Juan Ignacio Zoido. Alcalde y candidato a la reelección

"Mucha gente me seguirá prestando el voto"

  • Todas las encuestas coinciden en que el alcalde más votado de la democracia perderá la mayoría absoluta.

Tiene un punto de hiperactividad. De nervio manifiesto. Aguanta poco tiempo en la misma posición. Y en silencio, aún menos. Hasta la oposición socialista reconoce que los trajes le quedan clavados. Es domingo en el Ayuntamiento. La decoración de la planta alta evoca la grandeza decadente del Hostal San Marcos de León. Hay agua fría en los vidrios. Juan Ignacio Zoido (Montellano, 1957) se lo juega todo el próximo domingo, sobre todo después de proclamar que su carrera política acaba en Sevilla. Los días son más largos que nunca. No falta ni a las primeras comuniones de los hijos de sus colaboradores, ni a tres actos en una misma mañana. Improvisa como todos los políticos. Pese a que Sevilla no tiene aún estatuto de capitalidad de la ojana, Zoido está convencido de que todo el fervor que percibe en la calle se traducirá en votos.

-¿De dónde saca las fuerzas?

-De la ilusión que tengo como alcalde y de la confianza en poder aprovechar las oportunidades para que Sevilla crezca de una manera importante en los próximos cuatro años.

-Sus críticos le reprochan habitualmente que usted no tiene modelo de ciudad.

-Creo que hay gente que tiene ganas de perder el tiempo.

-¿Y usted tiene modelo de ciudad?

-Claro que sí.

-¿Cuál es?

-Pues una ciudad en la que se viva mejor cada día, como está ocurriendo. Una ciudad en la que funcionen todos los servicios básicos, donde seamos todos juntos capaces de desarrollar una Sevilla sostenible con posibilidades de seguir creciendo.

-¿Qué pretende al publicar la lista de morosos del Ayuntamiento con deudas por encima de los 25.000 euros?

-La única finalidad es que la gente sea responsable. Nosotros tenemos que ser transparentes y que la gente también lo sea con lo que debe. La sociedad ha avanzado hacia esa corresponsabilidad. Las comunidades de vecinos informan cuando un vecino ha dejado de pagar un recibo. Lo que se pretende es que todo el mundo que tenga una deuda, sea consciente de que la tiene. Y siempre brindamos a cualquier deudor la posibilidad de que explique el motivo de la deuda. Y si necesita que se le fraccione, siempre se le dan facilidades.

-Imaginemos la nube de palabras de su mandato. Se repiten constantemente los términos La Junta nos bloquea y la herencia recibida.

-Pues son dos verdades como un templo. La deuda que nos dejaron, encima en el peor momento, era de 790 millones de euros. Y el bloqueo de la Junta con determinados proyectos no tiene sentido. Se puede entender que no haya dinero para seguir con el Metro o para construir la Ciudad de la Justicia, pero que ni siquiera tengan el dinero para las escuelas taller... Han dejado de poner veintiséis escuelas en zonas tan necesitadas como Bellavista, Torreblanca, Polígono Sur, Alcosa, Polígono Norte... Eso es darle la espalda a Sevilla. Que no nos permitan construir un puente, que no nos dejen poner en valor la Gavidia, que no nos resuelvan el problema para que Altadis sea una fuente de oportunidades, la verdad es que me parece lamentable. Yo aquí no he venido a pelearme con nadie, pero sí a decirle la verdad a todo el mundo. Y si tengo que decir que han vuelto la espalda a Sevilla, es rigurosamente cierto.

-¿Por qué no ha podido hacer de la Avenida un espacio mucho más cómodo, habitable y con sombra para el peatón?

-Porque creo que con la situación económica que nos encontramos, era difícil levantar un pavimento que todavía era muy reciente. No me parecía oportuno cuando había tantas necesidades que asumir. Pero no me cabe duda de que en los próximos años, la Avenida de Sevilla tiene que tener más sombra, porque puede tenerla, y tenemos que ir dándole solución a un pavimento que, aun siendo de calidad, no ha dejado de dar problemas desde el primer momento. Por tanto estoy decidido a hacer la Avenida más habitable y más atractiva, al igual que la Puerta de Jerez, pero no era el momento porque, como digo, el dinero debía ir a otras prioridades.

-En el programa se anuncia de forma muy genérica una revisión del PGOU. ¿Se refiere a una revisión total desde un punto de vista técnico, o más bien a seguir con la política de modificaciones específicas?

-Lo voy a explicar. Creo que ahora va a haber cuatro años muy importantes para el crecimiento de Sevilla. A lo largo de este mandato hemos tenido que hacer dieciocho modificaciones puntuales del Plan. Por este camino no se debe seguir, pero ir a una revisión total del plan, ir a un nuevo plan, supondría paralizar Sevilla durante los próximos cuatro años. Y eso no se puede hacer. De ahí que haya planteado una mesa para que en ella se debata y discutan todos los proyectos que son importantes en la ciudad. Para que puedan pronunciarse sobre los temas que van a surgir no sólo las administraciones, sino los promotores, los funcionarios de Urbanismo y los colegios profesionales. Y que se busque la solución en el menor plazo.

-Deduzco que seguirá apostando entonces por las modificaciones, pero todas a la vez.

-Efectivamente, todas al mismo tiempo. Y sin tardar mucho tiempo en las tramitaciones, acortando los plazos todo lo posible. Tenemos que ser audaces, respetando la legalidad vigente, pero dando una respuesta más rápida y segura a un inversor interesado en Sevilla. No puede ser que un inversor quiera abrir un hotel en la Torre Pelli y no pueda porque las ventanas no son abatibles. Es que no hay ningún rascacielos que tenga ventanas abatibles. Habrá que cambiar la norma. Hay que ir adaptando las cosas. Va a venir un momento inversor importante y no se nos puede ir nadie.

-¿Le ha pesado la aventura de la presidencia regional del PP?

-No me ha pesado porque en ningún momento dejé ni de estar, ni de pensar en Sevilla. Cualquiera que me conoce sabe que es mi obsesión. Pero es verdad que en un momento determinado tuve que aceptar un puesto en el partido que desde el primer momento califiqué de provisional. Y siempre he mantenido que esa provisionalidad duró demasiado. También es cierto que no me restó tiempo para dedicarme a Sevilla y a sus problemas.

-El otro día reprochó a la oposición socialista no haber estado al lado del gobierno en asuntos importantes para la ciudad. ¿Cuándo ha echado en falta al PSOE?

-En la formación para el empleo. Es la principal preocupación de los sevillanos. Un alcalde y la oposición deben tenerlo claro siempre. Es mi obsesión. Que la Junta no haya concedido ni una sola escuela taller estos cuatro años, que no haya abonado las cantidades que nos deben en los planes de empleo... Pues la verdad es que francamente me extraña que la oposición no levante la voz para decir que esto no puede ser. No defienden los intereses de la ciudad. Me causa tristeza. Creo que los intereses de Sevilla están por encima de todo. Hemos adelantado dinero, cuando el Ayuntamiento tiene también sus propios problemas. ¿Qué hubiese pasado de no haber tenido nosotros tesorería suficiente, después de sanear las cuentas, para adelantar diecisiete millones de euros? También hemos adelantado dinero de los programas de dependencia que corresponden por ley a la Junta de Andalucía. Que no nos han autorizado la construcción de un puente cuando ni siquiera hay un dibujo hecho... ¡Tenemos que resolver el problema de la movilidad! A todo esto me refería. Hay situaciones que se han podido desbloquear sin coste alguno para nadie.

-¿Le gustaría ser presidente del PP de Sevilla para tener el control orgánico del partido?

-No. Yo he tenido una experiencia ya como presidente del PP regional. Mi única decisión en política es Sevilla, aquí termina mi vida política, en Sevilla. Ni aspiro ni deseo nada más.

-¿No cree que al apostar por la ampliación del tranvía se le puede identificar en exceso con Alfredo Sánchez Monteseirín?

-El proyecto no lo he visto . Él habrá hablado de la ampliación, pero yo nunca he visto ese proyecto. Lo que sí le puedo decir es que me he encontrado, una vez más, con un problema que tengo que resolver. Hay una sentencia que condena al Ayuntamiento a quitar las cocheras del Metro. Hay que derribar el edificio que se construyó porque no mantuvo la alineación. Ante esto, tengo que rentabilizar una inversión, Y, en segundo lugar, buscar en qué sitio pongo las cocheras del tranvía. Y la única forma es ampliándolo para llevarme las cocheras a otro lugar. No hay otra zona, salvo que sea mediante una prolongación del tranvía. La ampliación no era mi prioridad, pero como tengo que cumplir una sentencia... Creo que es el momento de aprovechar la inversión que se hizo en su día, captaremos más clientes y daremos un servicio mejor. Pero sobre todo vamos a resolver un problema que no tenía Monteseirín, un problema heredado, una vez más. Y es que ha habido una sentencia que condena al Ayuntamiento a quitar las cocheras del tranvía de donde están. Mi estilo de gobernar y el de Monteseirín son totalmente opuestos

-¿Cuáles son sus planes para la Gerencia de Urbanismo? Usted denunció que estaba en números rojos. No ha podido sacar adelante el nuevo convenio colectivo con una rebaja de sueldos. El PSOE apoyó un ajuste salarial en este organismo autónomo, cuyos trabajadores cobran muy por encima de los del Ayuntamiento.

-Efectivamente, la situación de la Gerencia es muy delicada en lo económico. Hay 450 empleados con un convenio especial. Hay que darle una salida al problema. Pido a todos los trabajadores de la Gerencia que sean conscientes de que ahora va a venir mucho trabajo y hay que estar dispuestos a servir. Espero la colaboración de todos para resolver los problemas internos y los de las personas que vengan a invertir a la ciudad. Hemos dado respuestas en cuatro años a las necesidades de todas las empresas municipales. En Tussam hay un clima laboral ideal, con la empresa saneada. En Lipasam superamos la huelga y hemos modernizado todo el sistema de limpieza, incluido los contenedores soterrados, de acuerdo con las recomendaciones de los propios trabajadores. Hemos fomentado la carga lateral y hemos modernizado la flota. La eficiencia es lo que voy a pedirle a los trabajadores de Urbanismo.

-¿Qué futuro le espera a Emvisesa? Parece que está al ralentí.

-Volvemos a la herencia recibida. Tenía una losa con la encomienda de gestión de la construcción de Fibes. Eso ha lastrado su funcionamiento. Tuvimos que desbloquear el proyecto de Regiones Devastadas y poner en marcha la reconstrucción de Los Pajaritos, tal como prometí. Tenemos el edificio puente, trasladamos a los vecinos y en la próxima semana se adjudica la obra. Este proceso es válido y puede ser útil para ir reconstruyendo determinados barrios. Todo eso lo ha hecho Emvisesa. Si le añadimos la gran gestión en el trato individualizado a las personas con vivienda en alquiler y, además, que no hemos practicado ni un solo desahucio... Eso no lo puede decir el gobierno anterior, que llevó a cabo veintiséis. Nosotros, cero desahucios. Hemos concedido viviendas con renta social para permitir una vivienda a personas que no tienen nada. Hemos terminado las promociones que estaban en construcción en una etapa anterior. La gestión ha sido mucho más que digna en momentos muy difíciles. Todas las empresas públicas de vivienda han cerrado. Sólo queda Emvisesa. Y está saneada. Y tiene ya proyectos preparados para seguir construyendo en los próximos cuatro años.

-¿Comparte la percepción de que hay mucho voto oculto en favor del PP?

-Parece ser que sí. Eso dicen las encuestas. Yo lo que me encuentro es a mucha gente que me va a votar y que antes decían que iban a votar a otros en otros procesos electorales. Y hay gente que no comparte los principios del partido por el que me presento que me prestó su voto en 2011 y que me lo va a seguir prestando. La otra tarde me lo dijeron en el Cerro. Y me llama la atención que personas que son referentes en determinadas zonas de la ciudad, digan cuatro años después que he cumplido con todo lo que les dije que iba hacer. Las encuestas hablan de voto oculto, pero yo en la calle veo que la gente se expresa con mucha libertad. Aunque yo respeto mucho el trabajo de los encuestadores.

-Su programa anuncia la aprobación del primer reglamento de la Policía Local. Hasta ahora hemos visto un borrador que trata de aclarar la estructura de mando y que es exigente con la indumentaria y el aspecto de los policías, así como insta a los agentes a hablar de usted al ciudadano.

-Va a haber un reglamento fruto de un debate. El borrador se verá mejorado. A veces algo particular se eleva a causa general. Eso no lo comparto en la vida. Tampoco lo voy a compartir ni en reglamentos, ni en ordenanzas. Habrá adaptaciones para que al final tenga mucho sentido común. Y hay algo que siempre voy a ir buscando con toda normativa: la dignidad del servicio público, de quien lo presta y de quien lo recibe.

-El patrimonio inmaterial de su mandato sería el saneamiento de las cuentas. Y las aristas, al menos en la vía pública, son el exceso de veladores en el casco histórico y en muchos barrios.

-Le reconozco que ha sido muy difícil gobernar. Ha sido difícil por las circunstancias heredadas y por la coyuntura que nos tocó al empezar a gobernar: una gran crisis financiera. Hemos podido sanear las cuentas y modernizar el Ayuntamiento. Y es verdad que abrimos la mano para que se pusieran más veladores ante una situación económica difícil. Había que ofrecerle al sector de la restauración esa posibilidad, en una ciudad con mucho turismo. Después sacamos una ordenanza que limita el número de veladores. Y ahora crearemos una mesa en la que se analizará la imagen de la ciudad. Se determinará no sólo el número de veladores en cada zona, sino al mismo tiempo cómo deben ser los veladores, las sombrillas, los toldos... Vamos a mimar y a cuidar la ciudad. Hemos pasado cuatro años difíciles en los que el restaurador ha tenido que buscar también sus oportunidades de hacer negocio, pero ahora tenemos que darle una vuelta de tuerca para que sea la ciudad la que prime y hagamos todo compatible. Vamos a cuidar la imagen de la ciudad en los barrios y en los distritos. Hay que conseguir armonía desde el casco antiguo a todos los barrios. Tiene que haber uniformidad en el pavimento, uniformidad en las papeleras, uniformidad en las farolas, uniformidad en los contenedores, en todo lo que se entiende por el mobiliario urbano, incluso en las marquesinas de autobuses y en las señales de turismo. Esto incluye también a los quioscos. Tenemos que conseguir esa armonía.

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