Compás de espera para el casting

La decepción del sábado aminora la toma de decisiones en Jabugo · La continuidad de Víctor Fernández aún es posible

Samuel Silva / Sevilla

22 de junio 2010 - 05:02

Más de 48 horas después de la decepción sufrida el pasado sábado, el club sigue sin vislumbrar sus planes de futuro. Desde dentro se asegura que aún se están digiriendo las consecuencias de permanecer un año más en Segunda y que el compás de espera se hace más necesario que nunca. Lo único claro es que todo depende de las decisiones de Manuel Ruiz de Lopera y hasta que éste no comience a apuntar la dirección de sus movimientos, el resto de consejeros o empleados del club permanece a la espera, aunque el máximo accionista sí estuvo ayer en permanente contacto con su gente de confianza para ir conociendo la opinión de todos.

Los primeros asuntos a tratar corresponden a la parcela deportiva, aunque sin obviar la asignatura económica. Desde la radio oficial se aseguró ayer que el Betis ha gastado 43.633.672 de euros en esta temporada -y sólo se han ingresado 2,3 millones por televisión- por lo que el recorte económico se antoja obligado. En el club se admite el fracaso de la apuesta del año pasado que pasó por mantener a la mayor parte de los futbolistas, pese a sus altísimos contratos, por lo que ahora toca apretarse el cinturón.

El futuro de todos está en entredicho. Algunos consejeros han comentado en privado que presentarán su dimisión, pero eso ha ocurrido en otras ocasiones y luego nunca se llevaron a cabo. El siguiente en aparecer en una lista de cuestionados es el director deportivo, Manuel Momparlet, que siempre ha contado con el apoyo de Lopera, pero que no cuenta con el respaldo de algunos consejeros. El fracaso deportivo es evidente, pero también lo fue el año pasado y Momparlet continuó confeccionando la plantilla. El informe del director deportivo apunta los puntos fuertes de esta temporada, con la reacción del grupo en los momentos complicados y con Víctor Fernández al mando, pese a que existen lagunas importantes.

Precisamente, Momparlet es uno de los valedores para la continuidad de Víctor, una opción que Lopera siempre ha tenido presente. El técnico, consciente de la dificultad de posicionarse en el mercado, no cierra del todo las puertas a seguir en Heliópolis, aunque sí se le tendrían que asegurar algunas condiciones. Lopera está contento con el trabajo de Víctor, que también ha contado con el apoyo de la grada, aunque el caché económico del maño es elevado, lo que hace dudar al máximo accionista. El técnico medita su continuidad, pese a la dureza de un año completo en Segunda, después de considerar muy positivos los cinco meses en los que ha dirigido al equipo bético.

Pese a todo, tanto Lopera como Momparlet manejan alternativas para el banquillo. Como ya informó este periódico, los nombres de Pepe Mel, Esteban Vigo o José Luis Oltra gustan tanto a Lopera como al director deportivo. Alternativas más económicas vendrían de la mano de Oli, quien ha realizado un buen trabajo en el filial bético, o Risto Vidakovic, cuya temporada en el Écija tampoco ha pasado desapercibida.

La delicada situación económica provoca que Lopera no quiera cometer errores por una toma de decisiones precipitada. La temporada pasada la contratación de Antonio Tapia se cerró en apenas unos días, aunque ya se había contactado con anterioridad, una vez que Lopera se reunió con Momparlet y propuso al fuengiroleño como el candidato ideal para el banquillo. Ahora la quiniela es más amplia, comenzando por el propio Víctor, aunque al máximo accionistasiempre le ha gustado cerrar pronto a su técnico, con el que se comienza a planificar la próxima temporada.

De momento, en el club nadie se pronuncia abiertamente sobre los planes de futuro. Y es que las decisiones siempre parten de Lopera, quien ha tomado la iniciativa desde el primer minuto. La decepción del sábado ha aminorado la marcha de los planes de futuro, pero eso no significa una parálisis. Y es que en el club aún se hace duro pensar que el Betis volverá a estar un año más en la Segunda División, una realidad que debería obligar a que se asumieran responsabilidades. Aunque de momento no se producen.

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