El gas verde, una energía limpia que ya está en casa (y no exige hacer NADA)
Contenido ofrecido por Gas Verde, Sí
La transición energética no siempre requiere grandes sacrificios. A veces, basta con seguir haciendo lo de siempre.
Es lo que propone el gas verde, una energía renovable que puede llegar a millones de hogares sin reformas, sin costes añadidos y sin cambiar de hábitos.
La neutralidad climática no es una aspiración lejana: es una exigencia europea con fecha. Para 2050, todos los países de la Unión Europea deberán haber transformado por completo su modelo energético, eliminando las emisiones asociadas a la vivienda, la industria y la movilidad. En este contexto, el papel de las energías renovables es central. Pero no todas las soluciones son igual de accesibles para las familias. Frente a tecnologías que implican obras costosas o nuevas formas de consumo, como la aerotermia, el gas verde -también conocido como biometano- es una alternativa realista, económica y eficaz.
El mensaje es claro: para beneficiarse del gas verde, las familias españolas no tienen que hacer nada. Literalmente. Si hoy tienen calefacción de gas natural, podrán utilizar gas verde sin cambiar su caldera, sin adaptar la red y sin invertir un solo euro. Esta es la premisa de la campaña “NADA”, puesta en marcha por la plataforma Gas Verde, Sí, que quiere trasladar a la ciudadanía un mensaje sencillo: la energía verde ya puede formar parte del día a día sin alterar la rutina de las personas.
¿Qué es el gas verde?
El biometano es un gas renovable que se obtiene a partir del tratamiento de residuos orgánicos -procedentes de actividades agrícolas, ganaderas o urbanas- y que puede utilizarse igual que el gas natural. Se inyecta en la misma red de distribución y llega a las viviendas sin diferencias en el uso. La gran ventaja es que no depende del sol ni del viento, se puede almacenar fácilmente y su producción impulsa la economía circular, la gestión de residuos y el empleo en el medio rural.
En países como Francia, Alemania o Dinamarca, el gas verde ya forma parte esencial del mix energético. España, sin embargo, está aún muy lejos de su potencial. A pesar de contar con condiciones óptimas para su desarrollo, solo hay actualmente 15 plantas operativas, frente a las casi 700 que tiene Francia. No obstante, los impulsores de Gas Verde, Sí insisten: “España tiene lo necesario para liderar esta revolución energética”.
Ventajas directas para los hogares
Además de ser una fuente limpia y sostenible, el gas verde es también una de las opciones más rentables para los consumidores. Según datos de la plataforma, los hogares que ya cuentan con caldera de gas no tendrían que hacer ninguna inversión para recibir gas verde. Por el contrario, instalar alternativas eléctricas como la aerotermia puede suponer hasta 20.000 euros por vivienda, sin contar con los costes de mantenimiento o sustitución a medio plazo.
Impulsar el gas verde podría suponer un ahorro de 29.000 millones de euros en los hogares españoles hasta 2040, en comparación con otras alternativas, y permitiría alcanzar antes los objetivos de descarbonización. Todo ello, utilizando los 80.000 kilómetros de red de distribución de gas ya existente.
Una solución también para empresas y el campo
El impacto del gas verde va más allá del ámbito doméstico. Para sectores industriales con procesos difíciles de electrificar -como la siderurgia, la química o la cerámica-, el biometano ofrece una fuente constante y limpia de energía, evitando costes de reconversión y reduciendo el riesgo de deslocalización. Se estima que su implantación podría ahorrar a las industrias españolas hasta 16.700 millones de euros hasta 2050.
En el campo, las plantas de gas verde ofrecen una solución al problema persistente de los residuos agrícolas y ganaderos. España fue el país europeo más multado por mala gestión ambiental en 2023. La valorización de estos residuos no solo evitaría sanciones, sino que impulsaría la economía rural y contribuiría a mitigar la contaminación de acuíferos. Más de 5.000 agricultores en Francia ya participan en este tipo de proyectos.
El desarrollo del gas verde podría movilizar inversiones privadas superiores a los 40.000 millones de euros en toda España, generando hasta 21.000 empleos directos, muchos de ellos en zonas rurales andaluzas que necesitan alternativas económicas sostenibles.
Una campaña que interpela desde la cotidianidad
Con la instalación efímera de un salón doméstico en lugares icónicos de ciudades como Madrid, Barcelona y, próximamente, Bilbao, la campaña “NADA” ha querido llamar la atención desde la sencillez: una persona sentada en el sofá, sin hacer nada, disfrutando de energía limpia, que también está acompañada de una estrategia en radio y medios digitales.
No se trata solo de una campaña de comunicación. Es una llamada de atención sobre la necesidad de una regulación más justa que facilite la implantación progresiva del gas verde en los hogares. Desde la plataforma Gas Verde, Sí se pide la incorporación de cuotas en la demanda residencial de gas, una medida que permitiría escalar su uso sin cargar el coste sobre el consumidor.
¿Qué es Gas Verde, Sí y qué pide?
Gas Verde, Sí es una plataforma impulsada por una alianza amplia de actores del sector energético, agrario e industrial -productores y distribuidores de gas, organizaciones del mundo rural, instaladores, y grandes empresas- que comparten un mismo objetivo: impulsar el desarrollo del gas verde en España como una alternativa energética limpia, realista y urgente. La plataforma se presenta como un espacio abierto, al que pueden sumarse más entidades comprometidas con una transición justa y sostenible.
Su principal reivindicación es el reconocimiento institucional del gas verde como parte del mix energético renovable nacional, en igualdad de condiciones con otras tecnologías. No reclaman subvenciones, pero sí una regulación que elimine trabas, facilite la inversión privada y permita que el biometano llegue de forma masiva a hogares, industrias y servicios. Para ello, consideran fundamental fijar cuotas que garanticen su presencia progresiva en el consumo residencial y dotar de seguridad jurídica a quienes apuesten por esta tecnología.
El gas verde no es futuro: es presente. Y, como repite la campaña, no exige hacer nada extraordinario. Solo reconocer una oportunidad que ya tenemos al alcance de la mano.
También te puede interesar