Ha pasado justo un mes desde que el Sevilla 14-15 inició su andadura. Casi apretaba más el calor que ahora, o sin el casi, seguro. Y en el campo principal de la ciudad deportiva un nutrido número de aficionados asistía sentado en las gradas a las primeras carreras de los profesionales blancos. Entonces parecía que Alberto Moreno tenía los días contados en Sevilla y las miradas iban dirigidas a la figura de Monchi, que no quitaba ojo a la primera sesión diseñada por el cuerpo técnico acompañado por el presidente, José Castro, y el vicepresidente, José María del Nido Carrasco.

Un mes más tarde, el Sevilla, al término de la segunda parte de la pretemporada con el regreso de la gira por Europa, llega a la recta final de la preparación para la Supercopa de Europa con muy buenas sensaciones, sobre todo por la imagen ofrecida en el último encuentro ante el Fenerbahçe turco en el estadio del Brondby. La cita de Cardiff está a ocho días y las ilusiones son máximas, pues la preparación ha ido según lo planificado por el cuerpo técnico y especial atención en los pasos a dar en la preparación física. Así, las esperanzas de poder sorprender al Real Madrid son muchas.

Por delante hay una semana, ya en Sevilla, que va a ser de mera afinación. El trabajo ha ido en progresión y la mayor parte está hecha. Emery ha visto cómo el grupo, con las altas y las bajas que se han producido y que todavía deben terminar de dar forma a la plantilla, ha captado la idea que quiere para la temporada que está a punto de comenzar y, sobre todo, en la puesta a punto para este partido. Y ese tipo de fútbol que el aficionado vio ante el Fenerbahçe en el último encuentro de la gira va encaminado específicamente a ese partido, a ese rival (el Real Madrid) y a la posibilidad de agrandar la historia del club con otro título europeo, lo que sería una inyección moral de cara al inicio de la competición en la Liga el día 23 en Nervión ante el Valencia.

El fútbol de espacios liderado por Denis Suárez, con la velocidad de Vitolo, de Aleix Vidal y de Iago Aspas, es una fórmula con la que el Sevilla puede sorprender a la defensa del Real Madrid y la verdad es que los movimientos fueron muy bien interpretados por el equipo el pasado sábado en Dinamarca.

Con la entrada en la dinámica del grupo esta semana de Carlos Bacca y, posiblemente, Kevin Gameiro, Emery afinará la preparación de un duelo para el que el Sevilla llega sin duda haciendo menos ruido que su rival pero mejor preparado. La cantidad de internacionales que tiene el Madrid y el hecho de que muchos de ellos se hayan incorporado hace apenas cuatro días por la disputa del Mundial juega a favor de los intereses del Sevilla, que además ha tenido una preparación mejor diseñada, en progresión y sin los peajes que un equipo paga cuando protagoniza una gira en otro continente, como el Madrid en Estados Unidos, con el fin de recaudar fondos y abrir mercado. Las sensaciones del equipo de Ancelotti en los amistosos que ha disputado no son precisamente buenas y ante todo eso, como una hormiguita, el Sevilla trabaja y trabaja confiando en su oportunidad.

Con la espera de uno o dos refuerzos aún para el centro del campo, el equipo de Emery regresó ayer de madrugada a Sevilla con todos los condicionantes para hacer algo grande en Cardiff. Y lo hizo con buen ambiente, excelentes vibraciones futbolísticas y un gran trabajo con sesiones dirigidas a llegar lo más fuerte posible al día 12 y aprovechar que el gigante, como pasa con todos los equipos grandes en esta época del año, aún no se ha erguido del todo.