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Ex Libris: The New York Public Library | Estreno en Filmin

Toda la memoria del mundo

  • Llega a Filmin ‘Ex Libris’, el extraordinario documental del veterano Frederick Wiseman sobre el funcionamiento y los entresijos de la Biblioteca Pública de Nueva York

Tal vez cuando rodaba durante 2016 este extraordinario documental dedicado a la Biblioteca Pública de Nueva York, el veterano realizador Frederick Wiseman no podía imaginar cuán en peligro iban a estar realmente en los siguientes cuatro años instituciones como esa bajo el mandato de un Presidente de los Estados Unidos que se vanagloria precisamente de alentar a los no educados, a esa Norteamérica eminentemente blanca y de clase trabajadora a la que el propio líder del país ha legitimado con sus discursos y tuits para abrir la boca sin pudor y resucitar viejos fantasmas antidemocráticos que pensábamos extinguidos.

Como se escucha de uno de sus máximos responsables en una cita de la Premio Nobel de Literatura afroamericana Toni Morrison, “las bibliotecas son los pilares de la Democracia”, y la Pública de Nueva York es posiblemente el más grande, ambicioso y mejor organizado de esos pilares en un país que ha puesto hoy bajo sospecha de elitismo (“highbrow” lo llaman despectivamente) todo aquello que tenga que ver con la cultura, el conocimiento o la educación.

Conviene insistir en esta idea porque detrás de la mirada atenta, multidireccional, diversa y transversal de Wiseman a la NYPL y sus espacios, voces y sonidos no sólo hay un extraordinario trabajo didáctico de observación y explicación de su funcionamiento, sus entrañas y sus ciclos, de las reuniones y toma de decisiones del board a las cadenas mecanizadas de devolución y reparto de libros, sino toda una declaración de intenciones (democráticas) de quien, en otras ocasiones, ha mirado a ciertas instituciones públicas norteamericanas con recelo o incluso con una severa posición crítica disfrazada de aparente objetividad que daba a entender sin subrayados su carácter represivo, controlador o censor, de los centros de internamiento psiquiátrico (Tititut follies) a los zoológicos (Primate, Zoo), pasando por los institutos (High school), las universidades (At Berkeley), los hospitales (Hospital, Near death), los juzgados (Juvenil Court), los cuerpos de seguridad (Law and order) o los servicios y centros públicos para sin techo, desempleados, ancianos o discapacitados (Welfare, Blind, Deaf, Public housing).

El veterano Wiseman vueve una vez más su mirada a las instituciones públicas norteamericanas

A sus 90 años, aún en activo y con otro documental por estrenarse en nuestro país (Monrovia, Indiana), Wiseman sigue colocando sus cámaras y sus micros en el sitio preciso y a la distancia justa para hacer entender complejos sistemas de organización, funcionamiento y trabajo humano que, en este caso, revelan las múltiples ramas (sus distintas sedes periféricas responden precisamente al nombre de branches), labores, dinámicas, espacios, salas de consulta, departamentos, colecciones, archivos y personas que levantan y ponen en marcha cada día ese espacio libre y público del saber y el conocimiento al servicio del ciudadano que, con sede en la 5th Avenue de Manhattan, en el hermoso edificio neoclásico de Carrère and Hastings (1911) junto al Bryant Park, es muchísimo más que un inmenso depósito perfectamente organizado de libros para convertirse en la propia memoria viva de la Historia de la ciudad de Nueva York, de Estados Unidos y, por extensión, siempre cerca de ese idealismo fundacional, de la propia Historia del mundo.

Frederick Wiseman Frederick Wiseman

Frederick Wiseman

El recorrido de Wiseman se rige como de costumbre por un principio observacional, sigiloso y discreto, nada invasivo y siempre al ritmo justo en sus ligeras tres horas y media de metraje, y no esconde las estrategias y niveles de su retórica y su estructura. De las reuniones del consejo de administración a los talleres especializados para niños, adolescentes y ancianos en las sedes de los barrios menos favorecidos como el Bronx, del trabajo altamente especializado de los bibliotecarios, teleoperadores, conservadores, archivistas, profesores o personal administrativo, de las estrellas invitadas que, como Elvis Costello o Patti Smith, van a presentar sus libros o a hablar de poesía ante un público siempre atento, a los mendigos que se refugian del frío y la lluvia en las salas, Ex Libris va abriendo y ensanchando sus límites espaciales y arquitectónicos para apuntar al corazón y el significado profundo de una institución que se nos antoja quintaesencia de la preservación de los mejores valores de una nación amenazada por las hordas de la ignorancia y la regresión.

Wiseman observa discreto, sigiloso, sin invadir, al ritmo y la cadencia precisos, el funcionamiento de este gran arca del saber

Ahí están también encima de la mesa los debates y retos de futuro (hacia la digitalización), la necesidad de conciliar lo público y lo privado en términos de financiación, patrocinio e participación de la comunidad, algo de lo que los modelos culturales europeos tendrían mucho que aprender, la explícita dedicación a las minorías (de la comunidad judía a la afroamericana) y la puesta en valor de la multiculturalidad como ADN de la sociedad norteamericana, pero también el inevitable salto de clase en el acceso a la cultura que la gran Biblioteca y este documental parecen reivindicar mucho más allá de la utopía, con los hechos concretos, los talleres, los préstamos, los cursos, los conciertos, las presentaciones o los programas gratuitos adaptados a discapacidades de distinto tipo.