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Adrián, el guardián del Villamarín

  • El cancerbero es decisivo en un Betis que recoge el trabajo de Valenzuela con cinco canteranos en el once de inicio. Demostró agilidad, buena colocación y se mostró muy seguro en las acciones de juego aéreo.

Ya avisó Pepe Mel en la rueda de prensa previa al partido ante la Real Sociedad que iba a contar con muchos canteranos. Dicho y hecho. El entrenador del Betis puso en liza cinco jugadores formados en la factoría bética, como fueron los casos de Álex Martínez, Beñat, Cañas, Pozuelo y Adrián. Cinco futbolistas que, gracias a la valentía de Mel, reflejan el gran trabajo de Miguel Valenzuela.

Pero hubo uno de ese grupo de jugadores que brilló de manera especial, y fue Adrián. El cancerbero por fin pudo cumplir ese sueño que tanto tiempo llevaba esperando, y pudo debutar en casa con el primer equipo después de toda una vida en los escalafones inferiores. Arribó en época de alevines y nada más aterrizar llegó a disputar el torneo de fútbol 7 de Brunete que todos los años emite Canal Plus. Desde entonces, paso a paso hasta consolidarse en el filial, donde uno de sus entrenadores, Paco Chaparro, ya avisaba sotto voce en Heliópolis de las extraordinarias cualidades del meta de Su Eminencia.

Esta temporada pasó a formar parte de la primera plantilla como tercer portero, y en el comienzo de Liga no entró en ninguna convocatoria hasta que surgieron las polémicas palabras de Fabricio. Con la expulsión de Casto en Málaga, pudo cumplir el sueño de jugar con el Betis en Primera División.

Ayer, demostró que ha alcanzado ese grado de madurez que le faltaba para asentarse definitivamente en la portería del conjunto verdiblanco, con extraordinarias paradas, como las que hizo ante Carlos Vela, en el mano a mano, y justo antes del descanso voló para sacar un disparo de Illarramendi que se colaba por la escuadra. En la segunda mitad, el guardameta, que se acerca al 1,90 de estatura, se lució también en varias acciones. Se mostró seguro en los balones aéreos y muy ágil, brillando con luz propia ante un público que ayer lo bautizó como el Guardián del Villamarín.

Pero la parroquia del cuadro heliopolitano también se acordó de varios nombres propios. Así, ya en el minuto cinco se pudieron escuchar gritos de "¡Pepe Mel!", dejando claro que la confianza en el técnico madrileño sigue siendo absoluta. Y por supuesto, en el minuto 26, se acordó del gran Miki Roqué, que seguro disfrutó en el cuarto anillo de la excelente actuación de su amigo y compañero Adrián, pues entre ambos existía una entrañable amistad.

Pero los béticos no pudieron respirar tranquilos hasta que Rubén Castro se reencontró con el gol -el tercero en lo que va de temporada- y permitió al equipo heliopolitano dormir en puestos de Liga de Campeones. Aunque la mejor noticia es que el Betis, por fin, ha encontrado un portero.

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