La fractura del Lunes Santo a causa de la lluvia ha provocado escenas desalentadoras en contraste con el lucimiento del que ha gozado La Redención al echarse a la calle una vez cesó el intenso chaparrón que ha ahogado literalmente los cortejos del Polígono de San Pablo y de Santa Genoveva.

La lluvia, por momentos muy intensa, ha cogido en las calles a las hermandades del Polígono de San Pablo y Santa Genoveva y ha impedido la salida de las hermandades de San Gonzalo y Santa Marta, que decidían suspender su estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral tras celebrar sendos cabildos extraordinarios.

La peor parada de este Lunes Santo fue la hermandad del Polígono, que tenía que refugirase de urgencia en la parroquia del Salvador, apenas tres horas después de su salida, tras padecer un fortísimo chaparrón; su hermano mayor anunció que no se regresará a la Parroquía de San Ignacio hasta el Domingo de Resurección, a partir de las 17:00h.

Santa Genoveva tuvo que regresar a la parroquia del Tiro de Línea a toda prisa entre una lluvia gruesa y persistente con toda la cofradía recorriendo ya las calles del barrio.

La hermandad del Polígono ha contado con los estrenos del dorado del canasto de Cristo, del taller del Carmen, y 20 varas de Orfebrería Santos. Por otro lado, la Virgen de las Mercedes de la Hermandad de Santa Genoveva salió entre una preciosa lluvia de pétalos.

Con la lluvia ya remitiendo, San Gonzalo tomaba la decisión de no salir después de un cabildo extraordinario a pesar de contar con el permiso del Consejo de Cofradías de retrasar su salida hasta las 17:00, tal y como solicitó la corporación, cuyo firme propósito era recortar sensiblemente la duración de su recorrido de ida. Finalmente, la hermandad anunciaba que no saldría a la calle y en su lugar celebró un Vía Crucis a puerta cerrada en su Parroquia.

Santa Marta, ya con el azul del cielo plenamente instalado en la ciudad, se unía a la decisión de San Gonzalo y suspendía su estación de penitencia (su salida estaba prevista a las 18:20h) debido a las previsiones meteorológicas, que apuntaban a la posibilidad de lluvias débiles en otras franjas horarias, por lo que el misterio del Traslado al Sepulcro permaneció en la parroquia de San Andrés.