Divulgación Alejandro Jiménez analiza los signos de una tumba del 3350 a. de C.

Las palabras más viejas del mundo

  • Un profesor de la Universidad de Jaén sienta los principios para poder descifrar los jeroglíficos más antiguos de Egipto a través de un nuevo sistema más simple

El profesor del Área de Historia Antigua de la Universidad de Jaén (UJA), Alejandro Jiménez Serrano, publicará en febrero en la revista más prestigiosa de filología egipcia, Lingua Aegyptia (publicación de las Universidades de Göttingen, en Alemania y de Basilea, en Suiza) el artículo titulado The Oldest Egyptian Writing, en el que sienta los principios para descifrar el sistema jeroglífico más antiguo de Egipto.

Según informó la UJA en un comunicado, en 1989 un equipo alemán que trabajaba en la necrópolis real de Abidos descubrió una tumba de un rey prehistórico datada en el 3350 antes de Cristo. Entre la gran cantidad de objetos recuperados había numerosas etiquetas de hueso y algunas cerámicas que poseían los jeroglíficos más antiguos hallados hasta la fecha. Su descubridor, Günter Dreyer, propuso una traducción de la mayoría de ellos, pero casi todos los especialistas criticaron su interpretación.

Con el artículo que ahora publica el doctor Jiménez Serrano, que en la actualidad dirige una excavación en la necrópolis faraónica de los nobles de Asuán, se sientan las bases de un nuevo sistema que parte de un análisis que considera mucho más simplificado la primitiva escritura jeroglífica. Este se basaría en la existencia de logogramas y signos fonéticos. Estos últimos facilitarían la lectura de los primeros.

"Todo ello significa que la escritura jeroglífica no había desarrollado en ese momento otro grupo de signos característicos en la escritura jeroglífica posterior que son conocidos como determinativos", según explicó la UJA. La universidad detalló que la ausencia de este tipo de signos es en cierto modo lógica puesto que el número de palabras escritas en jeroglífico en esa época era muy reducido y no habría problemas de homofonía y, por lo tanto, las confusiones serían mínimas.

Al extenderse el uso de la escritura en la administración durante los cien años siguientes, aumentó el número de palabras que necesitaban ser escritas y, por tanto, se incrementó la posibilidad de que una misma palabra tuviera más significados. La solución entonces fue el aumento del número de fonogramas, de logogramas y la creación de los determinativos. De esta forma, la escritura jeroglífica estaba totalmente desarrollada en torno al 3225 antes de Cristo.

El nuevo sistema de lectura, destinado a los signos jeroglíficos más antiguos, permite a los investigadores traducir las primeras palabras que se escribieron en el mundo y así conocer con mayor profundidad cómo se desarrolló y cimentó la civilización que quinientos años después, con la ayuda del sistema de escritura jeroglífica, pudo construir las famosas pirámides.

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