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Andalucía

La decisión de Juanma Moreno

  • El presidente se inclina por recortar los horarios de tarde de la hostelería por distritos, se mantendrán las clases y el toque de queda comenzará a las 22 horas 

El presidente de la Junta habla con periodistas en el Parlamento.

El presidente de la Junta habla con periodistas en el Parlamento. / María José López/EP

Juanma Moreno es más Juan Manuel Moreno, sus decisiones pueden desembocar ahora en miles de parados o en decenas de muertos. Un terrible cuestión que forja el carácter de quien se enfrenta a ella. El presidente de la Junta reúne este domingo a un comité técnico del Covid para adoptar las nuevas medidas contra el Covid, pero la última palabra, la decisiva, es la suya. A partir de este lunes, es él quien tiene delegado el estado de alarma en todo el territorio andaluz, no tiene competencias para confinar en sus domicilios a la población ni para ampliar el toque de queda a antes de las 10 de la noche, eso sigue siendo una potestad estatal, pero puede ordenar el cierre de la hostelería por las tardes, que es la medida más probable para algunos distritos andaluces. Las clases en los colegios e institutos proseguirán.

En la lucha contra la pandemia del coronavirus, los gobiernos autonómicos siguen dos escuelas. Una es la de Asturias, cuyo presidente, Adrián Barbón, defiende la máxima restricción en estos momentos -el confinamiento de los ciudadanos- para ir aliviando los cordones a medida que las tasas de incidencia del Covid vayan bajando. Es la tesis China, y la que defienden muchos médicos que son partidarios, como en la asistencia sanitaria habitual, de cañonear con altas dosis de antibióticos a los enfermos para ir rebajándola cuando la fiebre baja. Un tratamiento de choque. 

Pero cuidado con las comparaciones, porque son magníficas, pero muchas llevan a equívocos. Otro confinamiento supondría un nuevo desplome del PIB, que se traduce en miles de trabajadores en paro y el cierre de muchas empresas. 

Juanma Moreno se sitúa ahora en la escuela que también sigue el ministro de Sanidad, Salvador Illa. Es la de esperar un poco para evaluar de modo correcto si la escalada de medidas surte efecto. Si no fuese así, se apretará más pero sin cerrar del todo. Andalucía lleva 10 días con el cierre perimetral de 449 municipios, y las tasas de contagios han comenzado a bajar después de las subidas angustiosas del lunes pasado y su fin de semana. Son algo mejores, pero no lo suficiente. Los hospitales del SAS no pueden soportar durante mucho tiempo un número de hospitalizaciones diarias que va de las 100 a los 150 ingresos.

Con 3.226 ingresados y, al ritmo actual, los hospitales llegarán a los 4.500 enfermos en menos de dos semanas. Ésa es la curva que causa pavor en el SAS. 

Ni Salvador Illa ni Juanma Moreno quieren decretar el confinamiento domiciliario. Moreno no puede, no tiene las competencias, pero tampoco lo haría si las tuviese. Tampoco está habilitado para extender el toque de queda a antes de las 22:00 horas, pero puede ordenar el cierre de la hostelería por las tardes. Un dato que el presidente comentó a los periodistas el jueves pasado es que el 70% de la actividad económica del país ocurre entre la mañana y las cinco de la tarde. Por tanto, es a partir de esa hora cuando menos daño hacen las restricciones. Aunque lo hacen.

El sector de la hostelería y del turismo son esenciales en la economía andaluza. El cierre perimetral de Sevilla ya ha llevado a que los grandes hoteles vuelvan a cerrar, caso del Alfonso XIII, porque los turistas tienen prohibido llegar. De los bares cuelgan miles de empleo que tendrían que suspenderse en ERTE, en el mejor de los casos, si tienen que cerrar después de los almuerzos. 

El comité técnico con el que Moreno se reúne este domingo, y que el Gobierno andaluz llama de expertos, está formado por los altos cargos de la Consejería de Salud y los responsables provinciales, a quienes se les une algún representante de algunas sociedades médicas. No es un comité de sabios, por así decirlo, como el que entregó su trabajo a la Junta en septiembre, pero son ellos los que tienen los mejores de datos de incidencia del virus y de repercusión asistencial por distrito sanitario. Sus opiniones son más estrictas que las del Gobierno andaluz, según reconocen en el propio Ejecutivo, porque ellos analizan una parte del problema. Del otro, del económico y el social, se encarga Juanma Moreno y quienes le acompañan sin competencias en materia de Salud, que son el vicepresidente Juan Marín y el consejero portavoz, Elías Bendodo. Y en eso consiste hacer política.

El presidente hablará este domingo después de las 2 de la tarde, y explicará a los andaluces cuáles son las nuevas restricciones. La hostelería cerrará de modo parcial; las actividades de ocio van a quedar, prácticamente, anuladas, y los movimientos, más restringidos, aunque se mantendrán las clases. Si esto no funcionase, si al cabo de otros 10 días los ingresos siguiesen disparado, el Gobierno andaluz no tendría muchos instrumentos más, tendría que sumarse a las comunidades que están solicitando el confinamiento domiciliario.

Moreno no es partidario de esto último, pero quiere que el Gobierno central lo decrete ya si está pensando en ello. Lo que desea es que, si fuese así, al menos pudiera salvarse la campaña de Navidad.  

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