salud defiende que si hay más listas de espera es porque el sistema funciona
192.000 andaluces esperan 134 días de media para ser operados
Han servido de "cortafuegos". Esta es la opinión más extendida entre aquellos responsables del SAS que el pasado miércoles les sorprendió las dimisiones del viceconsejero de Salud, Miguel Ángel Guzmán, y del gerente del SAS, Diego Vargas. Miguel Ángel Guzmán había comunicado hace unos meses que se quería marchar, no estaba contento en ese puesto, pero Diego Vargas siguió haciendo planes hasta pocos días antes de que se le comunicase su destitución. Estos dos relevos de los puestos más importantes de la Consejería, además del de la consejera, Catalina García, vienen precedidos de una docena de destituciones en un departamento que no termina de salir de la crisis de la listas de espera. Ellos han sido el último cortafuegos; si la situación no mejora, la próxima será Lina García.
La gravedad de la crisis de Salud se encuentra en las listas de espera, en especial, las de pruebas diagnósticas y, sobre todo, en las quirúrgicas, donde hay 45.331 personas a fecha de diciembre que llevan esperando más de un año. Son esperas alegales, ya que la ley andaluza -Ley2/1998 de 15 de junio- garantiza que estas personas deben ser atendidas en el territorio andaluz en un plazo máximo, y éste ya ha sido sobrepasado.
Desde los gobiernos socialistas de la Junta, el SAS puede, y lo hace, derivar pacientes quirúrgicos a clínicas privadas para que sean atendidos. También para que se sometan a pruebas diagnósticas e, incluso, todo tipo de consultas. De este modo, alguien del SAS puede ofertar una lista de espera a clínicas privadas para que atiendan a los usuarios y desatasquen las demoras. ¿A qué precio? Catalina García aprobó hace medio año la tarificación actualizada mediante una orden que fue muy criticada porque también incluía la Atención Primaria.
Aunque los partidos de izquierdas sostienen que los conciertos son privatizaciones, lo cierto es que fue el PSOE el pionero en estas políticas en Andalucía, son comunes en todas las comunidades autónomas y se vienen imponiendo como un modo de desatascar las esperas. De hecho, Andalucía es de las que menos concierta.
Sólo les salvarán los conciertos
Pero el largo listado de espera del SAS -203.000 pacientes en espera de una operación- sólo se solventará si se generalizan los conciertos y los llamados autoconciertos. Esto último sólo significa que los quirófanos se abren por las tardes o se envían pacientes a otros hospitales públicos. Una fuente consultada, sin embargo, ha explicado la apertura de quirófanos por la tarde ha traído problemas a la Consejería de Salud con los facultativos del Sindicato Médico, que fue una organización afín al PP.
Pero los conciertos privados, antes y ahora, adolecen de transparencia. La consejera Catalina García canceló en junio los contratos a dedo que le había venido permitiendo la laxitud legal de la pandemia. No es un asunto nuevo. Algunos profesionales consultados por este medio se quejan de que no haya inspectores públicos que revisen cómo actúan las clínicas privadas, qué tipo de médicos emplean para ello y si éstos son los más adecuados. Del mismo modo, no ha habido hasta ahora un criterio conocido para la adjudicación de los contratos.
A esto se ha añadido un problema que sí es nuevo, y es que muchos hospitales se han quedado sin poder concertar. Algunas fuentes sostienen que ha existido una merma presupuestaria porque ha habido que pagar sentencias no previstas en contra de la Junta; otras mantienen que en la Consejería de Salud se creó un grupo independiente de la consejera, que actuó por su cuenta y que ha tenido malos resultados. En última instancia, esto sería la causa final de los ceses.
Catalina García vuelve a tener una oportunidad a partir de febrero, cuando pondrá en marcha un plan de conciertos para pruebas diagnósticas e intervenciones quirúrgicas con un gasto de 734 millones de euros en los próximos cuatro años. Además, habrá 148 millones de euros para los autoconciertos.
La sanidad pública es la espada de Damocles de Juanma Moreno. Y de todos los presidentes autonómicos. El descenso de popularidad del PNV en el País Vasco se debe, por ejemplo, al deterioro de su servicios, el otrora admirado Osakidetxa. A Moreno no se le escapa que los problemas en la Atención Primaria fueron un elemento decisivo en la derrota de Susana Díaz.
Y Catalina García no es el problema, sino la gestión en su conjunto. En la pasada legislatura, cuando Jesús Aguirre dirigía la Consejería, Juanma Moreno la monitorizó día a día hasta el punto de que él presidía muchos consejos de dirección de Salud. A pesar de la popularidad de la que gozaba Aguirre, Juanma Moreno no quiso que siguiese y, en reconocimiento, le ofreció el retiro dorado del Parlamento andaluz.
Catalina García aseguró este viernes en Jaén que ella estaba dispuesta a echarse a un lado, a dimitir, si Juanma Moreno lo consideraba conveniente. El presidente es hombre reacio a los cambios en su Gobierno, es de los que confía en la solución de los problemas, pero el hecho de que las listas de espera sean ahora más graves que en 2018, cuando gobernó por última vez el PSOE, debería de ser su principal motivo de preocupación.
También te puede interesar