Carmen Maura se convirtió este domingo en la primera actriz española en recoger el Premio Donostia del Festival de Cine de San Sebastián por su larga y premiada trayectoria. "De mi vida profesional, no quito nada", aseguró, aunque lamentó no poder decir lo mismo de la personal. Ahora que lo ha comprobado por sí misma, aseguró, no le extraña que las actrices estadounidenses que han recogido el premio antes que ella estén encantadas. Además, aseguró que comprende que los organizadores premien fundamentalmente a intérpretes estadounidenses: "Entiendo al festival, necesita que venga gente como Meryl Streep".

Pero ella, al contrario que sus colegas anglosajonas, no se queja de falta de trabajo por la edad. A sus 68 años, la protagonista de Ay, Carmela, La comunidad y La ley del deseo -las tres películas que recuerda con más cariño- se mostró encantada, horas antes de recoger su premio en el Kursaal, de su participación en Las brujas de Zugarramurdi, la película que Álex de la Iglesia presenta fuera de concurso, su peculiar mirada al eterno abismo entre hombres y mujeres: los primeros, dijo el bilbaíno, "cada vez más tontos, lerdos y torpes a la hora de comunicarnos con el mundo femenino", y las segundas, "cada vez más malas, más perversas y más inteligentes, cosa que las hace infinitamente más sexy". De lo que no quiso hablar Maura, por cierto, para volver a la homenajeada, fue de Pedro Almodóvar: "Mis comentarios siempre los hago con sentido del humor. Pero se lo toma a mal, se pica. Y no quiero enfadar a nadie, ni causar problemas por ello ni salir en internet".