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'La Cartuja de Parma' según Manuel Machado

  • La editorial Espuela de Plata publica por primera vez en España la traducción de la obra de Stendhal hecha por el autor sevillano

El poeta y dramaturgo Manuel Machado.

El poeta y dramaturgo Manuel Machado.

Como todos los poetas de su generación, Manuel Machado pasó en su juventud una temporada en París, donde trató de ganarse la vida con traducciones, una de ellas, para la editorial Garnier, fue de La Cartuja de Parma, de Stendhal, una versión que ahora se publica en España por primera vez.

La editorial sevillana Espuela de Plata la ha publicado con un prólogo de Paul Morand, traducido por Marie Christine del Castillo -también traductora al español de la poesía completa de Morand-, en el que el poeta expresa la veneración que sintió por esta novela, una de las más representativas de toda la narrativa europea del XIX.

La Cartuja de Parma no es sólo la obra más conocida de Stendhal, que en sí mismo concita la condición de clásico y de autor de culto, sino una de las novelas más alabadas por los narradores de los dos últimos siglos, desde Morand a Balzac, quien ya expresó su temprana admiración hace 180 años.

Los nuevos editores de la obra han explicado su éxito, más que con las aventuras y "trepidantes peripecias" del protagonista "entre el amor y la muerte", en el "carácter realista de la prosa y la sorprendente modernidad psicológica" de sus personajes.

"La Cartuja sólo puede encontrar lectores entre las mil doscientas o mil quinientas personas que están a la cabeza de Europa", escribió Balzac hace 180 años, cuando calificó la obra como "lo más poderoso que ha inventado la literatura moderna... La obra maestra de la literatura de ideas... Un libro en el que, en cada capítulo, resplandece lo sublime".

En el prólogo de esta edición, Paul Morand advierte de que "La Cartuja era toda la vida de Stendhal, sus recuerdos, sus alegrías, sus amores, un maravilloso pasado que había que pasar al olvido y que jamás volvería", y cita a Balzac cuando dijo que "ese gran libro solo pudo ser imaginado y escrito por un hombre de cincuenta años".

También fue una especie de testamento literario del hombre de más de cincuenta años que pronto iba a ser fulminado por la apoplejía sin haber retocado La Cartuja, como fue su intención.

Según Morand, Stendhal sólo fue feliz en Milán, de ahí que, señala, si Frabrizio es Stendhal, la ciudad de Parma era el Milán de su juventud -"mi Lombardía, donde transcurrieron mis días más bellos", dejó escrito el autor-, igual que los personajes femeninos se corresponden con los amores milaneses del autor. De la invención de espacios, castillos y otros edificios históricos en esta novela, Morand se atreve a establecer una norma: "La poesía empieza donde la Guía Baedeker termina".

En efecto, el estudioso de Stendhal Michael Wood dijo de La Cartuja que era "una obra recordada antes que imaginada" y que "es menos un conjunto de ocasiones y personajes representados con talento, aun con genio, que la vida de Stendhal acompañada con música de Mozart", una obra "personal, pero nunca privada; confesión plenamente realizada en ficción". Por ese motivo Wood advirtió de que nunca un libro fue de tal modo "propiedad de su autor", salvo el caso de Proust, pero no los de Balzac, Dickens, Flaubert ni Tolstoi.

La novela, que cuenta las consecuencias de la ocupación francesa de Italia, la batalla de Waterloo -sin que el protagonista perciba que se trata de una batalla ni mucho menos de un momento histórico crucial-, y los modos de vida de la aristocracia de principios del XIX, tiene tres claves para Wood: "Su notable tristeza, su sentido de decadencia y pérdida, de despedida" y "su rechazo de la realidad política, su mirada al amor".

Esta traducción de Manuel Machado se publica en España a los doscientos años de cuando transcurre la acción de la novela, dando la razón a Menéndez Pelayo cuando dijo que Stendhal "ganó todas sus batallas después de muerto", en consonancia con la traductora de sus obra completa al español, Consuelo Bergés, que señaló que, de entre los grandes, fue el escritor del que menos se escribió en vida y del que más se ha escrito años después de su muerte.

En definitiva, otra traducción al español del hombre que escribió: "Siento una inclinación hacia la nación española" y que predijo que el "tipo" del español "será el último que exista en Europa".

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