Hermosa semifinal y la confirmación de que el recién invitado a la fiesta del fútbol no es flor de un día, sino que encierra cuanto el fútbol te exige para ser alguien. Ganó el campeón, pero hay que ver cómo vendió de cara su piel Marruecos. Fue a través de un partido que se le puso en contra demasiado pronto, pero fue magnífico el fervor competitivo de un equipo que todavía tiene la posibilidad de llevarse el bronce de este Mundial.

No se había cumplido el minuto 5 cuando el partido se le ponía a Marruecos a contraestilo. Theo Hernández agarraba una volea que descabalaba todos los pronósticos. Nada de lo que se presagiaba iba a cumplirse, ya que Marruecos había basado su candidatura bajo la vieja conseja de blindar su meta a la vez que llevaba el partido a una longitud que rentabilizaba hasta conseguir pingües beneficios. O sea, que de lo dicho nada de nada y ahí que estaba Francia en su jugo.

Ese gol pudo verse acompañado por otro, ya que Giroud desaprovechaba una ocasión muy clara de batir nuevamente a Bono. Pasaba que Marruecos no se rinde así como así, por lo que el pleito entraba en una fase de igualdad en la que nadie era más que nadie. Ytambién pasó que cuando el juez azteca miraba el crono, una chilena de El Yamiq se estrellaba en la base de un poste de Lloris. Y con esas, todos al descanso con el convencimiento de que quedaban cosas por pasar.

En la reanudación se ve una imagen inédita de Marruecos, ya que aparca su filosofía conocida para exhibir un fútbol que no se le presumía. Lloris pasa bastantes apuros, pero todo se acaba en una genialidad de Mbappé que aprovecha el recién salido Kolo Muani para que la película se decante de lado francés. Una película ciertamente interesante que deja en muy buen lugar a la selección alauita y que coloca al campeón del mundo vigente en condiciones de revalidar título.