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Desajuste de pretemporada

  • El Betis tarda en cogerle el ritmo al partido y aun con ocasiones nunca se siente cómodo · Igiebor lleva al cambio de sistema y Álex Martínez se torna decisivo.

Seguramente cuando pasen las jornadas sólo se recordará que el Betis se llevó los tres puntos del José Zorrilla, pero el cuerpo técnico analizará y mucho el encuentro ante el Valladolid, donde los de Mel parecieron acumular un partido más de pretemporada en plena competición, quizá influido por esos 23 días sin competir que tanto han cambiado sus registros.

Y es que el cuadro verdiblanco, abandonado por ahora el juego por las alas que se pregonó durante el verano, nunca se sintió del todo cómodo sobre el rápido césped pucelano, pese a que dispuso casi de las mismas ocasiones de gol que su rival. Con el 1-4-4-2 asimétrico que empleó de inicio con la entrada de Nono, el Betis no controló el juego, quizá demasiado preocupado por las virtudes del rival, algo que sí equilibró en parte con el estreno de Igiebor pese a los resbalones de éste. La tardía llegada de algunos refuerzos como el nigeriano, cuya presencia condiciona el sistema, obligará al técnico a continuar puliendo su equipo, aunque con los puntos el trabajo siempre se hace más llevadero.

Defensa

Avisó Mel de que uno de los peligros del Valladolid llegaba por su banda derecha, lo que lo llevó a colocar a Nono en esa zona para equilibrar los interiores de Ebert, pero al cuarto de hora el técnico verdiblanco intercambió de banda a Agra y al portuense, para que el luso dejase sus energías en tapar las subidas de Rukavina. Con esa vía de agua tapada, la defensa se recompuso y tanto Paulao como Mario, con las ayudas de Nelson, Nacho y Rubén Pérez, ganaron la partida en la mayor parte de las ocasiones.

Incluso el buen trabajo de los centrales se agrandó con el paso de los minutos y únicamente los balones aéreos a la zona de Nacho hicieron pasar apuros a una defensa bética, que también mejoró con el oxígeno de Álex Martínez.

Ataque

Salvo en algunos tramos, cortos, del partido, el Betis nunca llevó el control, quizá por excederse demasiado en un juego vertical que sí le generó alguna ocasión al contragolpe. Ni la aparición de Nono al inicio ni la de Igiebor después le hicieron dominar el balón, aunque en el caso del nigeriano quizá influyó sus continuos resbalones.

Eso sí, el equipo de Mel mantiene esos arreones en el ataque que lo convierten en un rival peligroso incluso cuando parece más desconectado del juego. Así llegó el gol de Rubén Castro, con la colaboración del meta Jaime, y también pudo llegar algún otro gracias a las internadas de un entonado Álex Martínez.

Virtudes

La disposición al trabajo del equipo para frenar los puntos fuertes del rival, lo que ayudó al brillo de los centrales. Y esa capacidad para generar peligro con pocos toques, algo que siempre sorprende a los rivales.

Talón de aquiles

La falta de control del balón y la excesiva preocupación por el rival. Y las botas de Igiebor, motivo de enfado para Mel antes y durante el estreno del nigeriano.

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