Ernie Els hizo bien su trabajo (68 golpes) en la ronda final del Abierto Británico y el australiano Adam Scott tiró por la borda el suyo en los últimos cuatro hoyos (sendos bogeys) en Royal Lytham (Blackpool), por lo que el sudafricano se llevó la Jarra de Clarete, la segunda de su carrera después de 10 años, y el cuarto torneo de Grand Slam en su palmarés.

El colapso de Scott, de 32 años, en el tramo final engrosará los vídeos de infortunios en las rectas finales de los grandes torneos. El aussie afrontó la ronda decisiva con un liderato holgado (4 golpes de ventaja) y manejó aceptablemente la presión hasta que pisó el tee del 15. Allí comenzó a cavar su tumba. Scott, que buscaba su primer título de Grand Slam, encadenó error tras error y los bogeys se fueron sumando en la tarjeta.

Entre tanta fatalidad, le llegó a Scott un último balón de oxígeno. Alcanzó el green del 18 y se dejó un putt de algo más de dos metros para embocar y, como mal menor, meterse en el desempate frente a Ernie Els. Éste, de 42 años, esperaba mientras un desenlace favorable practicando con el putting green. El campeón de 2002 y de dos US Open (1994 y 1997) charlaba distendidamente con su entrenador, a la vez que su caddie revisaba los palos. Scott miró su putt, la línea por donde la bola debía rodar. Golpeó pero ni rozó el agujero. Els ya era el campeón.

El sudafricano, el golfista que batió un récord en el ranking mundial (estuvo 788 semanas incrustado en el Top 10) se convirtió en el decimosexto jugador distinto en ganar los últimos 16 torneos de Grand Slam, desde el título conquistado por el irlandés Padraig Harrington en agosto de 2008 (PGA).

Scott, en cambio, pasará al glosario de catástrofes, que refrescó la más reciente que dejó a Rory McIlroy sin el Masters de 2011. Tiger Woods, Brandt Snedeker y Graeme McDowell fundieron antes sus opciones, mientras que Miguel Angel Jiménez dio una alegría al ser noveno tras una excelente ronda de 67 golpes (-3).