Ni Barcelona ni Real Madrid, habituales y principales candidatos a ganar la presente edición de la Liga, están siendo capaces de dar el golpe definitivo sobre la mesa. Los días de supremacía absoluta de uno u otro, ahora mismo, parecen lejanos y todo hace indicar que levantará el título el que menos fallos cometa en este tramo final de la temporada. Quedan once partido y los azulgrana están por delante con una mínima renta de dos puntos.

Cuando no falla uno, lo hace el otro. Y viceversa. Lo cierto es que este vaivén en lo alto de la clasificación no hace más que acrecentar las dudas que envuelven tanto a los de Quique Setién como a los de Zinedine Zidane, que se muestran incapaces de despejarlas cual balonazo en una zona peligrosa del área. Y ambos tienen una importante eliminatoria de Champions a la vuelta de la esquina, ante Nápoles y Manchester City, dos equipos que para nada son moco de pavo.

Parecía que la victoria de los blancos en el Bernabéu ante el Barcelona aclaraba el panorama hacia el título para los de Zidane, quienes recuperaban el liderato y veían cómo el calendario les ofrecía una serie de partidos más o menos asequibles para reforzarse. Pero nada más lejos de la realidad. Los blancos volvieron a mostrar su cara más irregular apenas siete días después en su visita al Betis, tiempo que duró la alegría en Chamartín. En el Benito Villamarín se dejaron tres puntos, el primer puesto y volvieron a la capital con el petate lleno de unas dudas que nadie en el club está siendo capaz de disipar.

Perdieron los blancos en Heliópolis y no falló el Barcelona, que en cambio, sí ganó en su encuentro ante la Real Sociedad. Sin brillantez, sin florituras y con un penalti muy discutido, Messi se encargó de lograr los tres puntos que permitieron a los de Setién recuperar el primer puesto de la clasificación en una nueva alteración, otra más, de los puestos de cabeza.

El derbi que viene

Pero a nadie se le escapa que los dos considerados grandes del fútbol español están rayando muy por debajo del nivel esperado. Incluso dentro de las propias plantillas, existen voces que refrendan esta idea. De hecho, tras el partido en el Bernabéu, Gerard Piqué lanzó un mensaje que, si bien se entendió como un dardo al Real Madrid, también debe entenderse como si de una llamada de atención a sus compañeros se tratara. "El de la primera parte es el peor Real Madrid que me he encontrado", aseguró el central del Barcelona. "No lo digo como una crítica. Cada uno tiene sus problemas. Nosotros tampoco estamos muy bien", añadió el catalán.

Ni Zidane en el bando madridista ni Ernesto Valverde, primero, ni Quique Setién, después, parecen haber dado con la tecla para lograr recuperar el dominio de antaño con dos equipos cuya inercia los lleva a ganar incluso sin excesiva brillantez.

Dos puntos separan al Barcelona del Real Madrid y todavía quedan 11 encuentros por disputarse. Las alternativas en lo alto de la cabeza, salvo que alguno encuentre la regularidad necesaria, se sucederán en el tramo final de temporada. Mientras tanto, las dudas de esta temporada tan irregular acompañarán a ambos en un camino en el que triunfará el que menos fallos cometa.