Disminuye la desigualdad andaluza pese a los obstáculos desde la pandemia
Andalucía se sitúa en 2023 como la quinta comunidad con peores valores en el índice Gini en una lista que encabezan Madrid y Valencia
Más de dos millones de andaluces reciben un salario, pensión o prestación de desempleo de menos de 1.000 euros al mes
Los obstáculos han sido considerables. Al terremoto económico de la pandemia de 2020 le siguieron el inicio de la invasión de Ucrania, la crisis mundial en las cadenas de suministro, la subida del precio de las energías y las subidas de los precios de todos los productos de consumo. Situaciones como éstas, explican los especialistas en la materia, suelen crear desigualdades en las sociedades en las que suceden. Resumidamente, de un modo muy sintético, el término de desigualdad indica que los ricos son más ricos y los pobres son más pobres. En Andalucía, como en el resto de España, hay mecanismos que han taponado esas heridas y lo demuestran indicadores como el índice Gini, una medida estadística que mide la desigualdad. Según los datos publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE), Andalucía ha reducido la desigualdad desde 2015.
El INE ha dado a conocer el llamado Atlas de distribución de renta de los hogares de 2023. En él figuran los datos actualizados de diferentes indicadores, entre los que figura el mencionado índice Gini, un parámetro estadístico que representa la desigualdad en la distribución de los ingresos o riquezas en una población. En Andalucía, como ha sucedido en todas las comunidades autónomas, la tendencia desde 2015 es la de una progresiva reducción de la desigualdad con la única salvedad de 2020, el año de la pandemia. Siendo los valores de 100 para una sociedad extremadamente desigual y 0 para una extremadamente igualitaria, el de Andalucía se ha situado en 2023 en 31,3. En 2015 el indicador Gini era de 35,8.
En 2023, según el INE, hubo regiones que mostraron una mayor desigualdad que Andalucía, aunque la evolución con los años haya resultado favorable. Madrid, con un índice de 35,1, es la región donde existen más desigualdades; en segundo lugar está Valencia (31,8), y luego Canarias (31,7) y Cataluña (31,4). En el quinto puesto se coloca Andalucía, con el mencionado 31,3.
En una comparación entre las provincias andaluzas, en un peor estado de desigualdad que la media –31,3– están Málaga (32,7), Granada (32,3) y Almería (32). En el otro extremo, con un mejor índice que la media, están Huelva (29,1), Jaén y Córdoba (29,5), Cádiz (30,9) y Sevilla (31,1).
La mejoría de los niveles de igualdad en el conjunto de España desde 2015, acentuada desde la pandemia, tiene como origen el “buen comportamiento del mercado laboral” y la “reducción de la tasa de paro”, explica un informe de Caixabank del año pasado. Que los resultados económicos crezcan y que exista una fiscalidad mayormente redistributiva son factores que mitigan los efectos que crean sus contrapartidas, entre ellas, las subidas de los precios generan en los hogares andaluces y en los del resto del país.
Caixabank califica en este estudio firmado por Oriol Aspachs y Josep Mestres como "importante" el descenso de la desigualdad producido en los últimos años. Entre 1990 y 2019, la desigualdad decreció 1,9 puntos en España. Este dato contrasta, por ejemplo, con lo sucedido en Estados Unidos, cuyo indicador Gini durante ese periodo ha empeorado 3,5 puntos. De aquellos polvos, estos lodos.
La importancia de las políticas sociales y de redestribución
Pese a la mejoría de los indicadores, la situación de desigualdad y pobreza en España sigue siendo “seria”, según señalan Olga Salido y Jesús Ruiz en un informe de la Fundación Alternativas publicado el año pasado. Este estudio avisa de los efectos a largo plazo de las desigualdades y de que, en el caso de España, tomada en su conjunto, debe seguir siendo “objeto de atención”. Teniendo como modelo al país, el organismo de estadística europeo Eurostat sitúa a España en el furgón de cola en el recuento del pasado diciembre, sólo mejor que Bulgaria, Lituania, Letonia, Italia, Portugal y Grecia.
Entre las fuerzas que anclan las desigualdades sociales, indican los investigadores que elaboraron el informe de Fundación Alternativas, se señalan los efectos de la globalización, la llamada disrupción tecnológica sobre la demanda de trabajo, que afecta de modo particular a los trabajadores menos cualificados; los cambios reguladores o desreguladores que alteran los equilibrios entre lo público y lo privado; o los cambios de las políticas públicas en los servicios y prestaciones y en el del sistema tributario.
Las consecuencias de las desigualdades, según coinciden los especialistas, suelen vincularse a niveles mayores de pobreza, exclusión y tensiones sociales. En sociedades con una alta desigualdad, además, es más difícil que las personas mejoren su situación respecto a sus padres. La desigualdad excesiva puede frenar el crecimiento económico por limitar el acceso a la educación, la salud y las oportunidades, aunque los gobiernos, explican los estudios tienen herramientas para paliar los desperfectos mediante la aplicación de impuestos progresivos o de políticas sociales.
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