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Gameiro premia a la osadía de Emery (1-0)

  • El Sevilla consigue un importante triunfo frente a la Real Sociedad gracias a un gol del delantero en la recta final. El técnico local introdujo al joven Carlos Fernández y al francés con el marcador en cero a cero.

Importante triunfo para un Sevilla muy sólido que acabó tumbando a la piropeadísima Real Sociedad, a día de hoy un rival directo, gracias a un gol de Kevin Gameiro en el último tramo del encuentro. Fue un tanto de delantero-delantero, de un hombre gol al que muchos no acaban de entender por carecer de los arabescos técnicos que suelen gustar por estas tierras. Pero aunque el francés fuera el autor material del tanto, previo rebote del primer disparo en Claudio Bravo, buena parte del mérito le corresponde también a su entrenador, un Unai Emery que tuvo ese punto de osadía en el tramo que todo iba a quedar decidido con el debut del joven Carlos Fernández y también del propio Gameiro en el sitio del lesionado Carriço. 

Cuesta trabajo elogiar las decisiones de un entrenador a la hora de efectuar las tres sustituciones que permiten el reglamento. Sin embargo, hay días en los que éstas tienen una trascendencia total en el resultado final y ayer, para bien del Sevilla, fue uno de ellos. Ya fue un poco atrevido que Emery decidiera que fuera Carlos Fernández el hombre que cogiera el sitio de Reyes en el equipo. El partido, en esos momentos, estaba tremendamente igualado, el marcador seguía reflejando el empate inicial e incluso era la Real Sociedad quien llevaba algo más la iniciativa del juego. En teoría, sólo en la teoría, esas circunstancias desaconsejaban la presencia de un mocetón de apenas 17 años que, además, ha ejercido durante toda su corta carrera futbolística como delantero o segundo punta. Pero Emery lo metió a jugar y encima lo colocó en la banda izquierda para que apoyara a Alberto a la hora de tapar las subidas realistas por esa banda. Para eso y también, lógicamente, para que ayudara en la salida del balón, algo que efectuó con gran calidad en la tres o cuatro ocasiones en las que le llegó la pelota a su zona.

Pero coincidiendo con la entrada de Carlos Fernández al campo se iba a producir la lesión de Carriço. Un problema más para un Emery carente de elementos de contención en esa zona por las lesiones y también por la sanción a Iborra. La solución del técnico vasco a ese problema físico de Carriço fue más sorprendente si cabe que el estreno de Carlos Fernández. Gameiro al campo para jugárselo el todo por el todo y que Rakitic sacara fuerzas de donde ya no las tenía para ayudar a Cristóforo en el doble pivote. Se vuelve a la teoría y ya hasta se puede hablar de temeridad plantear el final del encuentro, con el cansancio acumulado por el partido ante el Maribor, con tantos delanteros sobre el campo. Porque Bacca, Carlos Fernández y Gameiro son delanteros sin discusión ninguna y tampoco están muy acostumbrados a vaciarse a la hora de echar una mano en las tareas defensivas.

Con semejante propuesta, sin embargo, Emery iba a hallar un premio tal vez inesperado incluso para él mismo, pero que cabe ubicarlo en su haber a la hora de los análisis globales. Una contra muy bien sacada pasó por Figueiras, ayer interior y no lateral, el portugués desbordó con su primera arrancada algunas líneas realistas y después le cedió la pelota a Gameiro para que éste volviera a demostrar que no tiene un fútbol preciosista pero sí una extraordinaria capacidad para buscar la portería contraria. Un leve giro hacia dentro del francés descolocó a los centrales donostiarras y Gameiro, gracias a su velocidad, ya estaba delante de Claudio Bravo. El primer disparo, forzado, topó con el cuerpo del guardameta, pero esta vez la fortuna había elegido al Sevilla como su destinatario. Balón muerte y botando incluso para que Gameiro marcara a puerta vacía.

El Sevilla había conseguido ponerse por delante y se acarcaba a la adicción de todo el botín en juego a su casillero clasificatorio. Cabían dudas incluso de si sería capaz de defender durante esos casi 20 minutos que quedaban con tantos delanteros en el campo. Pero sí, el fútbol es así de imprevisible y el Sevilla se hizo fuerte con tantos delanteros, mantuvo el balón suficientemente alejado de Beto como para que éste no pasara por ninguna situación de apuro y hasta fue capaz de lanzar nuevas contras con cierta calidad a través de Carlos Fernández, Figueiras, Bacca y Gameiro como destinatario final.

El triunfo, de cualquier manera, también premiaba a un buen planteamiento de Emery por mucho que en diferentes fases pareciera que éste racaneaba a la hora de mantener a sus peones en una zona de seguridad. El Sevilla fue capaz de mantener la portería a cero por tercera vez consecutiva en la Liga y eso no fue una casualidad.

Todos los hombres, hasta los delanteros, ayudaron en esas tareas más ingratas para que un equipo tan ofensivo como la Real Sociedad se quedara en un par de acercamientos realmente peligrosos. Y a partir de ahí, de mantener el cero en la portería propia, es como se consiguen los grandes triunfos. Basta con darle después un punto de osadía al equipo y que Gameiro enfile la portería con acierto. Con eso basta y sobra si atrás mantiene un equipo, en este caso el Sevilla, la solidez. Bien ejecutado el plan.

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