Una joven denuncia la discriminación que sufre su hermano Luis, con parálisis cerebral: "Su vida merece ser vista y respetada sin ningún filtro de incomodidad"

Marta Mera relata situaciones rocambolescas, como madres que apartan a sus hijos de su hermano por temor a contagiarse o personas que se santiguan al verlo por la calle

Marta Mera achaca las miradas y comentarios de lástima al desconocimiento social hacia la parálisis cerebral.
Marta Mera achaca las miradas y comentarios de lástima al desconocimiento social hacia la parálisis cerebral. / @martayluismera

Luis Mera es un joven gaditano de 21 años que nació con parálisis cerebral infantil, un trastorno del desarrollo psicomotor que le afecta al movimiento, al equilibrio o a la coordinación. Su hermana Marta se encarga de visibilizar esta condición a través de vídeos en redes sociales en los que comparte junto a Luis todo tipo de actividades cotidianas como ir a la compra, al parque de atracciones o incluso esquiar en la nieve.

Sin embargo, Luis continúa enfrentando día a día miradas de condescendencia por parte de personas que desconocen en qué consiste la parálisis cerebral. "No, mi hermano no está malito ni enfermo. Tampoco necesita curarse ni que le tengan lástima. Mi hermano solamente tiene parálisis cerebral. Eso significa que su cuerpo no responde como a él le gustaría", explica su hermana.

A través de sus vídeos, Marta busca demostrar que las verdaderas limitaciones no residen en su cuerpo, sino en los muros que la sociedad sigue levantando: "Su mente está ahí presente, entendiéndolo todo, no se le escapa ni una". Es por eso que las miradas y comentarios de lástima o de temor pueden resultar realmente dolorosos tanto para Luis como su familia: "Da la impresión de que lo ven como si fuera menos, como si su vida tuviera menos valor que la del otro".

Su hermana enumera toda clase de situaciones rocambolescas, desde madres que apartan a sus hijos cuando se acercan a Luis "pensando que pueden contagiarse" hasta gente que se persigna al verlo por la calle "como si fuera un santo". La familia tiene claro que todo esto ocurre por el desconocimiento social que existe en torno a la paráisis cerebral: "Intentamos tomárnoslo con humor en la mayoría de las ocasiones".

"La parálisis cerebral forma parte de él, pero no lo es todo"

Marta aclara que a Luis la parálisis cerebral no lo limita en cuenta a sus emociones: "Él siente, ríe, se emociona, se comunica de mil formas aunque no hable. No necesita palabras para expresar que está feliz, triste, que algo no le gusta o le molesta". Por ello, la joven invita a todo el mundo a darse la oportunidad de conocer a Luis para descubrir que no hay nada de lo que lamentarse: "La parálisis cerebral no define quién es, forma parte de él, pero no lo es todo".

En este sentido, la hermana de Luis invita a abandonar la indiferencia, las miradas de lástima y los filtros de incomodidad hacia las personas con parálisis cerebral, para que sean tratados como el resto de la gente en favor de una verdadera inclusión. "Lo que realmente importa es que es una persona con sueños, emociones, con una vida que merece ser vista y respetada", concluye Marta.

La sociedad defiende los derechos de Luis: "El niño es más humano que tú"

No obstante lo anterior, pequeños gestos demuestran cómo poco a poco la sociedad ha ido derribando sus prejuicios hacia las personas con parálisis cerebral. Luis Mera ha participado recientemente en el programa de cámara oculta Gente maravillosa de Canal Sur, en que se ha simulado una situación desagradable y discriminatoria hacia él, que termina con la intervención de personas ajenas.

En concreto, Luis y su familia llegan a un bar para almorzar cuando, en un determinado momento, un padre le pide al camarero que los cambie de mesa porque a su hijo le causa "impresión" ver al joven con parálisis cerebral. Cuando el camarero traslada esta petición a la familia de Luis, una de las clientas se dirigió al actor que interpretaba al padre molesto: "El niño de ahí no se mueve, está comiendo tranquilamente con su familia. Ese niño es más humano que tú".

Dada su incredulidad, la comensal, llamada Soledad, incluso se dirigó directamente al "hijo" para explicarle que "esta persona es una persona normal, con todos sus derechos". Tristemente este tipo de acciones discriminatorias continúan produciéndose en la vida real.

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