"Que uno de cada dos suizos no te quiera no sienta bien"

Inmigración

Unos 5.000 andaluces que residentes en Suiza pueden quedar en un "limbo" legal. La Comunidad Europea se replantea los acuerdos con el país helvético.

"Que uno de cada dos suizos no te quiera no sienta bien"
"Que uno de cada dos suizos no te quiera no sienta bien"
Esperanza Escribano / Bruselas

16 de febrero 2014 - 05:04

5.060 andaluces vivían en Suiza en 2011, último año del que tiene referencias el Instituto de Estadística de la Junta. Es la segunda mayor colonia de andaluces en el exterior, después de Alemania, donde residían en el mismo año algo más de 14.000. Esa cantidad no ha dejado de aumentar desde el estallido de la crisis. Pero a raíz de los resultados del referéndum celebrado en el país helvético el pasado domingo, en el que una mayoría ajustada aprobó con un 50,3% de los votos reinstaurar las cuotas de inmigrantes, la tendencia podría variar.

La reacción de la Unión Europea no se hizo esperar. Si las urnas dieron la sorpresa el domingo, el lunes la Comisión aseguraba que las restricciones a la entrada de ciudadanos europeos tendrían "serias consecuencias" porque para la UE "la libertad de movimiento es sagrada", señalaba una portavoz. Bruselas advertía de que si se rompen los acuerdos con el país alpino, los ciudadanos europeos residentes en él quedarían en un "limbo" legal.

Suiza es el tercer socio comercial de la UE, por detrás de Estados Unidos y China. El 78% de las importaciones suizas llegan desde territorio comunitario y el 57% de los productos que exportan los helvéticos tienen como destino alguno de los Estados miembros. Son las cifras de las que echó mano Bruselas para avisar a Suiza de que si restablece los controles fronterizos, las mercancías también se verán sometidas a restricciones.

Una fuente europea anunciaba después que, para empezar, la Confederación Helvética se quedará fuera de programas de investigación como Horizonte 2020 o las becas Erasmus+ si bloquea el acceso de Croacia a Schengen -el acuerdo internacional por el que varios países de Europa suprimen los controles fronterizos para sus ciudadanos-. El país balcánico entró en la UE el 1 de julio del pasado año pero sus habitantes no disfrutarán de la libertad de movimiento hasta 2015. Lo que parecía un mero trámite podría complicarse, porque en vista de los resultados de la votación, dar luz verde a la entrada de Croacia en Schengen sería contrario a lo aprobado en las urnas por los suizos.

Suiza forma parte del espacio Schengen desde 2004, aunque en alguna ocasión había restringido el acceso a permisos de larga duración a los trabajadores europeos. Lo hizo en 2012 con los países del Este y con todos los demás en 2013. Ahora, el resultado de la votación implicaría dar un paso más allá: abandonar Schengen y restablecer los controles de fronteras. El presidente suizo, Didier Burkhalter, aseguró el martes pasado que su gobierno presentará una nueva ley de inmigración a finales de año y que hasta entonces, la libertad de circulación estará asegurada.

Una buena parte de los 5.000 andaluces que viven en Suiza quedarían a partir de ahora en ese "limbo", tal y como lo definió la fuente comunitaria, junto a los casi un millón de ciudadanos de la UE que residen también en el país alpino. A pesar de que todavía es pronto para saber el estatus que correspondería a esos ciudadanos, la incertidumbre ha empezado a notarse entre los más jóvenes. Cristina Díaz, una cordobesa de 27 años, es una de ellas. Estudió traducción e interpretación y hace unos meses decidió trasladarse a Zúrich para mejorar sus expectativas laborales. Trabaja limpiando habitaciones en un hotel y se confiesa "contenta" porque con el contrato indefinido que firmó le concedieron un permiso de residencia de cinco años, "cuando lo normal es que sea de tres meses".

Sobre el referéndum del domingo, Díaz se muestra incómoda: "Saber que uno de cada dos suizos no te quiere aquí no sienta bien". Aunque a priori el cambio legislativo no tendría consecuencias para aquellos andaluces que cuentan con un permiso de residencia, sí tiene impacto para los que quieran hacerlo en un futuro. Esta traductora narra que la votación "ha echado para atrás" a algunos de sus amigos, con pensamientos de emigrar al país helvético. "Inglaterra está ya saturadísima y Suiza era muy buena opción si hablas alemán", añade.

Otro de los derechos que podrían perder los europeos que viven en Suiza es el de reagrupación familiar. Esta herramienta permitía hasta ahora el acceso al permiso de residencia a los familiares de aquellos ciudadanos que vivieran ya en el país y quisieran reagrupar a los suyos en él. Eddy Heras, un motrileño de 37 años, se instaló en Saillon, en el cantón de Valais, al sur de Suiza, gracias a que tenía allí familiares. Sus tíos, que emigraron a Ginebra en 1968, le dieron casa y comida hasta que encontró trabajo como camarero, hace ya casi dos años. "La gente en Valais no está muy contenta con los resultados del referéndum", cuenta Heras, que recuerda que la mayoría de los votos a favor de las restricciones se dan en el norte del país.

La emigración andaluza a Suiza está marcada principalmente por dos oleadas. La primera se dio a finales de los años 60 y la más reciente a partir de la crisis económica de 2008. Rafael Segura forma parte de esa primera generación. Después de vivir en Alemania, en 1967 decidió probar suerte en Zúrich. Era dorador, y como en la principal ciudad del país predominaban los protestantes, que rechazan la veneración de imágenes, tuvo que reconvertirse a pintor. Ahora disfruta de la doble nacionalidad española y suiza. Cuando se le pregunta por los resultados de la votación, contesta que la "amenaza" de la Unión Europea le parece "exagerada".

La nueva legislación, de la que aún no se conocen los detalles, tiene tres años de plazo para entrar en vigor, según indica el texto del referéndum. El principal argumento que ha esgrimido la Unión Democrática de Centro, el partido de extrema derecha que presentó la iniciativa para frenar la llegada masiva de inmigrantes, es la presión demográfica. Suiza, cuya superficie es aproximadamente la mitad que la de Andalucía, tiene ocho millones de habitantes y recibe cada año a 80.000 extranjeros, que representan el 23% de la población.

"Los suizos tienen derecho a protegerse", exclama este jienense de 68 años, que no acudió a votar el domingo en el referéndum porque admite que se trata de un tema "de gran sensibilidad". La inmigración ha aumentado visiblemente en los últimos años: de 2010 a 2011 llegaron el doble de andaluces a Suiza, alrededor de 200, que en períodos anteriores. Segura cree que el miedo a la inmigración ha aumentado porque desde el inicio de la recesión, la llegada de inmigrantes se ha convertido en "una invasión".

Este temor lo percibe también Díaz: "Había oído que la gente era nacionalista, pero no sabía que fuera para tanto". Aún así, ella está dispuesta a quedarse en el país y confía en que las restricciones queden finalmente en papel mojado. Un sondeo publicado por Le Temps, un diario suizo, a principios de mes, mostraba que el 40% de los enfermeros del país son extranjeros. Si Suiza bloquea la entrada de trabajadores comunitarios, "no tendrán a gente para trabajar", cuenta esperanzada la cordobesa.

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