dispositivo de seguridad

Obsesión por las vías libres

  • El plan de seguridad se centra este año en la retirada de obstáculos

Policías nacionales patrullan por la Avenida, ayer por la mañana.

Policías nacionales patrullan por la Avenida, ayer por la mañana. / belén vargas

Si el año pasado el trabajo del Ayuntamiento en materia de seguridad se centró en la colocación de vallas para facilitar el paso de cofradías en algunas zonas por las que años anteriores se habían visto en serias dificultades para poder avanzar, en 2017 la labor previa se ha enfocado principalmente en la retirada de obstáculos de las vías principales. En el Centro de Coordinación Operativa (Cecop) hay una verdadera obsesión por aliviar la presión de las grandes arterias por las que entra gente al centro en Semana Santa. Son dos ejes clave. El primero es el que viene desde el puente de Triana por Reyes Católicos, San Pablo, la Magdalena y Rioja hasta llegar a Tetuán y Velázquez. El segundo parte de la Puerta Osario y recorre Ponce de León, Santa Catalina, San Pedro, Imagen, la Encarnación y Laraña hasta Orfila. Los responsables del dispositivo de seguridad consideran que ambos ejes han de quedar completamente expeditos en Semana Santa.

Por ello han trabajado estos días en la retirada de obstáculos. Se han desplazado hasta 96 puestos de venta ambulantes que se situaban en estas calles, para reubicarlos en vías más secundarias que no impidieran el paso. En estas zonas no se permitirán tampoco veladores o, si se autorizan, serán sólo una fila y pegada a la pared para no obstaculizar el paso de personas. Esta medida será especialmente importante en la plaza de la Encarnación de cara a la Madrugada. Esta zona siempre ha sido un foco sensible y en ella se originaron los disturbios que hace dos años derivaron en una serie de carreras que destrozaron la cofradía del Silencio cuando cruzaba desde la calle Cuna hasta Orfila.

Una de las claves pasa por prohibir el consumo de alcohol o, al menos, reducirlo al mínimo. Ya el año pasado, la plaza estuvo prácticamente tomada por la Unidad de Intervención Policial (UIP), que desplazó a decenas de agentes a las setas para disolver cualquier principio de reyerta o pelea que se pudiera originar. Nadie en su sano juicio se iba a poner allí a hacer una botellona, como sí había ocurrido años atrás, con grupos de personas que esperaban bebiendo desde horas antes a que pasara la hermandad de los Gitanos.

Otra de las cuestiones que este año se van a tener más en cuenta están relacionadas con lo puramente estético. El Ayuntamiento va a tener una especial vigilancia sobre los rótulos luminosos para que no exista una cierta contaminación visual mientras pasan las cofradías. También se actuará contra los establecimientos que no tienen fachada, que han proliferado en los últimos años en el centro de la ciudad, especialmente entre bares, heladerías y pastelerías. De esta forma se pretende evitar que haya un grupo de personas bebiendo cerveza o comiendo helados mientras está pasando un paso.

Ya desde hace semanas, la Policía Local está realizando un importante trabajo previo de controles e inspecciones a los establecimientos del centro de la ciudad, para evitar así que haya que solucionar problemas en los días de Semana Santa, cuando hay menos recursos disponibles. Otra de las novedades del plan de tráfico es el cierre de la Campana, que quedó peatonalizada ayer. El dispositivo está compuesto por unos 3.200 agentes, resultantes de la suma de 1.600 policías nacionales, 1.100 policías locales y 500 guardias civiles, que controlarán principalmente los accesos a la ciudad. El modelo de las vallas del año pasado se repetirá, quizás ajustando un poco más las distancias entre las cofradías y el público, en las zonas más sensibles. El Cecop ha establecido 17 puntos de actuación. Los más conflictivos son tres: la Cuesta del Rosario, la del Bacalao y el Postigo. En estas zonas se pintarán en el suelo los lugares en los que irán colocadas las vallas.

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