Renovarse o morir. O que todo cambie para que todo siga igual. Esto es lo que debió pensar Sylvester Stallone hace dos años cuando decidió salir de la crisis creativa que atenazaba su carrera. El caso de este actor y director es de los más curiosos del cine reciente. Según se cuenta, sus profesores de arte dramático le decían claramente que se dedicase a otra cosa, ante su notoria falta de talento. Parecía predestinado a hacer papeles terciarios en producciones de segunda, como hizo Woody Allen convirtiéndolo en uno de los matones del metro de Bananas. Pero hete aquí que escribió un guión sobre un boxeador fracasado que se redime que fue un insospechado éxito en 1976 y le valió un Oscar al mejor libreto original. Stallone demostró tener ambición con filmes como Halcones en la noche o FISTsímbolo de fuerza. Pero a primeros de los 80 encontró su gran éxito y su tumba. Su personaje de John Rambo le encumbró más allá de lo razonable y lo fosilizó en papeles de duro y de leño. Convertido en el portavoz oficial del reaganismo, eso perjudicó mucho su carrera, pues cayó en el descrédito más absoluto. La edad no perdonó y pasados de largo los 60 Stallone se convirtió en una vieja gloria.

Sin embargo, en 2010 hizo una buena jugada, cuando manejó hábilmente los sentimientos de la generación que se crió con los filmes de acción que él mismo protagonizó en los 80. Para ello formó un equipo en Los mercenarios de dinosaurios como él, formado por Jet Li, Dolph Lundgren y algunos más de aquel cine denostado en su momento y ahora víctima de nostalgia. Estrellas todavía en activo, como Jason Statham, participaban también para enganchar a un público más joven. La guinda la ponían apariciones especiales de Arnold Schwarzenegger, que preparaba entonces su vuelta al cine tras su paso por la política, y Bruce Willis. Fue el filme más exitoso de Stallone en años, tanto que hoy viernes llega la consabida segunda parte, Los mercenarios 2. Ofrece más de lo mismo, un triunfo del bótox sobre la testosterona pero con el plantel de duros reforzado con algunos nombres con los que no se pudo contar en la primera parte. Es el caso de Chuck Norris, el coronel Braddock de la saga Desaparecido en combate y de Jean-Claude Van Damme, que venció los escrúpulos que le impidieron formar parte de la entrega inicial de estos filmes que parece ser van a abrir una franquicia. También se ha aumentado la participación de Schwarzenegger y Willis. Se ve que el antiguo gobernador de California va a usar la puerta que le ofrece su amigo y rival Sylvester para volver al cine. Para compensar tanta veteranía, también tiene un papel Liam Hemsworth, que ha saltado al estrellato este año gracias al éxito de Los juegos del hambre.

En esta secuela el equipo de mercenarios que conocemos con sus nuevos fichajes vuelve a encargarse de un trabajito. Sin embargo, esta vez no será tan fácil. Tienen que enfrentarse a un grupo rival liderados por un jefe despiadado, con tan mala fortuna que uno de ellos muere. Esto hace que los chicos y no tan chicos de Stallone juren venganza lo que les lleva a una escalada de violencia, además de encontrar un peligroso cargamento con el que tendrán que lidiar.