La pasta o la pizza son las otras banderas de Italia pero disfrutar de estos platos es cada vez más caro a causa del encarecimiento de la energía y por un mercado mundial de materias primas agitado, ahora también por la guerra en Ucrania.
La palabra "inflación" resuena cada vez con más frecuencia en las tiendas, bares y restaurantes italianos. En Italia, los precios sufrieron en febrero su octava aceleración consecutiva, aumentando en un 5,7%, un nivel que no se veía desde 1995.
La inflación también golpea a la insigne pasta. El precio del trigo duro, usado en este manjar, es estable desde hace "algunas semanas" pero acumula un alza del 80% en el último año a causa de cambios en el clima y las cosechas, la especulación internacional y la acumulación de reservas por algunas potencias.
También afecta la escalada de la energía pues los molinos y secadoras requieren mucha electricidad, alega Pasini, así como el encarecimiento de los embalajes y del petróleo, y en este sentido la crisis rusa marcará los próximos meses.
Italia importa el 64% del trigo blando que usa en su pan o dulces, el 44% del duro, necesario para la pasta, el 47% del maíz y el 73% de su soja, estos dos últimos esenciales en la alimentación animal.
Rusia es el mayor exportador mundial de trigo y Ucrania el quinto; ambos representan más de un tercio de las exportaciones planetarias de cereal y el primero además es el principal productor de fertilizantes
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