La Junta de Andalucía ha cerrado 2020, el primer año de la pandemia, con un superávit de 206 millones de euros, lo que supone el 0,14% del PIB. Este es el segundo año que el Gobierno andaluz acaba con un saldo fiscal positivo en sus cuentas. Se debe, en esta ocasión, a las importantes transferencias que el Gobierno central ha hecho a las comunidades autónomas para gastar tanto en sanidad como en educación, ya que el gasto de la Junta aumentó el año pasado de modo considerable a causa de la pandemia.

A lo largo de ese ejercicio, el Gobierno andaluz recibió 2.199 millones de euros adicionales del Estado para hacer frente a los efectos de la pandemia. 

La posición favorable de la Junta de Andalucía contrasta con el del conjunto del Estado. España cerró 2020 con un déficit del 10,09%, un poco menor a lo esperado, que era del 11%. Esto se debe tanto a la caída de la recaudación como la inmenso gasto generado por la pandemia. Los datos han sido explicado este lunes por la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que ha destacado el importante flujo de dinero desde la administración central hacia las comunidades. "Nunca antes el Estado había desarrollado este esfuerzo para mantener la red de servicios y de apoyos a las familias y a los trabajadores", ha indicado Montero.

A grandes rasgos, lo que ha sucedido en España es que la recaudación por impuesto se ha desplomado, hasta perder 24.487 millones de euros respecto al ejercicio anterior, mientras que el gasto se ha incrementado casi el doble, 53.070 millones de euros. Eso es lo que arroja ese déficit cercano al 11%.

Otro dato relevante es que la Administración central ha pagado o financiado a través de transferencias a otras administraciones el 90% del gasto público ligado al Covid. En concreto, la Administración central ha computado hasta 40.443 millones de gasto para combatir los efectos sanitarios y sociales de la pandemia. De hecho, nueve de cada 10 euros del incremento del gasto estatal se deben a partidas relacionadas con el Covid.

La buena posición de Andalucía no es, sin embargo, lo común en el conjunto de las comunidades. El total de las regiones cerró con un pequeño déficit del 0,21%, aunque hubiese llegado al 2,6% si no se contasen las transferencias realizadas desde el Gobierno central.

Esta situación deja a la Junta de Andalucía en una buena posición fiscal tanto para pedir deuda como para renegociarla, lo que repercutirá en el descenso del coste de mantenerla. En 2019, que fue el primer año de Gobierno de Juanma Moreno, ya se obtuvo un superávit y el cumplimiento de otras dos reglas fiscales que se tienen en cuenta en la Unión Europea. 2019 fue un ejercicio especial, porque la Junta cerró con déficit, pero fue corregido por un pago del IVA que debía el Estado.

A lo largo de 2020, la Junta aumentó de modo considerable el gasto en sanidad, hasta el punto que casi redujo a la mitad la enorme brecha que mantenía con otras comunidades. Así, la diferencia de gasto sanitario por habitante con la media española ha pasado de los 143 euros de 2018 a los 83 euros de 2020. Y es de prever que en 2021 la diferencia será menor, ya que el presupuesto sanitario andaluz es de 11.772 millones de euros en 2021. El gasto por andaluz en esta materia es ahora de 1.169 euros.

Por lo que respecta al resto de las administraciones, los ayuntamientos cerraron 2020 con un leve superávit, del 0,26, mientras que la Seguridad Social arrojo un déficit del 2,65. La administración central en sí tuvo un desequilibrio negativo del 7,49.