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Inquietante compás de espera

  • El futuro de Jiménez, al que la cúpula ya le mide sus palabras, pende de la reacción de un equipo que lleva seis partidos sin ganar

La herida producida por el CSKA sigue abierta, con una importante hemorragia que aumentó la noche del sábado en el estreno del Sevilla en el estadio Cornellà-El Prat. Y el cirujano principal no atina, de momento, a suturar la herida. No hace ni falta decir que Jiménez está en el peor momento de su trayectoria. Pero sí hay que poner el acento que su situación puede tener un final abrupto a menos que su equipo protagonice una urgente reacción. Porque a lo meramente anímico, aspecto en el que tanto plantilla como cuerpo técnico están muy tocados, se une lo estrictamente numérico: la Champions empieza a peligrar de veras después de que el Sevilla esté atravesando su peor racha de resultados con Jiménez.

Un mes entero lleva sin ganar el Sevilla, desde la última vez que lo hizo, el 20 de febrero, al imponerse con carácter en Mallorca. Un mes después parece que no queda nada de las señas de identidad que tenía este grupo, que siempre fue capaz de reaccionar en los peores momentos. Desde entonces, el Sevilla encadena tres empates (Moscú y Athletic y Deportivo en casa) y tres derrotas (en el Bernabéu, ante el CSKA en Nervión y en la nueva casa del Espanyol). Jamás hasta ahora el equipo de Jiménez había estado tanto tiempo sin ganar y ello obedece a muchos factores, entre los que hay que destacar la falta de confianza de un equipo que parece con el encefalograma plano.

A reaccionar ya

Jiménez ha salido de otros atolladeros con buen pie. Por ejemplo, solucionó la sangría ocasionada por la eliminación de la Champions en 2008, ante el Fenerbahçe, venciendo al Levante (2-1). Aquel curso, el equipo tuvo un gran final de temporada que casi lo mete en la Champions. El ejercicio pasado también protagonizó su equipo una pésima racha, durante el mes de abril, con cuatro derrotas consecutivas, ante Getafe, en el Camp Nou, en Mestalla y ante el Madrid de Juande, que fue la primera vez que el sevillismo se manifestó gritando el "Jiménez, vete ya". Pero en aquel momento también reaccionó el equipo ganando en Villarreal por 0-2 pese a que el partido se puso feo por la expulsión de Konko. Antes, también reaccionó el Sevilla con victoria sobre el Almería en casa (2-1) tras la eliminación copera en San Mamés.

Ahora, sin embargo, hay un inquietante compás de espera sobre cuándo y cómo reaccionará el Sevilla. De no hacerlo de forma inmediata, José María del Nido podría tener que zanjar la herida haciendo algo que nunca ha hecho hasta ahora, que es destituir a un entrenador en mitad de una temporada. Porque detrás de la actual situación anímica y clasificatoria en la Liga, pesa como una losa en contra de Jiménez la sensación de que el nivel de juego actual y la nula capacidad de reacción del equipo no invitan a afrontar con optimismo la final de la Copa del Rey, si esto no cambia de forma radical.

Pecados de palabra

A todo ello hay que unir las desafortunadas comparecencias que ha tenido Jiménez últimamente ante la prensa, aunque en la moderna sala del Cornellà-El Prat sí mantuvo la templanza y la serenidad. Sin embargo y pese a las disculpas públicas posteriores, las palabras después de la derrota con el CSKA, cuando se enfrentó con varios periodistas delante del director general del club, José María Cruz, que bajó a escuchar su rueda de prensa, ya sentaron mal en una cúpula que se desplazó casi íntegra a Barcelona, adonde acudieron Del Nido junto con sus dos subdirectores generales, Manuel Vizcaíno y Monchi. Los dirigentes ya miden las palabras de Jiménez, más aún después del críptico mensaje que envió en la previa del partido: "Ya tengo tomada una decisión", dijo sobre su futuro, y dio pie a múltiples interpretaciones: "A partir del 30 de junio, yo tengo mi perspectiva, tengo mi idea, quiero perseguir logros más grandes y tendremos que hablar de muchas cosas. Si los resultados no se dan, está claro que no voy a seguir, y si se dan, eso no garantiza que vaya a quedarme ni que me vaya a ir". Y esto no ha sentado bien al consejo, que siempre ha tratado con mucho tacto todo lo referente a su continuidad. Pero si él mismo se abre la puerta de salida...

El mal de la medular

En lo estrictamente deportivo, ante el Espanyol reapareció el mal de fondo de la medular, algo en lo que ya parece más que evidente que ha fallado la planificación. Está claro que influyen muchos factores, como que Luis Fabiano no sale de una lesión cuando cae en otra, y como la edad de Kanoute y Renato, que no están actualmente en condiciones de afrontar tres partidos en siete días, como ha hecho el brasileño. Pero Jiménez se encuentra en la tesitura de que es el único jugador que parece capaz de llevar el juego del equipo, ya que Romaric no cuenta por sus continuas faltas de disciplina, pese a los mimos que le ha dado el arahalense.

Sin razón física, más allá de que parece que ha vuelto a poner peso, el marfileño ha sido excluido de las últimas convocatorias desde que fuera expulsado ante el Athletic y se enfrentara con un sector del público. Duscher volvió a demostrar que no puede llevar el peso de la creación. Y el recurso otrora salvador de Fazio en el eje no se le aparece a Jiménez como la solución. El argentino volvió al medio centro en el Bernabéu en un experimento prometedor si enfrente no hubiera estado un Madrid hambriento. Y podría ser una respuesta válida en otros escenarios, porque el Renato de ahora mismo no tiene fondo.

Y como a perro flaco todo se le vuelven pulgas, ahora se ha lesionado Jesús Navas, referente principalísimo. Pero, con el palaciego o sin él, el Sevilla no tiene otro remedio que reaccionar de forma urgente en una semana clave, ante el Xerez en casa y en Villarreal. Este equipo ya se levantó en otras ocasiones y es el momento de que Jiménez también aparque su futuro, los debates y las críticas y se centre en sacar la capacidad de reacción que demostró otras veces. Aún hay tiempo y en el fútbol lo que un semana es negro, otra es blanco.

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