Sporting | sevilla · la crónica

Imposible sin nada de gol

  • Incapacidad El Sevilla cayó frente al Sporting tras ofrecer una verdadera demostración de impotencia arriba Ventaja teórica Los hombres de Jiménez no supieron sacar provecho de jugar con uno más durante más de una hora de partido

La impotencia elevada al infinito. El Sevilla sufrió su segunda derrota consecutiva en el campeonato liguero por la sencilla razón de que fue incapaz de acercarse al gol siquiera, salvo en contadas ocasiones, frente a un Sporting que tuvo un futbolista menos desde Canella fuera expulsado en el minuto 28. Sí, como el pasado domingo frente al Racing, una hora entera con un futbolista más y los nervionenses no supieron entender jamás las circunstancias del juego. Al contrario, se obcecaron y su potencial ofensivo, en lugar de crecer, fue disminuyendo conforme avanzaba el cronómetro y Jiménez iba introduciendo en el campo a las piezas de ataque que se había reservado en el arranque.

Panorama preocupante, pues, en el torneo liguero. No se sabe si la causa estará en las distracciones con la Copa, que no debería servir como excusa para nada; en los esfuerzos físicos, que también podría alegarlos en su descargo el propio Sporting; o en esas lesiones que no cesan de martillear al conjunto sevillista. Sea una cosa o la otra, la única realidad tangible fue que el Sevilla volvió a perder como ya hiciera siete días antes frente al Racing de Santander en el Sánchez-Pizjuán. Y lo hizo porque fue un equipo plano, incapaz de cambiar de guió en el transcurso del encuentro a pesar de que éste lo exigió tras ser expulsado Canella.

Pero no, el Sevilla, en lugar de reposar sus ideas y empezar a mover la pelota con celeridad para que el Sporting se sintiera cada vez más cansado e incapaz de cerrar los espacios, se dedicó a buscar un fútbol directo que no le beneficiaba para nada. Lógicamente, cuando un equipo se queda con un futbolista menos sobre la cancha se siente muchísimo más a gusto si puede acularse en torno a su guardameta. Eso fue lo que hizo el Sporting durante todo el segundo periodo del choque para demostrar que los blanquirrojos carecían de un plan B para atacar una defensa así.

Era un continuo quiero y no puedo, una verdadera demostración de impotencia que tal vez tuviera su génesis en el propio arranque del encuentro. Jiménez, en un planteamiento coherente de salida, había optado por refrescar a un equipo que estaba muy cansado después del esfuerzo del pasado jueves frente al Valencia. Crespo, David Prieto, Dragutinovic, Fazio, Chevantón y el propio Diego Capel, aunque éste jugó más de una hora entonces, entraban en el equipo titular en El Molinón, lo que suponía más de un cincuenta por ciento respecto a los diez futbolistas de campo. La idea, a la vista de la disposición de los peones, era proteger el centro del campo con Fazio, Duscher y Romaric para que Jesús Navas, Chevantón y Diego Capel tuvieran toda la libertad arriba. Algo parecido a un sistema de juego entre el 1-4-1-4-1 y el 1-4-3-3 más clásico. Sobre la pizarra no estaba mal, pero el funcionamiento dentro del campo no fue tan perfecto debido, principalmente, a que los delanteros no supieron entender bien sus roles y dejaron sin referencias arriba al resto del equipo. Ni Chevantón bajaba los balones para desahogar a los defensas y permitir que llegaran sus compañeros en ayuda, ni los extremos se metían hacia dentro para sorprender y crear superioridad en esa zona.

El Sporting, en cambio, sí iba a tener una salida briosa y hasta se encontró con un penalti regalado, a medias, por Escudé y por las ganas de sancionarlo por parte de Megía Dávila. Palop realizó un verdadero paradón a Bilic, pero ni siquiera eso sirvió para que sus compañeros llegaran a enardecerse y que buscaran el triunfo a partir de ahí. No fue así, entre otras cosas, porque los locales ponían más velocidad y sí le buscaban las espaldas a los hombres de Jiménez. Tanto que la hallaron en ese gol de cabeza del bajito Diego Castro en clara colaboración con un desubicado Crespo.

Mal comenzaba la cosa, evidentemente, pero restaba tanto tiempo por delante que nada era definitivo a esas alturas del partido. Menos lo iba a ser encima cuando Megía Dávila le enseña el camino de los vestuarios a Canella tras una aparatosa entrada a Diego Capel en una zona de nadie. El Sevilla, como frente al Racing, volvía a quedarse con un futbolista más sobre el campo y eso, en teoría, debía beneficiarlo. En absoluto fue así y ya resulta curioso que frente al Deportivo, en las circunstancias contrarias, sí mejorara el conjunto de Jiménez y en estas dos ocasiones se haya visto a un grupo de futbolistas absolutamente incapaz de manejar una situación tan favorable.

El Sevilla iba a tener su mejor oportunidad para igualar antes del intermedio, pero Chevantón no fue capaz de aprovecharla después de haberlo hecho todo bien hasta el momento culminante del disparo. Tras el intermedio, Jiménez apeló a Kanoute como salvador de aquello, pero el francés es humano y no siempre es capaz de hacer magia cuando se apela a él.

Al contrario, los nervionenses cada vez parecieron más atascados, incapaces de tener la cabeza fría y ordenar las ideas. Cierto que se acercaron a Lafuente y que éste pareció mejor de lo que ha sido nunca desde que es guardameta profesional, pero la manera de atacar era tan atropellada y, a veces, rudimentaria que cada vez parecía más imposible que llegaran las tablas. El Sevilla cayó por segunda vez consecutiva y lo hizo por su incapacidad absoluta para llegar a la zona de gol con ventaja.

1 - Sporting de Gijón: Lafuente, Sastre, Iván Hernández, Gerard, Canella, Michel, Diego Camacho, Maldonado (Cámara, 34'), Carmelo (Matabuena, 82'), Diego Castro y Bilic (Barral, 63').

0 - Sevilla: Palop, Crespo, Prieto, Escudé, Dragutinovic, Navas, Duscher (Renato, 67'), Fazio, Capel, Romaric (Kanoute, 46') y Chevantón (Acosta, 58').

Gol: 1-0 (16') Diego Castro.

Árbitro: Megía Dávila. Expulsó con roja directa a Canella (28') y al borde del final simultáneamente a Preciado y a su segundo Iñaki Tejada por una protesta estando ambos ya advertidos y mostró tarjeta amarilla a Camacho (6'), Navarro (34'), Carmelo (52')

Incidencias: Partido de la vigésima primera jornada de la Liga disputado en el estadio de Molinón. Unos 25.000 espectadores.

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